Zona pélvica y menopausia: soluciona todas las molestias
Un 40% de mujeres posmenopáusicas se ven afectadas por disfunciones en su vida sexual, ardor al orinar e irritaciones, lo que se conoce por síndrome genitourinario de la menopausia. Descubre los tratamientos para abordarlo
El síndrome genitourinario de la menopausia (SGM) engloba un conjunto de cambios en la vagina, la vulva y la vejiga de la mujer que se producen con la desaparición de la regla y que dan lugar a una serie de síntomas y molestias. Los principales son atrofia vaginal, sequedad, falta de lubricación durante las relaciones sexuales y dolor, ardor genital, ganas de orinar con urgencia, incontinencia y un mayor riego de infecciones urinarias y vaginales.
Se calcula que el SGM afecta a un 40-50% de mujeres posmenopáusicas –un porcentaje que aumenta con la edad–, pero también puede presentarse unos años antes de la desaparición de la menstruación o en mujeres a quienes se les han extirpado los ovarios, han sido sometidas a una radioterapia o quimioterapia o siguen un tratamiento hormonal para el cáncer de mama.
Los efectos de la falta de estrógenos
La disminución de las hormonas sexuales femeninas propia de la menopausia afecta a distintos niveles en la zona pélvica de la mujer.
Atrofia vaginal. Los estrógenos son los responsables de estimular la producción del líquido que lubrica la vagina. Cuando escasean, se producen distintas alteraciones, se origina una falta de lubricación en la mucosa vaginal y se reduce la elasticidad de los tejidos de la vagina. Esto puede causar microtraumas durante las relaciones sexuales y dolor. Esta sequedad vaginal es uno de los SGM más molestos. Esta menor cantidad de estrógenos también afecta al epitelio de la vagina –el tejido de la vagina– que se adelgaza y pierde irrigación. De hecho, cuando se observa, suele haber una disminución de la rugosidad de la pared vaginal y puede haber un estrechamiento de la entrada vaginal.
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Ejercicios de Kegel. Estas contracciones de la vagina mantienen el tono del suelo pélvico y pueden ayudar a frenar síntomas del SGM como la urgencia de orinar y la incontinencia.
Desequilibrio de la micobiota vaginal. Asimismo, la falta de estrógenos modifica el pH del epitelio vaginal, que juega un papel fundamental en el equilibrio de la microbiota vaginal. Al volverse este tejido más delgado varía la composición de los microorganismos de la zona íntima de la mujer haciendo desaparecer los lactobacilos, protectores de las infecciones vaginales y urinarias.
Los beneficios de los probióticos. Con la menopausia, en la flora vaginal disminuye la presencia de lactobacilos, algo que con alimentos ricos en probióticos como el kéfir puede compensarse.
Conoce los tratamientos de última generación
Cremas e inyecciones de ácido hialurónico. Esta sustancia conocida por su poder antiarrugas aplicada en la vagina puede ser efectiva para rehidratar la zona y recuperar la elasticidad de los tejidos de la zona pélvica de la mujer. También puede infiltrarse mediante inyecciones en la mucosa vaginal para mejorar los síntomas del SGM. Sus efectos duran entre seis meses y un año.
Tratamientos hormonales. Según la intensidad de las molestias, el ginecólogo puede optar por administrar estrógenos a nivel local mediante óvulos, comprimidos, cremas o anillos vaginales de silicona para tratar el SGM o bien decidir que es más adecuado un tratamiento hormonal sistémico.
Ospemifeno. Este medicamento no es un tratamiento hormonal y por ello, en principio, puede administrarse incluso en mujeres que han sufrido un cáncer de mama o de ovarios a las que no se les puede administrar estrógenos. Suele estar indicado cuando los síntomas del SGM son moderados o graves. Aproximadamente a los tres meses de tratamiento aumenta la lubricación. Según los estudios también mejora la fisiología vaginal y desaparece o disminuye el dolor durante las relaciones sexuales, la urgencia para orinar y varía el pH de la mucosa vaginal. Además, protege de la descalcificación que puede producirse con la menopausia, una de las causas de osteoporosis.
