La noche que Isabel II quiso hablar con su padre muerto
Meses después del fallecimiento de Jorge VI, la reina y su madre, desoladas, contrataron a una médium para poder contactar con él

Isabel, su madre y su padre, que murió en 1952.
En el pasado siglo XIX hubo un místico ruso, Grigori Rasputín, conocido también como el monje loco, célebre por tener gran influencia sobre la zarina Alejandra, de la dinastía Romanov. Era Rasputín una especie de consejero áulico, es decir, de asesor.
Desde tiempo inmemorial los líderes del mundo, ya sean reyes, presidentes, primeros ministros o sucedáneos, se dejan influenciar no sólo por estos extraños personajes, sino también por tarotistas, pitonisas y personajes conectados, supuestamente, con el más allá.

Isabel II en el entierro de su padre.
Y eso le pasó, incluso, a la reina Isabel II de Inglaterra. Como se ha publicado estos días, en 1953, cuando hacía unos meses que había muerto su padre, Jorge VI, en un domicilio privado del exclusivo barrio londinense de Kensington, se reunieron para una sesión de espiritismo la jovencísima soberana, de 26 años, la reina madre, Felipe de Edimburgo, la princesa Marina de Grecia y su hija, la princesa Alexandra.

Isabel con Felipe
Todos ellos querían poder hablar con las almas errantes de sus seres queridos, ya fallecidos. Y en el caso concreto de Isabel y su madre, para contactar con su padre y esposo, respectivamente, con la ayuda de la médium Lilian Bailey. Esta mujer era famosa por su supuesta capacidad para entrar en trance y conseguir que los muertos hablasen por su boca. De hecho, muchos ricos y famosos de la época la contrataron, entre ellos estrellas de Hollywood como Merle Oberon, Mary Pickford y Mae West. Lo que pasó en esa sesión permanecerá para siempre, nunca mejor dicho, oculto, aunque sí se sabe que, aunque la reina madre siguió consultándola, ni Isabel ni Felipe de Edimburgo volvieron a llamarla.
Las tres adivinas de Diana

Lady Di y su astróloga desde 1989, Debbie Frank.
Sin dejar a los Windsor, recuerdo también que Diana de Gales tuvo una astróloga, Debbie Frank, a la que acudía regularmente desde 1989 y de la que fue muy amiga hasta su muerte. Con ella compartía sus pensamientos y angustias más secretos e íntimos y dicen que podía llamarla hasta tres veces al día "sólo para escuchar su voz y tranquilizarse".
Otras dos adivinas a las que consultaba fueron Rita Rogers –a la que visitó con Dodi al Fayed el mismo año de su muerte– y Penny Thornton, que se la recomendó su entonces cuñada Sarah Ferguson. Al parecer, ninguna de las tres adivinas supo ver ni interpretar su trágico destino.
La "temida" consejera de Charlene de Mónaco

Charlene de Mónaco.
En Mónaco, Charlene tiene una consejera privada desde el 2017. "La princesa de Mónaco no toma la más mínima decisión sin el consejo de una adivina, astróloga y numeróloga. La temida Dawn Earl es conocida por ser una profeta sudafricana que sobrevivió a una secta australiana", publicó la revista ‘Paris Match’.
Dawn aparece desde el 2017 como "consejera privada de la princesa" en el Boletín Oficial del Principado. Antes de cualquier evento real, Charlene la consulta en el último minuto para decidir si va o no, en función de la alineación de los números.

Grace Kelly
Mi admirada Grace Kelly también tuvo su asesor espiritual, Frank Andrews. Según el libro ‘True Grace’, la princesa monegasca le comentó a su adivino que tenía la premonición de que moriría en un accidente de coche y quiso saber si sería así. La respuesta de Frank fue: "Lo que te puedo decir es que si no cambias tu alimentación y la bebida, puedes tener una embolia. Y puede que te ocurra en un coche". Y como todos sabemos, el 14 de septiembre de 1982, Grace falleció en un accidente de coche en Mónaco.

La reina Sofía, en una imagen de archivo.
Además de tener adivinos y asesores espirituales, hay "royals" que desarrollan creencias en fenómenos extraños y sucesos paranormales. La reina Sofía, por ejemplo, cree firmemente en los ovnis –como Felipe de Edimburgo– y tuvo su propio asesor en estos temas, Juan José Benítez.
También me consta que, en sus ratos libres, la Reina emérita disfruta estudiando tarotología, arqueología y ufología. Lo que no sé si en estos momentos tiene tiempo y humor para seguir enfrascándose en estos temas que tanto le interesaban.