Guía para un buen uso de los fármacos
Se emplean para tratar o prevenir enfermedades, pero tomarlos en exceso, cuando no es necesario o sin la indicación de un especialista puede tener graves consecuencias

La automedicación lleva dos años repuntando en España y las últimas cifras revelan que un 28,3% de las mujeres y un 24,9% de los hombres se automedican. Este tema preocupa por los efectos secundarios de los fármacos y porque ha llevado a una situación en la que cada vez más bacterias son resistentes a los antibióticos.
Eso hace que no resulten efectivos –la OMS lleva tiempo alertando de que ésta es una de las mayores amenazas para la salud mundial– y que infecciones como la neumonía, la tuberculosis o la salmonelosis sean más difíciles de tratar.
Para poner remedio, España aprobó en el 2014 su Primer Plan Nacional frente a la Resistencia a los Antibióticos (PRAN) –el último estará vigente hasta el 2024– que ha logrado una notable reducción de su consumo: hasta enero del 2021 había descendido el 32,4%.
Antes de empezar a tomar medicamentos

Para evitar riesgos por un mal uso de los fármacos o la resistencia a los antibióticos, es importante utilizar correctamente los medicamentos, lo que significa que antes de empezar cualquier tratamiento debes tener en cuenta lo siguiente:
No automedicarse. Es la primera regla de oro con los fármacos. Ante molestias como un poco de fiebre, resfriado, dolor de cabeza leve... podemos recurrir a algún medicamento que no requiera receta, pero hay que tener en cuenta que tampoco estos son inofensivos y pueden tener efectos secundarios si se toman en exceso o no se siguen las indicaciones correctamente. Por eso, lo ideal es que sea un profesional (médico, enfermera o farmacéutico) quien decida qué fármacos y en qué cantidad necesitamos (dosis, pauta y duración del tratamiento).

Interferencias entre fármacos... La automedicación tiene otros riesgos, ya que tomar más de un fármaco, aunque ninguno necesite receta, aumenta el riesgo de interacciones y puede conllevar más efectos secundarios: problemas cognitivos, confusión, desorientación, mayor probabilidad de sufrir una caída... Y también hay más riesgo de equivocarse en la dosis o forma de tomarlos. Por ejemplo, los antiácidos para la indigestión y/o la acidez estomacal pueden alterar la absorción de muchos fármacos, por lo que conviene separar su ingesta un par de horas. También sucede con los remedios naturales (a base de plantas medicinales): la hierba de San Juan interacciona con los anticoagulantes o los antidepresivos.
...Y con alimentos. La leche y sus derivados, el pomelo y los alimentos enriquecidos con calcio, hierro o magnesio, entre otros, provocan interacciones con los fármacos. Así, en el caso de los lácteos y derivados se pueden tomar, pero hay que dejar pasar entre 2-4 horas.

Si olvidas una toma espera a la siguiente, pero no tomes más dosis para compensar o interrumpas el tratamiento al pensar que ya no servirá. Un olvido ocasional no resta eficacia al fármaco.
No alternes ibuprofeno y paracetamol. Estamos tan habituados a tomarlos para aliviar molestias frecuentes que podemos pensar que son inofensivos. Es mejor no alternarlos –a no ser que sea el médico el que lo recomiende para bajar la fiebre, por ejemplo–, ya que los especialistas alertan que al asociar los dos fármacos se suman también efectos secundarios.

