Kiko Rivera: así vive ahora tras las secuelas de su ictus
Una parálisis facial parcial y dificultad para moverse son dos de las secuelas que el "dj" va a tener que superar
La vida o los dioses o los hados del destino le han mandado ya varios avisos. A los 38 años, su salud ha tenido que superar episodios de gota, ser diagnosticado con diabetes, depresión, adicciones... Y, hasta ahora, ha salido adelante. Pero esta vez ha sido diferente y el ictus que le obligó a ingresar el pasado 21 de octubre en el sevillano hospital Virgen del Rocío no sólo le ha dejado secuelas físicas, sino también emocionales, al tener la certeza, de golpe, de que la vida es corta.
"El día 20, éste que está aquí ha vuelto a nacer; la vida me ha dado una segunda oportunidad y no pienso desaprovecharla", escribió en sus redes sociales, consciente de la fragilidad que nos envuelve. "Pensé que no salía de ésta, mi vida no volverá a ser la misma. Abrazar a mis hijos es lo que más deseo en este mundo", aseguró el joven, como si nos anunciara un plan de enmienda.
Después de pasar tres días ingresado, Kiko recibía el alta hospitalaria y, aunque salió por su propio pie del centro, según el programa "Fiesta", al hijo de Isabel Pantoja le ha quedado una parálisis facial parcial (lo que explicaría que usara una mascarilla y que en sus últimas publicaciones de Instagram no haya mostrado su rostro) y precisa ayuda para realizar actividades de la vida diaria, como andar, asearse o comer. Por ello, Antonio Rossi, en "El programa de Ana Rosa", señaló que "va a necesitar rehabilitación para recuperar la completa movilidad del cuerpo".
Ha dejado de fumar
El susto para el "dj" ha sido mayúsculo. Y en el hospital sólo quiso recibir la visita de su esposa, Irene Rosales, ya que, como ella misma explicó, Kiko tenía que "estar tranquilo".
Al parecer, el mismo día de su ingreso, al enterarse de que su madre, Isabel Pantoja, había salido de Cantora rumbo al hospital para estar con él, a Kiko le dio un ataque de ansiedad. Por eso, se tuvo que conformar con una videollamada, ya que Irene decidió, "para que no le suba la tensión", que sólo ella entraría en las horas de visita.
A partir de ahora, a Rivera le espera un largo camino de rehabilitación, en el que la constancia, la paciencia y el apoyo de los suyos serán fundamentales. Para empezar, ha anunciado que deja de fumar. "Esta vez sí. ¡Por cojones! Un fumador menos en el mundo. Aunque con ayuda de este aparatito con su líquido sin nicotina", escribió en Instagram con la foto de un vapeador. ¡Y ya lleva más de 20 días sin fumar!
Por lo menos, dos semanas lejos de las redes sociales
En segundo lugar, para estar tranquilo y evitar nervios y tensiones, ha pedido a los fotógrafos que hacen guardia a las puertas de su casa, a la espera de ver llegar a su madre y a su hermana, que le dejen descansar. "Respétenme. Váyanse de mi casa para que pueda salir a dar un paseo como me ha mandado el doctor", escribió en sus redes sociales.
Y añadió, con la clarísima intención de convencerles: "Mi madre no va a venir y mi hermana, muchísimo menos, así que déjenme recuperarme". Para acabar, se ha despedido de sus seguidores en Instagram anunciando su retirada temporal de las redes y de la vida social. "Me despido de vosotros un par de semanas mínimo", informó el "dj". Y es que, como señalan los médicos, entre dos semanas y un mes es el tiempo habitual que suele necesitarse para que un paciente de ictus empiece a retomar poco a poco su actividad rutinaria, en función, eso sí, de sus secuelas.