Francia Márquez, la mujer que pasó de limpiar casas a la vicepresidencia de Colombia
Descendiente de esclavos africanos, madre soltera y activista desde los 15 años, ha recibido amenazas de muerte y, a pesar de ello, su compromiso político y social no ha dejado de crecer en busca de un país más justo
Atesora en su memoria días y noches de su infancia jugando y pescando a orillas del río Ovejas, en su pueblo, antes de que la explotación minera convirtiera esa zona en un lugar de aguas contaminadas y peces envenenados. Francia Márquez era muy joven cuando fue consciente de la necesidad de defender ese territorio, el de su nostalgia, y de luchar por la libertad y la justicia social.
Eso es lo que sigue haciendo hoy, a los 40 años, esta mujer que ha dado un paso más y se ha postulado para ser la primera vicepresidenta negra de Colombia. Dice que, de niña, quería ser blanca y soñaba con ser actriz, bailarina o antropóloga, para estudiar las raíces africanas que impregnan su historia.
Madre soltera de dos hijos
Pero las circunstancias de su existencia la llevaron por otros caminos. A la precaria situación económica de su familia, se le unió el hecho de quedarse embarazada con 16 años de un hombre que, en cuanto se enteró de su estado, puso pies en polvorosa.
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Así que Francia tuvo que trabajar en la minería y ponerse a limpiar casas para subsistir. Y no sólo hizo eso. En cuanto dio a luz, se matriculó en la universidad de Derecho. "Tardé siete años en hacer la carrera, no porque no fuera capaz, sino porque no tenía recursos", cuenta, antes de añadir que había días en los que ni comía. No se rindió, como tampoco lo hizo cuando tuvo, con 20 años, a su segundo hijo soltera.
Francia siguió adelante como líder comunitaria y activista, repitiendo el que continúa siendo su mantra: "El territorio es la vida, y la vida no se vende, se ama y se defiende". Fiel a esta idea, que es su verdad, Francia no se detiene, a pesar de que en el 2014 recibió las primeras amenazas de muerte que le obligaron a abandonar su pueblo.
Además, en el 2019 sufrió un atentado, después de conquistar el premio Goldman Environmental, que viene a ser el Nobel del medioambiente y se otorga a líderes que defienden y preservan los ecosistemas.
Ese reconocimiento le sirvió para meterse en la primera línea de la política y formar parte de la candidatura del progresista Gustavo Petro, para ser vicepresidenta. Y, como dice: "No voy a ser una figura decorativa, voy a cambiar el país".