Las cinco claves para prevenir el Alzheimer
Aunque no se puede prevenir al 100%, hay medidas que pueden retrasar su aparición. Estas son las más eficaces
Hoy es el día Mundial del Alzheimer, una enfermedad que daña el cerebro de forma progresiva, por lo que afecta la memoria, las capacidades cognitivas y el comportamiento de la persona que la padece. Aunque cada vez se conocen mejor los mecanismos que influyen en su aparición, todavía no se sabe a ciencia cierta cuál es la verdadera causa que lo produce.
Su principal factor de riesgo es la edad, por lo que el aumento de la esperanza de vida en los países occidentales está muy relacionado con su elevada incidencia en los últimos años. Según datos de la Sociedad Española de Neurología (SEN), varios estudios demuestran que unos hábitos de vida saludables pueden reducir el riesgo de sufrir Alzheimer o, al menos, retrasar su aparición.
Hemos seleccionado estos cinco consejos que ayudan a la prevención del Alzheimer:
1. Seguir una dieta mediterránea
El cerebro, junto con el corazón, es el órgano que necesita más energía para su funcionamiento. Por esta razón, a la hora de prevenir dolencias como el Alzheimer, la alimentación tiene un papel fundamental. Según un reciente estudio, una dieta rica en antioxidantes estimula el nacimiento de nuevas neuronas, por lo que podría retrasar la aparición y evolución del Alzheimer. Los alimentos que los contienen en mayor cantidad son las bayas (fresas, frambuesas, arándanos...), las uvas, la manzana, la naranja, el brócoli, las espinacas, las acelgas, el tomate y las zanahorias, entre otros.
Por otro lado, según algunos estudios, los alimentos ricos en Omega 3, como el pescado azul, aceite de oliva y los frutos secos, aumentan la capacidad del siste-
ma inmunológico para eliminar las placas amiloides que se depositan en el cerebro de las personas con Alzheimer.
Las grasas saturadas reducen la irritación de la zona del cerebro relacionada con las capacidades cognitivas. Por esta razón, se aconseja sustituir las carnes rojas, los embutidos y los lácteos enteros por carnes de ave y de conejo, legumbres y lácteos descremados.
Por último, el consumo de harinas refinadas (pan blanco, bollería, pasta...) aumenta el nivel de insulina, una hormona que, en exceso, perjudica tanto la memoria como el aprendizaje. Es conveniente, por lo tanto, sustituir estos alimentos por sus versiones integrales.
2. Hacer ejercicio con regularidad
La actividad física oxigena el cerebro y favorece la circulación sanguínea en la zona, estabilizando y retrasando la aparición de estas dolencias, especialmente en personas mayores. El deporte, además, favorece las conexiones entre neuronas y su regeneración.
Eso sí, para beneficiarse de estos efectos, es necesario realizar ejercicio al menos tres veces a la semana, aunque lo preferible es hacerlo a diario. No debe tratarse de una actividad demasiado intensa, basta, por ejemplo, con caminar a buen paso.
3. Controlar el estrés
Las situaciones de tensión continuada afectan negativamente la buena salud del cerebro y desencadenan procesos degenerativos como el Alzheimer. Según recientes estudios, el estrés acelera la pérdida de neuronas en el hipocampo, la parte del cerebro más relacionada con la memoria. También la depresión puede actuar como desencadenante, ya que es una dolencia que provoca fallos de memoria.
La solución pasa por tomarse la vida con más tranquilidad. Si tu agenda está muy cargada, trata de aligerarla, ya que el exceso de actividades ralentiza tus capacidades cognitivas. Céntrate en aquello que es importante y dedica más tiempo a realizar actividades que te gusten y relajen, como pasear, ir al cine o practicar yoga o meditación.
4. Llevar una vida intelectualmente activa
Mantener tu mente en forma contribuirá a ralentizar la muerte de las neuronas y aumentar la conexión entre ellas. Cualquier actividad te ayudará a conseguirlo: leer y escribir, organizar tertulias con los amigos, resolver pasatiempos, etc.
Está comprobado que las personas que tienen mayor vida social son menos proclives a sufrir todo tipo de demencias. También hacer las cosas de manera diferente puede poner a prueba tu cerebro, ya que, para adaptarse a las novedades, debe realizar un esfuerzo extra. Además, mantener una actitud optimista ayuda a mantener el cerebro a pleno rendimiento y disfrutar con todo aquello que hacemos.
5. Tener un buen control de las enfermedades
Hay una serie de dolencias que, si no están bien controladas, aumentan el riesgo de sufrir demencias y otros problemas neuronales. Se trata, principalmente, de la hipertensión, la diabetes y el colesterol. Por esta razón, es muy importante diagnosticarlas a tiempo y, en el caso de padecerlas, tratarlas para que no vayan a más. Otros factores que influyen negativamente son el sobrepeso, el tabaquismo y el alcohol.