Dioni de Camela, tiene un hijo con autismo al que no quiere conocer

Presume de ser un buen padre en las redes sociales, pero se le olvida que, en un pueblo cercano a Madrid, vive un joven de 30 años, Daniel, al que la Justicia reconoció como hijo suyo y al que ignora desde siempre. Eso es lo que nos cuenta Gema Moreno, que nos abre su corazón y para desvelar datos que nos descubren la cara más oscura de Dionisio Martín Lobato, componente del dúo Camela.

“Yo tenía 16 años recién cumplidos y él 20. Dioni, nunca mejor dicho, empezó a camelarme, me juró que no tenía novia y le creí. Estuvimos juntos nueve meses y me quedé embarazada. Cuando se lo dije me respondió que no se lo contara a nadie. Se desentendió totalmente de mí y del nacimiento de nuestro hijo. Me dejó tirada e incluso amenazó con difundir que me había acostado con todos los chicos del barrio… Me dio mucho miedo. Intenté seguir haciendo mi vida, pero mi madre se dio cuenta de que me ocurría algo. Fuimos al médico y ya estaba embarazada de siete meses y medio”, nos explica.

"Dioni se reía de mí. Era una provocación continua"

PRONTO: ¿Cómo te sentiste todos esos años ante una situación así?

GEMA MORENO: Fue difícil asimilarlo. Vi a mis padres sufrir mucho, yo estaba traumatizada, y Dioni se reía de mí. Aparcaba su coche delante del parque en el que yo llevaba a pasear al niño. Era una provocación continua.

Puso una demanda de paternidad en 1999

P.: ¿Quién os mantuvo esos primeros años?

G. M.: Mis padres, y hasta no hace mucho. A Dani le diagnosticaron una discapacidad cuando tenía 3 años, es autista, y durante mucho tiempo tenía que llevarle, de lunes a viernes, al Hospital del Niño Jesús. Y el padre, desaparecido y sin demostrar el menor interés por nuestro hijo. Daniel necesita terapia y yo llevo toda la vida medicada, por mis depresiones y mis ataques de ansiedad.

P.: ¿No reaccionó cuando le llegó la notificación?

G. M.: Me llamó muy nervioso. Al final se hizo las pruebas de ADN, quizás porque esperaba que salieran negativas. Pero sucedió todo lo contrario. Le sentenciaron a pasar una pensión, que no pagaba siempre y tuve que denunciarle en varias ocasiones. Tengo todos los documentos que demuestran lo que te estoy contando.

P.: ¿Sigues teniendo miedo?

G. M.: Ya no. Llevo toda la vida sufriendo, y el miedo se quedó en el camino. Han sido años de tratamiento psicológico y necesitaba dar este paso, contar toda la verdad.

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