Dani Alves le ha dicho a su mujer que no la quiere perder
La estrategia de la defensa del futbolista para sacarlo de la cárcel se complicaría si Joana Sanz pide el divorcio
La grave acusación que pesa sobre el futbolista no ha dinamitado la relación con su esposa, Joana.
En las primeras dos semanas que Dani Alves pasó en la cárcel por la presunta violación de una joven, una corta conversación telefónica fue su única comunicación con su esposa, Joana Sanz. Según adelantó 'El programa de Ana Rosa', en esa charla el futbolista le habría dicho a su mujer que la ama y no quiere perderla.
Se podría enfrentar a una condena de hasta 12 años de cárcel
Esas palabras serían la respuesta a las intenciones de la modelo canaria de divorciarse, algo que según se publicó, habría comunicado a su marido a través de sus abogados, tras la negativa del ex del Barça a tener un vis a vis en prisión con ella.
Sin embargo, poco después de salir a la luz esta información, la modelo, que perdió a su madre a principio de año y se encuentra en pleno duelo, acudió a visitar a su todavía marido a prisión. "No le voy a dejar solo en el peor momento de su vida", aseguró a su salida del centro penitenciario.
Joana, con su madre, en un emotivo vídeo que compartió a través de sus redes sociales:
Es evidente que una separación no ayudaría al recurso de apelación que el letrado de Alves, Cristóbal Martell, ha presentado a la Audiencia de Barcelona contra el auto de prisión provisional sin fianza, basándose en el arraigo familiar, personal y por negocios que el ahora preso de Can Brians 2 tiene en Barcelona, donde lleva ocho años empadronado en la casa que posee en Esplugues de Llobregat. En el escrito, el abogado ha hecho referencia también a que hay parte de la grabación de las cámaras de seguridad que desmontaría las afirmaciones de la víctima.
A las tres versiones que el futbolista dio de lo sucedido en la discoteca Sutton ha añadido una cuarta: que tuvo sexo consentido con la joven, pero que lo negó por miedo a que esa infidelidad afectara a su matrimonio.
Por otra parte, el último equipo en que jugó, el Pumas, le reclama una indemnización de 5 millones de dólares y la marca Adidas rescindirá su contrato con él.
