Ansiedad: reconoce sus señales
Muchas consultas de atención primaria están relacionadas con este trastorno de salud mental, uno de los más frecuentes
¿Te sientes siempre cansado? ¿Tienes pensamientos repetitivos, dificultad para concentrarte? ¿Te falla la memoria, sufres problemas para dormir, digestiones difíciles o dolores musculares?
Podrías estar sufriendo un trastorno de ansiedad. De hecho, se calcula que una de cada cinco personas puede padecerlo en algún momento de su vida.
Un mecanismo de defensa que puede generar enfermedad
La ansiedad es una respuesta natural del organismo ante un peligro. Ante una amenaza, sea real o imaginada, el cuerpo produce una serie de hormonas como el cortisol. Por su acción, el corazón late más rápido, se incrementa el riego sanguíneo y, entre otros, se tensa la musculatura.
El organismo utiliza la mayoría de sus recursos disponibles para afrontar esta circunstancia que interpreta como una emergencia con el fin de ayudarnos a reaccionar más rápido. Pero, si este estado se alarga o se cronifica, la producción continuada de estas hormonas compromete la salud y el funcionamiento del organismo.
Así, el sistema digestivo puede verse afectado. Al estar comunicado con el cerebro a través del nervio vago, no sólo se enlentecen las digestiones, sino que se pueden producir diarreas y aumentar los ácidos gástricos, lo que a su vez puede ser causa de gastritis y úlceras.
Incluso el sistema inmunitario puede verse comprometido por este motivo y producirse una bajada de defensas.
Ansiedad: factores de riesgo
Tener miembros de la familia que han padecido ansiedad incrementa en un 45% las posibilidades de sufrirla. Las mujeres y los jóvenes son más vulnerables a este trastorno. Las personas con una actitud excesivamente crítica y exigente también pueden sufrir ansiedad más fácilmente que las personalidades más tolerantes y flexibles.
Asimismo, las vivencias que hemos tenido en la infancia, como un entorno que propiciara la inseguridad o el miedo, parecen favorecer este trastorno mental, además de los problemas personales, laborales y los hechos traumáticos. En la actualidad, España es uno de los países del mundo con un mayor consumo de ansiolíticos.
Las otras caras de la ansiedad
La ansiedad se puede manifestar con sensaciones físicas como taquicardias, opresión en el pecho, mareos, respiración acelerada, un nudo en el estómago.
Suele acompañarse de pensamientos negativos y, a veces, de conductas evitativas que tienen el objetivo de recuperar la sensación de seguridad. Pero también está en el origen de otras enfermedades.
Bruxismo
Se caracteriza por un rechinar de dientes involuntario en la noche. Si no se trata, puede dañar la dentadura y causar dolores de cabeza, entre otros.
Dolores musculares
La tensión se acumula en los músculos que acaban contracturados. Realizar actividad física, estiramientos o ejercicios de relajación ayudará a aliviarlos.
Trastornos del sueño
Afectan a un 10% de españoles y muchos de ellos responden al exceso de hormonas como el cortisol.
Problemas digestivos
Las gastritis, las úlceras duodenales y la acidez, el síndrome de colon irritable, las diarreas y el dolor abdominal también puede estar relacionados con la ansiedad.
Sobrepeso y obesidad
Varios estudios relacionan la ansiedad con estos males al propiciar ataques de hambre descontrolados.
Vértigos
Cuando estamos ansiosos el cerebro puede enviar señales al sistema vestibular, encargado del equilibrio, y ocasionarlos.
Enfermedades de la piel
El cerebro y la piel se formaron al mismo tiempo en el desarrollo embrionario y, por esta razón, trastornos como la dermatitis seborreica, rosácea atópica y la psoriasis puede estar estrechamente relacionados con la ansiedad de la persona.
Ansiolíticos naturales
Según el Centro de Investigaciones Sociológicas, durante el primer año de pandemia un 6,4% de la población acudió a un profesional de la salud mental, y en un 43,7% de casos fue por ansiedad. Además de consultar con el médico, ten en cuenta estas técnicas.
1. Mantén el contacto social
Hablar con otras personas de las experiencias vividas y de los problemas relaja el sistema nervioso alterado y ayuda a procesar lo vivido.
2. Haz ejercicio
Es uno de los mejores ansiolíticos naturales, sobre todo si se trata de una actividad aeróbica, al rebajar los niveles de cortisol, movilizar y liberar tensión muscular y ayudar a dormir.
3. Medita
Ayuda a calmar los pensamientos, la frecuencia cardíaca, la respiración y reequilibra el sistema nervioso, endocrino e inmunológico.
4. Estimula el nervio vago
Activar este nervio que comunica el cerebro y el abdomen favorece la tranquilidad, regula el sistema digestivo y la frecuencia cardíaca. Pasear por la naturaleza, recibir masajes, cantar, escuchar música y reír son algunas de las actividades que mejor lo estimulan.
5. Respira
Cuenta las respiraciones que haces durante un minuto. Si el número es mayor a cinco, alarga la inspiración y la exhalación hasta alcanzar este número. Reducirás la frecuencia cardíaca y los pensamientos, mejorarás la atención y reducirás la ansiedad.