Iris Apfel: la interesante vida de la influencer más longeva del mundo
Se publica la autobiografía de esta neoyorquina que llegó a la fama a los 84 años, cuando el Metropolitan Museum hizo una exposición sobre sus abalorios
Niña de carácter, con 3 años montó una buena rabieta porque le pusieron una cinta en el pelo de un color que no combinaba con su atuendo. Una de las actividades preferidas de madre e hija era ir juntas a tiendas de ropa, joyas y accesorios de Nueva York.
Tras estudiar Historia del Arte en la Universidad de Nueva York y Arte en la de Wisconsin, trabajó en la revista de moda 'Women’s Wear Daily' y como asistente del ilustrador Robert Goofman, quien la puso en contacto con la diseñadora Elinor Johnson, de la que sería ayudante.
En 1948, conoció al comerciante textil Carl Apfel con el que se casaría al año siguiente y del que tomaría el apellido. Después, fundaron juntos la compañía Old World Weavers, especializada en la restauración de textiles y tapizados. Apasionados ambos por las telas, los Apfel recorrían museos, tiendas y bazares de todo el mundo a la búsqueda de nuevos diseños. Iris, además, se compraba todos los abalorios y bisutería que encontraba, complementos que le apasionaban.
A partir de los años 50, Apfel empezó a hacerse un nombre como diseñadora de interiores con clientes como la actriz Greta Garbo y la empresaria de cosmética Estée Lauder. Tuvo tanto éxito que la contrataron en nueve ocasiones para redecorar los salones y habitaciones privados de la Casa Blanca para los presidentes Harry S. Truman, Dwight D. Eisenhower, John F. Kennedy, Lyndon Johnson, Richard Nixon, Gerald Ford, Jimmy Carter, Ronald Reagan y Bill Clinton, lo que le valió el apodo de 'Primera dama de la tela'.
Iris Apfel, un estilo único
Iris Apfel.
Pero no sería la decoración lo que la hiciera famosa, sino el estilo personalísimo que, a lo largo de aquellos años, fue forjando. "Siempre he vestido de forma diferente", escribió poco antes de fallecer en su autobiografía, 'Colourful', que ahora ha editado la editorial Libros Cúpula. Se quedaba corta.
Alta, delgada y no especialmente guapa, Iris combinaba prendas de alta costura con ropa de segunda mano comprada en mercadillos, indumentaria a la que añadía muchos complementos: collares enormes y larguísimos, bolsos de hojalata, bufandas de plumas y unas gafas de pasta tamaño XXL, que, junto con su carmín de labios rojo bermellón y una atrevida combinación de colores a cual más estridente, se convirtió en su sello personal e inconfundible.
No había otra como ella. "Muchos dicen que quieren ser diferentes y todos visten de uniforme", comentaba. Aunque algunos la tacharon de excéntrica, ella fue fiel a sí misma y a sus máximas: "Más es más y menos es un rollo"; "El color es muy importante, puede resucitar a los muertos"; "Lleva cosas que digan: “Ésta soy yo”" o "Tener estilo es ser valiente".
Iris Apfel con muñecas inspiradas en ella.
En 1992, los Apfel vendieron su empresa y se jubilaron, pero Iris siguió trabajando como asesora y sería en el 2005 cuando saltaría a la fama. Debido a la cancelación a última hora de una exposición y teniendo que buscar otra de urgencia, el Museo Metropolitano de Arte de Nueva York la contactó con una propuesta audaz: montar una exposición de su ropa. La muestra se llamó 'Rara Avis: selecciones de la colección Iris Apfel' y reunió 82 conjuntos y 300 accesorios. A cuál más exótico y especial. El éxito fue total entre un público que contó, entre otros, con Carla Fendi, Giorgio Armani y Karl Lagerfeld.
De la noche a la mañana, Iris Apfel, cumplidos 84 años, se convirtió en una celebridad internacional de la moda pop, que aparecía en revistas como Elle, Vogue o Vanity Fair, protagonizaba campañas publicitarias, era citada en columnas de prensa y blogs, la invitaban a dar conferencias y seminarios en escuelas de arte y universidades y se colaba en las redes como influencer.
En el 2016, Iris decía de ella misma que era "la adolescente más mayor del mundo, una estrella geriátrica" en el estreno, en el Festival de Cine de Nueva York, de 'Iris', un documental sobre ella. Al año siguiente, Mattel creó una muñeca Barbie con su imagen.
Cuando cumplió 102 años.
En todos aquellos años de fama y glamur sólo hubo una nota triste: su marido murió en el 2015, poco después de haber llegado a centenario. Iris, que no había tenido hijos, se quedó muy sola en su apartamento de Nueva York repleto de gatos de porcelana, peluches, jarrones chinos ornamentales, enormes espejos dorados, maniquís y loros disecados.
"Decidí que para mantener la cordura lo mejor era trabajar más duro que nunca", explicó. Con 97 años, la agencia de modelos IMG contrató a esta mujer que repetía como un mantra: "Envejece, pero no te aburras" y H&M la eligió para colaborar en una colección tan llamativa y peculiar como ella.
El 1 de marzo del 2024 Iris falleció, con 102 años, en su casa de Palm Beach (Florida) dejando un legado único e irrepetible y sobre todo colorido.