El polémico estilo de vida de Mohamed VI de Marruecos, según Jaime Peñafiel
Dice la prensa francesa que, el año pasado, el soberano alauita pasó 200 días fuera de su país, la mayoría de ellos en la mansión parisina de 90 millones de euros que se compró en el 2020

El rey (arriba, dando un discurso en julio) tardó cuatro días en visitar a las víctimas del terremoto.
Llevo en este oficio más de 70 años. Durante este tiempo he conocido a importantes reyes y también a algunos tiranos y dictadores como Bokassa, el rey Rama X de Tailandia o el sha de Irán. Y también a Mohamed VI de Marruecos, protagonista de este artículo a causa del terremoto que ha devastado su país, saldándose con más de 2.000 muertos, mientras él estaba disfrutando de la vida en París.
Si la tardanza de su reacción ante la catástrofe –casi dos días tardó en presentarse en Marrakech– causó gran malestar y críticas, su negativa a aceptar ayudas de países como Francia y Alemania generó estupor dentro y fuera de las fronteras marroquíes. Claro que a algunos no les sorprendió. Es bien sabido que el monarca viaja con frecuencia a Francia, donde pasa largas temporadas que, oficialmente, se justifican con sus problemas de salud.
Como en esta ocasión, en que los medios dijeron que viajó desde Rabat para someterse a una operación médica por la sarcoidosis, una enfermedad autoinmune que padece.

El rey tardó cuatro días en visitar a las víctimas del terremoto.
Pero lo cierto es que estas ausencias también tienen que ver con la relación de Mohamed VI con los hermanos Abu y Ottman Azaitar, expertos en artes marciales, especialmente cercanos –¿sentimentalmente?– al soberano.

A Mohamed siempre le ha encantado viajar, pero desde que conoció a los Azaitar lo hace mucho más y pasa largas temporadas fuera del país, en Gabón y París, donde disfruta de cenas, fiestas y paseos con sus amigos en el más absoluto anonimato.

Según el medio francés ‘L’Express’, el rey pasó 200 días fuera del país el año pasado.

Mohamed y su amigo Abu Azaitar, apodado Gladiator.
Para Mohamed VI, el hombre más rico de Marruecos (se estima que su fortuna asciende a 5.700 millones de euros), no supone ningún problema vivir a caballo entre Rabat y la capital gala. En el 2020, en plena pandemia, se compró un palacete vecino a la Torre Eiffel, por 80 millones de euros, según informó la prensa francesa. Es una mansión con una superficie total de 3.000 metros cuadrados, con 10 habitaciones, una piscina, un spa y un jardín privado de 300 metros cuadrados en pleno centro de París.
Otras propiedades del soberano son un castillo en el pueblecito de Betz, a 70 kilómetros de París, donde se retira cuando se cansa del bullicio parisino; 12 palacios en su país, siempre a punto, por si quiere alojarse en alguno de ellos en cualquier momento, y una mansión en la península de Pointe-Denis, en Gabón.

Su velero de 90 millones.
En el 2019, Mohamed, que tiene una colección de 600 vehículos de lujo, se había comprado una joya de la navegación, uno de los veleros más grandes del mundo, el "Badis 1", de 70 metros de largo por 13 de ancho, que le costó unos 90 millones de euros.
La extraña desaparición de la exesposa de Mohamed

Mohamed y su esposa, la princesa Lalla Salma, que tras su divorcio, en el 2018, ha desaparecido del mapa.
Casualmente, los hermanos Azaitar entraron en la vida de Mohamed en el 2018. Para la Familia Real alauita no fue un año cualquiera, ya que se anunció el divorcio del soberano y su esposa, la princesa Lalla Salma. La pareja se casó en el 2002, pero 16 años después, tras anunciar su divorcio, ella desapareció del mapa y hoy es uno de los grandes misterios que rodean al soberano. No olvidemos que es madre del príncipe heredero, Moulay Hassan, y de la princesa Lalla Khadija.
La desaparición pública de su exesposa dio paso a todo tipo de especulaciones, desde un posible exilio en EEUU hasta que vive encerrada y sin posibilidad de ver a sus hijos. El silencio impera dentro y fuera de palacio.
A propósito de Lalla Salma recuerdo una anécdota que viví y que estuvo protagonizada por la reina Sofía. Fue en el 2005, durante un viaje de los reyes Juan Carlos y Sofía a Marruecos. Cuando llegaron a Rabat, doña Sofía advirtió que la esposa del rey marroquí no tenía acceso a la tribuna, donde ella y don Juan Carlos recibían los honores en compañía del monarca anfitrión. Y, sin pensárselo dos veces, Sofía descendió de la tribuna y "exigió" su presencia en la misma, cogiéndola del brazo.
Después, en el besamanos en el palacio, al ver que los varones pasaban de largo ante la esposa del rey Mohamed, que estaba a su lado, porque así lo quiso Sofía, no sólo les llamaba la atención, sino que les exigía que saludasen primero a Lalla Salma. Así que, aunque fuera por un día, doña Sofía convirtió a Salma en reina de Marruecos.