Kiko Rivera ha cambiado. Alejado del mundo de las juergas y el famoseo, el hijo de Isabel Pantoja se perfila como una persona radicalmente distinta al Paquirrín fiestero, enganchado a las drogas y descerebrado que conocimos durante años. Centrado en su carrera musical ("dj" y cantante) y tras superar serios problemas de salud, el marido de Irene Rosales fue el protagonista del pódcast ‘The Wild Project’. Allí, durante más de tres horas y sin cobrar un euro, se sinceró sobre sus adicciones, la nula relación con su madre y su hermana, su amor por su mujer y sus tres hijos y otros episodios de su vida. Un Kiko cálido, divertido y cercano, que está decidido a romper con todas las toxicidades de su vida. Una de ellas, según explicó, es la relación con su madre. La tonadillera y su hijo no se hablan ni tienen ningún tipo de contacto desde el pasado julio.Ese mes, justo después de la presentación en Madrid de su último trabajo, ‘El mambo’, Kiko empezó a sentirse mal y, a su vuelta a Sevilla, se fue directo al hospital. Allí le dijeron que era un "problema grave", quizás una angina de pecho, que le harían un cateterismo para confirmarlo.