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Trótula de Salerno, primera ginecóloga de la historia

Esta médica de la Edad Media, cuyas obras plantearon ideas muy avanzadas, fue de las primeras en defender el uso de opiáceos para atenuar el dolor de las mujeres en el parto

Trótula de Salerno.

Trótula de Salerno.

Valeria Polo

En una época en la que únicamente los hombres podían ejercer la Medicina, la italiana Trótula de Salerno (1110-1160) logró ser una médica capaz de tratar enfermedades como el cáncer, dolencias oculares y problemas en la piel.

Aunque aquello por lo que es más conocida es por sus procedimientos en el campo de la ginecología. Desafiando al oscurantismo de la Edad Media y al poder y los dictados represivos de la Iglesia, que a las mujeres sólo les permitía ser comadronas, Trótula estudió en la Escuela Médica de Salerno, un oasis dedicado al saber, que era laico y sí permitía féminas en sus aulas. Así que accedió a los conocimientos necesarios para tratar a pacientes de toda clase.

Rechazó prejuicios y falsas creencias

Aunque de su vida privada apenas hay datos, sí que se han conservado gran parte de sus obras, la más famosa de las cuales es "Passionibus Mulierum Curandorum" (Las dolencias de las mujeres). En este tratado, la italiana habló de temas como la concepción, el embarazo, el parto y el control de la natalidad, además de diversas enfermedades ginecológicas y sus remedios.

Sus escritos sirvieron para mejorar la salud integral de las mujeres.

Sus escritos sirvieron para mejorar la salud integral de las mujeres.

Además, rebatió en sus páginas prejuicios tan arraigados como que todos los males de la mujer venían de la menstruación y que la infertilidad era culpa de ellas. En este sentido, fue revolucionaria, pues planteó que los hombres también podían ser estériles.

Sus escritos supusieron un paso de gigante en la mejora de la salud integral de las mujeres y fueron tan importantes que se utilizaron en las universidades hasta el siglo XIV.

Pero desde entonces, y como hubo estudiosos que no podían creer que una mujer fuese su autora, decidieron masculinizar su nombre y atribuyeron los libros a un tal Trótulo, enterrando en el olvido a esta gran mujer.

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