María Teresa Campos: así es su día a día tras verse obligada a jubilarse
A los 82 años, la presentadora ha entrado en una nueva etapa en la que cuenta con todo el apoyo y cariño de su familia
Lo decía en su programa 'La Campos móvil' antes de que lo cancelaran: "Estar quieta no es una opción". Y no era sólo una manera de llamar la atención.
Esa frase, que se leía en la puerta del camión en el que recorría las calles de Madrid con sus invitados a bordo, bien puede ser el lema de vida de esta presentadora, que, a los 82 años, siempre soñó con seguir ante las cámaras y no se resigna a estar lejos de los platós.
Desde que finalizó su relación profesional con Mediaset en el 2017 y tras intentar regresar en el 2021 precisamente con este programa de entrevistas, María Teresa insiste en que no desea la jubilación forzada, se resiste a retirarse y por ello, según sus allegados, "arrastra una tristeza que no es capaz de superar, se siente sola y olvidada".
Y es que la matriarca del clan de las Campos ha declarado varias veces que quiere seguir trabajando, aunque sólo sea como colaboradora de algún programa y no acepta que, para ella, se hayan acabado las ofertas de trabajo.
No debe de ser fácil pasar de ser una figura mediática como ella lo ha sido para convertirse en una persona casi anónima –ella nunca lo será del todo por su gran trayectoria profesional– y jubilada y entrar en una nueva etapa en la que debe dedicarse más a ella misma, a descubrir lo que le gusta y a disfrutar del tiempo libre que le deja su profesión.
Pero quienes la conocen coinciden al decir que ella no sabe estar sentada.
Por suerte, ella cuenta con el apoyo de su familia. No es extraño que reciba la visita de alguno de sus tres nietos, la hija de Terelu, Alejandra Rubio, y los dos hijos de Carmen Borrego, José María y Carmen Almoguera, que, como ha manifestado la presentadora más de una vez, son parte esencial de su vida.
Buena relación con sus tres nietos
Los tres adoran a su abuela, a la que llaman "abu", haciendo gala de un cariño que es recíproco. De su nieto mayor, José María, María Teresa ha dicho: "Le quiero muchísimo porque es un chico buenísimo". El joven trabaja en TV, aunque detrás de las cámaras, como ayudante de producción. Su hermana, Carmen, la menos conocida del clan, es abogada de un bufete del centro de Madrid y se lleva tan bien con su abuela, que vivió con ella antes de que se mudara a su nuevo piso en Aravaca.
En cuanto a Alejandra, sigue los pasos de la matriarca del clan. Es la que vive más cerca de María Teresa, y por eso la visita con frecuencia para pedirle consejo, grabar juntas tiktoks y jugar a las cartas.
Es probable que, ahora, le lleve el diario "ABC", en el que ha empezado a colaborar haciendo entrevistas. De hecho, ya ha compartido en sus redes sociales una imagen de María Teresa devorando la primera que le han publicado.
También se acercan hasta su fantástico ático Carmen y Terelu –esta última es prácticamente vecina suya–, que están muy pendientes de ella. Para Terelu, tener a su madre cerca es muy importante y le da mucha tranquilidad. Entre otras cosas, permite que puedan pasar juntas todos los domingos, que es la mejor manera de que las dos se pongan al día de sus cosas.
La vida de María Teresa Campos tiene un día a día al que se asoman, aparte de su familia, sus amistades y muchas veces queda con su amiga del alma, Meli Camacho, o con Yusan Acha Frías, que la dirigió cuando presentaba «¡Qué tiempo tan feliz!», aunque se conocen desde hace más de 30 años.
Con él –como ha comentado el propio Yusan– almuerza una vez a la semana y sus conversaciones son famosas por ser largas y muy tranquilas. Él, que es uno de sus confidentes, ha explicado que, por encima de todo, la presentadora malagueña "está aburrida".
Por otro lado, María Teresa echa de menos la partida de cartas de los viernes con su grupo de amigas, ya que, tras la pandemia, dejaron de ir a su casa y ahora les cuesta retomar viejos hábitos.
"Gustavo es como el hijo que no tuve"
Su chófer, con quien aparece en estas fotos exclusivas, ocupa un lugar destacado en su nueva vida alejada del trabajo. Gustavo lleva con ella 33 años y es el mayor apoyo en la vida cotidiana de la periodista.
"Es como el hijo que nunca tuve. Me cuida, me protege, es mis manos y mis pies", ha reconocido María Teresa. Así que lo más habitual es verla con él, que la acompaña a todas partes, a comprar, a hacer recados, a llevar a su perrita Lula al veterinario o, simplemente, a dar un paseo.