Miguel Ángel Muñoz: el gran apoyo de su madre tras serle amputada una pierna
En pleno duelo por la muerte de su querida Tata, el actor afronta otro revés a causa de los serios problemas de salud de su progenitora
Un centro especializado para su madre, Cristina Blanco
Su madre, Cristina Blanco.
Fuentes cercanas al actor han explicado que, a pesar de que Cristina Blanco ha recibido tratamientos muy específicos para lograr una sanación óptima y que se le pudiera colocar una prótesis, de momento esta opción no será posible.
Por eso, Miguel Ángel Muñoz ha buscado un centro especializado en tratar casos como los de su madre, para que "la cuiden" cuando reciba el alta hospitalaria. "Él, por su trabajo como actor, lo tiene difícil para atenderla y no puede acompañarla las 24 horas del día", han explicado esas mismas fuentes, antes de añadir que el ganador de la primera edición de ‘MasterChef Celebrity’ ha estado todo este tiempo pendiente de su progenitora, a la que ha ido a ver casi todos los días al hospital.
Y eso que está aún sumido en el proceso de duelo por la muerte de Luisa Cantero, su tía bisabuela y la mujer que lo crió desde que tenía 3 años y con la que hizo la película ‘100 días con la Tata’, que está inspirada en los mejores momentos que los dos pasaron juntos durante la pandemia.
Miguel Ángel Muñoz echa mucho de menos a la Tata
Al actor le está costando seguir adelante sin la tata.
Miguel Ángel Muñoz, de 40 años, ha reconocido estar "muy tocado" por esa pérdida y que le cuesta salir adelante. Lo dejó claro en su Instagram con motivo del que habría sido 99º cumpleaños de la tata. "Se me hace tan difícil la vida sin ti...", escribió Miguel Ángel Muñoz.
A pesar de la pena que le ha dejado esa ausencia y de lo que echa de manos a la mujer que le cuidó desde que era un niño, Miguel Ángel Muñoz ha sabido encontrar fuerzas para estar al lado de su madre durante toda su hospitalización, aunque no es la primera vez que Cristina Blanco es una fuente de preocupación para su hijo.
Cristina, con Rocío Carrasco y su ex;
Cristina Blanco, que colaboró en programas como ‘Con T de tarde’ y en medios como tu revista Pronto, donde tenía una sección semanal, fue conocida en los 90 y principios de los 2000 como la vidente de los famosos, ya que tenía entre sus clientes y amigos a Belén Esteban, María Teresa Campos, Lara Dibildos y Rocío Carrasco.
Cuando colaboraba con nuestra revista.
Entonces, estaba felizmente casada, todavía, con Miguel Ángel Muñoz Martínez, el padre de Miguel Ángel, con el que adoptó a dos niñas, Gabriela y Mabila, y era imprescindible en cualquier photocall que se preciara.
Miguel Ángel, de niño, con su madre, que lo tuvo con 19 años.
Pero, en el 2007, cuando la carrera de su hijo ya había despegado, fue acusada de robar en un hotel de Málaga tarjetas de crédito y teléfonos móviles. Por ello, fue condenada a 16 meses de cárcel, que no tuvo que cumplir al no tener antecedentes penales. Poco después, cuando ya no acudía a los platós, algunos programas la acusaron de inventarse noticias, como que Belén Esteban estaba saliendo con su hijo.
Tras su separación le diagnosticaron trastorno bipolar
El actor y sus padres.
Esa debacle, unida a su separación matrimonial, fue demasiado para Cristina Blanco, que cayó en una depresión, que la llevó a ingresar en la Clínica López Ibor, donde le diagnosticaron trastorno bipolar. Y, una vez más, ahí estuvo su hijo, que ha reconocido que vivió "con dificultad" lo que le pasó a su madre, aunque también sintió "muchas ganas de cuidarla".
"Mi madre me dio una lección de humildad"
En 2017
Desde su depresión y sus problemas con la justicia, Cristina Blanco se alejó del ojo público. "Mi madre me dio una lección de humildad. Decidió apartarse (se puso a trabajar en unos grandes almacenes) y quedarse en un segundo plano, para que a mí no tuvieran que preguntarme por ella cada vez que me tocaba promocionar el trabajo que hago. Y eso lo agradeceré siempre", dijo Miguel Ángel Muñoz en el 2017, en ‘Viajando con Chester’.
La capacidad del actor para cuidar a las personas que quiere, como hizo con la Tata, no tiene límite. Ni siquiera el dolor por esa ausencia le ha impedido ocuparse estas semanas de su madre, a la que, de niño, sólo veía en la tele y de quien habla poco. Está claro que Miguel Ángel Muñoz lleva escrito en su nombre su vocación: ser un ángel de la guarda. Aunque ello signifique olvidarse, a veces, de sí mismo y de sus tristezas.