Pese a saber que era una de las grandes del «bel canto», Montserrat Caballé quiso irse sin alardes. Su familia declinó la oferta del Liceo –que ella consideraba «su» casa y donde actuó en más de 200 ocasiones– de situar en una de sus salas la capilla ardiente. Así, el utlimo adiós a la gran dama de la ópera tuvo lugar en el tanatorio de Les Corts. Allí se celebró el funeral, oficiado por el Padre Ángel, en una ceremonia sencilla, emotiva y abierta a todo el mundo.
Entre las personalidades que se dieron cita para esta última ovación a Montserrat Caballé, destacó la presencia de la reina emérita Sofía, gran admiradora de la soprano y que representó a la Casa del Rey, así como la del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el de la Generalitat, Quim Torra.