Carolina de Mónaco: así es su día a día, volcada en sus nietos
A sus 66 años, Carolina de Mónaco es una feliz abuela de siete nietos a los que adora, y con los que pasa todo el tiempo que puede
Carolina de Mónaco siempre ha sido uno de los pilares fundamentales de los Grimaldi: siempre regia y entregada al protocolo real, la mayor de los hijos de Rainiero y Grace Kelly ha sido siempre una especie de "pegamento familiar".
Esa fuerte vocación por dar imagen de familia unida se la ha sabido también inculcar a sus hijos: Andrea, Carlota y Pierre, de su matrimonio con Stefano Casiraghi, y Alexandra, de su unión con Ernesto de Hannover, de quien aún no se ha divorciado legalmente pese a llevar años haciendo vidas separadas.
Alexandra, de 22 años, aún no ha tenido descendencia, pero sus tres hijos mayores han convertido a Carolina de Mónaco en abuela hasta en siete ocasiones, y entre los tres suman seis chicos y una chica, de entre 10 y 4 años.
Tener nietos ha cambiado la vida de Carolina de Mónaco que, a sus 66 años, es una entregada abuela que lo pasa en grande con los pequeños.
Carolina de Mónaco: así son sus siete nietos
El primero de los hijos de Carolina de Mónaco, Andrea Casiraghi, fue también el primero en convertir a la princesa en abuela. Casado con Tatiana Santo Domingo, el joven tiene tres hijos: Sasha, India Julia y Maximilian Rainiero, de 10, 8 y 5 años respectivamente.
Carlota es también madre de dos niños: Raphaël, de 9 años, fruto de su relación con el marroquí Gad Elmaleh, y Balthazar, de 4, de su unión con Dimitri Rassam.
Pierre, por su parte, tiene dos hijos con la italiana Beatrice Borromeo: Stefano y Francesco, de 6 y 5 años.
Una feliz abuela que adora a sus nietos
Pese a la distancia que los separa, los siete primos Casiraghi tienen una relación muy cercana, y su abuela vive volcada en todos ellos.
Los hijos de Carolina de Mónaco no se prodigan mucho por los medios de comunicación, por lo que los pequeños están creciendo lejos de los focos con los que se criaron sus famosos padres, pero es en el Día Nacional de Mónaco donde, cada año, los vemos en el balcón y vamos viendo cómo crecen.
Cuando no están en actos oficiales, la princesa deja ver su lado más natural con todos ellos, y es habitual verla haciendo con ellos una de sus actividades favoritas: salir a navegar.