Akamasoa significa "buenos amigos" en lengua malgache y es también el nombre de la asociación que gestiona la ciudad que el sacerdote argentino Pedro Opeka ha construido sobre un vertedero a las afueras de Antananarivo, la capital de Madagascar. Allí viven, trabajan, estudian, juegan... más de 25.000 buenos amigos que cambiaron un destino marcado por la miseria por un futuro lleno de esperanza.