Esta semana, y con motivo del 81º cumpleaños de Juan Carlos I, nuestro colaborador, Jaime Peñafiel, nos habla del curioso nacimiento de un rey ochomesino... y «feo, feo», que es como le definió su madre, María de las Mercedes, al verlo por primera vez.
Juan Carlos de Borbón nació, al igual que sus hermanas, en el exilio italiano de Roma un mes antes de lo previsto. Precisamente, a causa de este adelanto, su padre, Juan de Borbón, no estaba en casa, sino de cacería, cuando su esposa dio a luz.
Aquello dio lugar a una divertidísima anécdota. Y es que, según cuenta el escritor británico Paul Preston, «Alfonso XIII, que había llegado antes que su hijo a la clínica, le gastó una broma, recibiendo a don Juan con un bebé chino en los brazos, hijo de una secretaria de la embajada china, nacido en la habitación contigua. El conde de Barcelona supo de inmediato que ese no era su hijo, pero, cuando vio al suyo, confesó posteriormente que, por un instante, casi habría preferido al bebé chino».
En eso coincidían marido y mujer, porque, tal y como explica Peñafiel, «a doña María de las Mercedes, a diferencia de otras mujeres recién paridas, no le pareció precisamente que su bebé fuera la criatura más bonita del mundo». Siempre decía, sonriendo, que «el pobre nació ochomesino y tenía los ojos saltones. Era feo, feo, ¡como un dolor! ¡Era horrible! Menos mal que enseguida se arregló».
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