Decidió dejar de ser un personaje público en 1985 y, desde entonces, Pepa Flores ha vivido de forma anónima. No rompió su retiro voluntario ni cuando, en el 2020, le concedieron el Goya de Honor ni ahora que en el Festival de Málaga se ha estrenado el documental ‘Marisol, llámame Pepa’, que ahonda en la persona que hay más allá de la artista.