Cuidado con ansiolíticos, antidepresivos y somníferos. Según la última "Encuesta sobre la salud mental en el ámbito laboral", un 51% de los entrevistados confesaba tomar estos medicamentos a diario –los ansiolíticos son los más consumidos–. Además, desde el Ministerio de Sanidad español se ha alertado que el consumo de estos fármacos empieza en muy jóvenes y en la mayoría de los casos sin receta médica. Eso puede conllevar varios problemas, ya que con el tiempo el paciente desarrolla lo que se conoce como "tolerancia" (cada vez produce menos efecto y entonces opta por subir la dosis) e incluso dependencia, por lo que aparecen síntomas de abstinencia al suspenderlo o disminuirlo.
Tras acabar un tratamiento con fármacos

Si no ha sido efectivo. Cuando se presenta resistencia a un medicamento, quizás el médico considere necesario cambiar a otro tratamiento, probar una combinación de fármacos o usar niveles más altos del medicamento. Pero esto comporta un riesgo mayor de presentar efectos secundarios, por lo que siempre debe hacerse bajo supervisión.
No los guardes en casa. Una vez finalizado el tratamiento, si han quedado algunas unidades, no las conserves para utilizarlas posteriormente. Se aconseja llevar la medicación restante a la farmacia y depositarla en el punto SIGRE. En caso de volver a necesitarla, debe ser de nuevo el especialista quién recomiende el fármaco, ya que puede ser que se necesite en dosis distintas. Por eso, haber tomado ya un medicamento no es ninguna garantía y hay que evitar automedicarse sin supervisión por parte del profesional sanitario.
Recomendaciones para reducir los riesgos de los medicamentos

La utilización irregular, ya sea en las dosis o por no respetar la duración del tratamiento, favorece la resistencia a los fármacos. Para tomar la medicación de forma segura, sigue estos consejos:
Organiza tu medicación de acuerdo a cómo debes tomarla (en ayunas, con las comidas...), así te será más fácil seguir las pautas del médico.
Mantén los medicamentos en su envase original para evitar confusiones y otros riesgos. Si se usan pastilleros semanales para facilitar la dosificación, se deben tomar precauciones, como mantenerlos bien limpios, y evitar la humedad, el calor, la luz y el polvo, que pueden alterar la cantidad de ingrediente activo del fármaco y provocar toxicidad o pérdida de eficacia.

Conserva el prospecto para consultarlo.
No dejes el tratamiento a medias aún si no notas una mejoría. La llamada "adherencia" (el cumplimiento de un tratamiento) es clave para el control de la enfermedad. Si no se completa hay mayor probabilidad de recaídas y agravamiento de las dolencias, lo que puede provocar la aparición de resistencias (el fármaco deja de ser efectivo) y requerirá el uso de medicamentos más potentes.
Aunque te recuperes, tampoco suspendas el tratamiento antes de lo indicado, aún cuando hayan cesado los síntomas.
Verdad y mentira sobre los fármacos

PREVENIR ES EL MEJOR REMEDIO. Verdadero. Lavarse las manos con frecuencia, seguir los calendarios de vacunación o realizar una correcta higiene de los alimentos son recomendaciones que se incluyen en el Plan Nacional frente a la Resistencia a los Antibióticos.
LOS ANTIBIÓTICOS AYUDAN A TRATAR RESFRIADOS Y GRIPES. Falso. Estos fármacos sólo sirven para combatir infecciones bacterianas, pero no las causadas por virus. Tampoco son analgésicos, por lo que no alivian el dolor ni la fiebre.
SON NECESARIOS NUEVOS FÁRMACOS. Verdadero. Sería la solución al problema de la resistencia a los antibióticos, pero no siempre se puede disponer de un nuevo medicamento para reemplazar los que han perdido su eficacia, ya que la investigación no puede garantizar a corto plazo el desarrollo de nuevos fármacos.

LOS GENÉRICOS NO TIENEN LA MISMA EFICACIA QUE LOS DE LOS DE MARCA. Falso. Los genéricos se financian por los sistemas sanitarios a un precio inferior, es decir, reducen el coste del tratamiento de la enfermedad, pero ofrecen la misma calidad, eficacia y seguridad que el original, tal como aclaran desde el Ministerio de Sanidad español.
COMPRAR FÁRMACOS EN INTERNET TIENE RIESGOS. Verdadero. En la red se publicitan como efectivos y vienen avalados por comentarios de usuarios "satisfechos" con sus resultados, pero según la OMS, uno de cada diez es de mala calidad o falsificado.