Después de algo más de dos semanas de dolor e incertidumbre, los restos de Blanca Fernández Ochoa descansa en paz. Y lo hacen esparcidos en la sierra madrileña, concretamente, en Siete Picos, el lugar preferido de la medallista olímpica.
Antes de que la familia cumpliera el último deseo de Blanca, amigos y admiradores tuvieron la oportunidad de despedirse de Blanca en la capilla ardiente instalada en el Tanatorio de Cercedilla.
«El apoyo de la gente ha sido tremendo», ha dicho su hermana.