Trucos para cocinar con hierbas frescas: mejora el sabor de tus platos
Las hierbas frescas son el ingrediente secreto que transformará tus recetas. Aprende cómo usarlas correctamente y descubre trucos para sacarles el máximo partido en tu cocina

Descripción de la imagen
Si quieres darle un toque especial a tus recetas, las hierbas frescas son tus mejores aliadas. Ya sea para un plato de pasta, una ensalada o una carne a la parrilla, el sabor y el aroma que aportan pueden transformar cualquier plato cotidiano en algo delicioso y memorable. A continuación, te damos algunos trucos sencillos para que aprendas a usarlas como un auténtico chef.
Escoge las hierbas adecuadas para cada plato

Albahaca: Ideal para platos mediterráneos como ensaladas, pizzas o salsas para pasta, como esta receta de pasta al pesto.
Romero: Perfecto para carnes a la parrilla o al horno, como en este delicioso conejo guisado con sidra y romero.
Cilantro: Aporta un sabor fresco y cítrico, ideal para guisos, ensaladas o salsas mexicanas, como el guacamole casero.
Perejil: Versátil y fresco, lo puedes utilizar en casi cualquier receta, desde guisos hasta arroces, como en esta sabrosa paella de marisco.
Tomillo: Ideal para platos de carnes, pescados y sopas. Añádelo a guisos y asados para darles un toque mediterráneo.
Orégano: Es un clásico en la cocina italiana, especialmente para pizzas, salsas de tomate y carnes a la parrilla.
Menta: Fresca y aromática, se usa tanto en platos dulces como salados. Perfecta para ensaladas, guisos árabes o incluso para una bebida refrescante.
Salvia: Tiene un sabor terroso y ligeramente picante, ideal para platos de pasta con mantequilla o recetas de carne de cerdo.
Estragón: Muy popular en la cocina francesa, tiene un sabor anisado suave. Va perfecto con pollo, pescado y huevos.
Añade las hierbas a tu plato en el momento adecuado

Uno de los errores más comunes es añadir las hierbas frescas demasiado pronto al cocinar. Para aprovechar todo su sabor, lo ideal es incorporarlas hacia el final de la cocción. Las hierbas frescas son muy sensibles al calor, por lo que si las cocinas durante mucho tiempo, perderán su sabor y propiedades aromáticas.
Pica las hierbas de forma correcta

Para mantener el aroma y sabor de las hierbas frescas, es importante no machacarlas al cortarlas. Lo ideal es picarlas con un cuchillo bien afilado y, si es posible, justo antes de añadirlas al plato. Si quieres una textura más gruesa, simplemente rasga las hojas con los dedos.
Así, la albahaca, el perejil o la menta conservarán su frescura en recetas como estos macarrones con salsa de tomate y albahaca.
Conserva las hierbas frescas adecuadamente

Si compras hierbas frescas en el supermercado o tienes tu propio huerto, es importante saber cómo conservarlas para que te duren más tiempo. Las hierbas como el perejil o el cilantro se mantienen mejor en la nevera, envueltas en papel de cocina húmedo y guardadas en una bolsa de plástico. Por otro lado, las hierbas con tallos leñosos como el romero o el tomillo se pueden conservar fuera de la nevera, en un frasco con agua.
Haz tus propios aceites aromatizados

Una buena forma de aprovechar las hierbas frescas es creando aceites aromatizados. Solo tienes que sumergir tus hierbas favoritas en aceite de oliva virgen extra durante unos días. Este aceite lo puedes usar para aliñar ensaladas, pastas o carnes. Un aceite de romero o albahaca puede hacer que un plato sencillo se convierta en toda una experiencia gastronómica.
Usa más de una hierba a la vez

No tengas miedo de mezclar hierbas. Algunas combinaciones funcionan especialmente bien, como el tomillo y el perejil, o la albahaca y el orégano. Experimentar con diferentes combinaciones te permitirá descubrir sabores nuevos y originales. Puedes probar mezclas en recetas como focaccia con hierbas o guisos de carne.
Hierbas frescas vs. secas

Aunque las hierbas secas tienen su lugar en la cocina, las frescas ofrecen un sabor mucho más vibrante y auténtico. Si tienes una receta que pide hierbas secas pero quieres usar frescas, simplemente aumenta la cantidad (triplica la cantidad recomendada). Por ejemplo, en un estofado de carne, si se pide una cucharadita de tomillo seco, usa tres cucharaditas de tomillo fresco para obtener el mismo impacto de sabor.