Láser. Aplicado en la zona vaginal el calor que produce favorece el aumento de la irrigación de los tejidos de esta zona y su regeneración. Distintos estudios muestran que mejora los síntomas del SGM y la incontinencia urinaria. A veces se combina con el tratamiento de ospemifeno.
Radiofrecuencia. Algunos estudios muestran que la aplicación de estas ondas magnéticas también favorecen la regeneración de los tejidos de la zona vaginal y una mejora de la elasticidad y lubricación de éstos.
Algunos factores que aumentan el riesgo
Hay distintos factores que incrementan la posibilidad de sufrir el síndrome genitourinario en la menopausia que conviene tener en cuenta.
Poca actividad sexual. Mantener relaciones sexuales estimula el riego sanguíneo de la zona íntima de la mujer y mejora la elasticidad de los tejidos de la vagina.
Tabaquismo. Fumar aumenta el riesgo de atrofia vaginal porque disminuye el efecto de los estrógenos y la irrigación sanguínea de los tejidos.
Ausencia de partos vaginales. Los estudios apuntan que las mujeres que no han tenido partos vaginales son más propensas a este síndrome.
Suelo pélvico: los mejores trucos y ejercicios para reforzarlo
Test: ¿Sufres el SGM?
Tu ginecólogo y un fisioterapeuta podrán ayudarte a fortalecer su suelo pélvico.
Si estás en la menopausia o cerca de ella, revisa este cuestionario para ver si sufres alguno de estos síntomas. Podrías tener el SGM, que afecta a un 40% de mujeres que atraviesan esta etapa de su vida.
¿Te falta lubricación en las relaciones sexuales?
A. Sí
B. No
¿Han disminuido las sensaciones de excitación?
A. Sí
B. No
¿Orinas con más frecuencia y urgencia?
A. Sí
B. No
¿Sientes dolor o molestias con la penetración?
A. Sí
B. No
¿Hay dolor o molestias al orinar?
A. Sí
B. No
¿Sufres irritación o escozor en la vulva?
A. Sí
B. No
Mayoría de respuestas A. Expón los síntomas a tu ginecólogo para que te ayude a encontrar la mejor solución para ti. Los ejercicios de rehabilitación del suelo pélvico pueden ayudarte. No renuncies a tu calidad de vida.
Mayoría de respuestas B. Aunque sólo tengas uno de los síntomas de SGM pregunta al ginecólogo para controlar su evolución.
5 medidas para aliviar los síntomas
Aunque el impacto que produce el SGM en la calidad de vida de la mujer es similar al de enfermedades como la artritis reumatoide, sólo una de cada cuatro mujeres afectadas pide ayuda, ya que piensa que no tiene solución. Además de ir al médico, estas pautas pueden aliviar los síntomas.
1. Utiliza lubricantes. En las relaciones sexuales el uso de sustancias hidratantes permite prevenir lesiones que se pueden producir en la penetración a causa del roce por la falta de lubricación. Las más recomendables son los lubricantes de agua o silicona. Aplícalos las veces que sea necesario dentro y fuera de la vagina.
2. Consulta con tu ginecólogo. La menopausia no es razón para renunciar a la vida sexual y a obtener una solución. Es importante atreverse a hablar con este especialista para que nos señale los posibles tratamientos que cada vez son más abundantes y efectivos.
3. Tomar probióticos. Los alimentos ricos en probióticos como el yogur, el kéfir o el chucrut ayudan a reequilibrar la microbiota vaginal aportando lactobacilos, los microorganismos que facilitan la prevención de infecciones vaginales e infecciones urinarias de repetición.
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4. Arándanos rojos. Muchos estudios corroboran la eficacia de esta fruta –sobre todo cuando se toma en grandes cantidades como se encuentra en los suplementos– a la hora de hacer frente a las infecciones urinarias producidas por la "E. coli", la causa más frecuente de esta patología.
¿Cónocías los efectos positivos del consumo de arándanos y frutos rojos?
5. Mantener la actividad sexual. Estimular la excitación sexual, ya sea en pareja o en solitario, favorece la lubricación y la elasticidad de los tejidos de la zona de la íntima atenuando la atrofia vaginal.