Cómo hidratar la piel: cura de hidratación intensiva paso a paso
El otoño es una estación de transición en la que pasamos de los excesos del verano a los rigores del invierno. Con unos sencillos cuidados y fáciles pasos para hidratar la piel en profundidad, aprovecharás este impás para lucir una piel más suave, tersa y luminosa
Cuando llegan los primeros fríos y vamos acumulando capas y más capas de ropa sobre la piel, nos olvidamos de que nuestro cuerpo también necesita mimos. La calefacción, el agua caliente de la ducha y el frío la ponen a prueba.
4 consejos para hidratar la piel en profundidad
La piel se deshidrata por factores como el clima extremo, ambientes secos, y el uso de productos inadecuados que eliminan sus aceites naturales. Además, la falta de hidratación, el envejecimiento y hábitos de vida poco saludables, como una dieta desequilibrada o el estrés, también contribuyen a la pérdida de humedad, dejando la piel seca y vulnerable. Por esa razón, es importante seguir buenos hábitos de vida para evitar la piel seca. Sigue leyendo nuestros consejos para hacer una cura de hidratación intensiva para la piel.
El cuidado de la piel empieza en la ducha
El agua caliente debilita el manto hidrolipídico, una barrera de protección a base de proteínas y aceites naturales que la aísla del exterior (del frío, el viento, las fricciones, posibles infecciones, etc.) y evita, además, la pérdida de agua de la epidermis.
Vigila la temperatura. A medida que llega el frío, crece la tentación de subir la temperatura del agua. El problema es que las altas temperaturas ponen en peligro la integridad de esa barrera de hidratación de la piel, ya que provoca una inflamación que puede romper su estructura y arrastrar sus aceites naturales, los compuestos encargados de retener el agua y evitar la sequedad. Lo ideal, por tanto, es que esté a una temperatura algo superior a la nuestra corporal, entre 37 y 39º C.
Un buen gel de baño. Busca formulaciones suaves que protejan y respeten el pH natural de la piel, que está en torno a 5,4. Si el jabón es agresivo, se llevará por delante todo el manto hidrolipídico, por lo que deberá volver a formarse. Recuerda que la calidad y el nivel de sensibilidad de la piel dependen de la buena salud de esa capa protectora.
Acondicionador corporal. Este novedoso producto, que se aplica tras el gel, calma y reconforta la piel. El procedimiento es simple: aplicar, aclarar y disfrutar de una piel nutrida y suave. Incorporarlo a nuestras rutinas de limpieza – mientras dejas actuar el acondicionador capilar, por ejemplo– es un acierto absoluto si el agua de la zona donde vives tiene mucha cal. Al regenerar eficazmente la barrera de la piel sin dejar sensación grasa, es ideal entre aquellas mujeres a las que les molesta el acabado de las cremas hidratantes. Saldrás de la ducha con la piel extrasuave y lista para vestirte.
A salvo de los cambios de temperatura
El paso del calor del hogar al frío del exterior es otro de los factores que debilitan el manto hidrolipídico del que hablábamos antes, provocando deshidratación, tirantez y rojeces. Toca reforzar ese escudo de protección natural.
Tu apuesta. Las cremas con ácido láctico, urea, probióticos o niacinamida son ideales a la hora de restaurar el equilibrio de la piel, retener el agua y restablecer el nivel óptimo de hidratación.
Un plus de nutrición. Si tienes la piel muy seca, agradecerá la presencia de compuestos grasos como los Omega 3, la manteca de karité, el aceite de argán, de aguacate, de coco, etc. También puedes ofrecerle un extra de hidratación utilizando un aceite corporal. lee más sobre los beneficios de los aceites corporales.
Piel sublime: renovada y luminosa
El frío y los ambientes secos de la calefacción contraen los vasos sanguíneos, ralentizando la circulación. ¿Resultado? La piel se deshidrata más fácilmente y se regenera a menor velocidad.
Renovación celular. Dos veces al mes, exfolia la piel de todo el cuerpo añadiendo azúcar o harina de avena al gel del baño. Este simple gesto elimina las células muertas, alisa la piel y multiplica el nivel de penetración de las lociones que emplees.
Masaje revitalizante. Aplica la crema corporal con un vigoroso masaje ascendente. En zonas que requieran un mayor aporte de hidratación, como manos pies, codos y rodillas, emplea una crema reparadora que hidrate en profundidad. Extiende una gruesa capa de producto y masajea hasta su total absorción con movimientos circulares.
Manual para perezosas
PEQUEÑOS PASOS. Empieza por ponerte la crema hidratante en una zona concreta como las piernas. Es el área más propensa a la sequedad y te dará mucho gusto ver los avances.
ACIERTA CON LA TEXTURA. Hay una loción para cada tipo de mujer: untuosas, en textura gel, mousse, espray, aceites corporales de tacto seco, lociones con perfume o sin él... Si, por la razón que sea, la crema que usas no te resulta apetecible, la dejarás de utilizar.
SIN GRANDES INVERSIONES. Hay cremas de buena calidad a bajo precio. En un primer momento, no hagas una gran inversión porque los productos más caros suelen generar mayores expectativas.
DOS EN UNO. Tal vez no te motiva hidratar la piel, pero sí estás dispuesta a dedicar cinco minutos a esta labor si la crema aporta un plus: es tensora, anticelulítica, quemagrasas, antiestrías, etc.