Letizia, desolada tras la muerte de su abuela, Menchu Álvarez
Menchu Álvarez del Valle, que falleció en Asturias el pasado 27 de julio, fue la gran amiga, cómplice y maestra de la Reina
Fue algo más que su abuela paterna. Menchu Álvarez Del Valle fue su maestra en lo profesional y su amiga y confidente en lo personal. Doña Letizia estuvo siempre muy unida a esta experiodista radiofónica que le enseñó, con su ejemplo, a amar el oficio del periodismo. Estuvieron siempre tan cercanas que seguramente la Reina tuvo que hacer un gran esfuerzo hace unos días cuando, tras morir en su casa de Sardeu, Ribadesella, a los 93 años, supo que su abuela dejó dispuesto que quería un último adiós en la más estricta intimidad.
Un funeral breve para recibir sepultura luego en el cementerio del pueblo asturiano donde también está enterrado su marido, José Luis Álvarez, y su hija Cristina. Allí quería descansar esta mujer simpática, inteligente y siempre sonriente, que discreta, no quería que su último adiós se convirtiera en un circo mediático. Y sabía que si acudía su nieta, eso es lo que sería. Así que, desolada por la pérdida de una mujer que ha sido uno de sus grandes referentes en la vida, la soberana se quedó en el palacio de la Zarzuela con sus dos hijas, Leonor y Sofía, ya que don Felipe se encontraba esos días en visita oficial a Perú para la toma del nuevo presidente, Pedro Castillo.
Menchu Álvarez del Valle, amor antes que vocación
La tierra que desde hace unos días acoge los restos mortales de Menchu es asturiana, pero María del Carmen Álvarez Del Valle nació el 16 de enero de 1928 en Santander (Cantabria). Se trasladó con su familia a Avilés, donde, gracias a su hermosa voz y a su carácter rompedor para la época, empezó a trabajar con sólo 19 años en una emisora de radio. Y se enamoró tanto de las ondas como de José Luis, el hombre con el que se casó en 1940 y tuvo tres hijos: Jesús, Henar y Cristina.
Menchu transmitió su vocación profesional a su primogénito, pero también a la mayor de sus nietas, Letizia, una niña que pasaba muchas tardes en el estudio de radio viendo cómo su abuela hablaba ante el micrófono. Y allí seguramente nació el amor de la Reina por el periodismo, la profesión que ejerció con éxito hasta que renunció a ella por el amor de un príncipe. Algo parecido le había sucedido a su abuela que, según le explicó, renunció a un contrato millonario para hacer radio en Venezuela para quedarse en Asturias con su marido y sus hijos. Una historia muy parecida en dos mujeres que tenían muchas cosas en común.
Falleció sin conocer a su quinto bisnieto, hijo de Telma
Menchu fue uno de los mayores apoyos de Letizia desde el momento en que supo que se había enamorado del futuro rey de España. Siempre estuvo a su lado y siempre tuvo en ella a una extraordinaria confidente, capaz de entender las enormes renuncias que iba a tener que hacer doña Letizia. Siempre sonriente y locuaz, Menchu estuvo siempre en los momentos importantes de la vida de la reina y del rey Felipe, porque ella sentía veneración por una persona a la que definía como “inteligente, encantador y totalmente volcado en sus hijas”.
Menchu también estuvo presente en los momentos malos que, en estos años, han sido unos cuantos. Se marcha de este mundo sin haber conocido al que será su quinto bisnieto, el segundo hijo de Telma, que nunca podrá llamarle abuelita.