Carlos Sobera: “En ‘First Dates’ he aprendido mucho sobre libertad y tolerancia”
El programa de citas de Cuatro ha cumplido este lunes 11 de noviembre 2.000 veladas, siendo un ejemplo de diversidad en el amor y naturalizando todo tipo de tendencias sexuales y géneros

Carlos Sobera.
Desde hace más de ocho años, Cupido sobrevuela con gracia -y a veces dispara sus flechas incluso con puntería- entre las mesas que los intrépidos comensales de 'First Dates' ocupan para encontrar el amor ante las cámaras.
Este lunes 11 de noviembre el programa celebra ya su emisión número 2.000, dos millares de veladas en las que el access del prime time de Cuatro nos ha enseñado que el amor no entiende de edad, de apariencia física o de identidad, como tampoco de género, dando un gran ejemplo de diversidad y naturalizando todo tipo de identidades y tendencias sexuales a través de la televisión, siempre desde el respeto.
Desde su estreno en 2016, Carlos Sobera y su equipo han sido testigos de cómo se gestaban más de 10.000 citas, o de cómo la química entre sus protagonistas ha dado lugar a todo tipo de historias y desenlaces, muchas con final feliz. Y es que el programa puede presumir de haber sido culpable ya de diez matrimonios, de haber visto nacer a diez bebés o de haber hecho que el 60% de los solteros y solteras que se han presentado hayan hecho “match” con sus citas para seguir conociéndose en una segunda cita.
El éxito del programa, nos cuenta Sobera desde su restaurante, es “un milagro”, y para él la clave está, nos dice sin lugar a dudas, “en el casting”: “El éxito está en la gente que pasa por aquí, que abre su corazón y que es más o menos espontánea, sincera, y que se entrega en cuerpo y alma al programa, pensando de verdad que va a encontrar pareja o solucionar su problema de soledad. Ésa es la gran clave, y que el equipo que hay aquí es un monstruo de equipo, capaz de encontrar gente distinta allí donde nadie se lo espera, año tras año”.
“Los chicos con Síndrome de Down nos dieron un ejemplo de humanidad absoluta”

Carlos, en la foto con sus compañeros, celebraron 2000 programas de 'First Dates'.
PRONTO De estos dos mil programas, ¿qué historias te han marcado más, cuáles guardas con cariño?
CARLOS SOBERA: Es que hay muchas, pero yo me acordaré siempre de Platania, por ejemplo, que entró muy al principio y fue una revolución, tenía un perfil muy distinto y fue como una bomba nuclear. O me acuerdo mucho de los chicos con Síndrome de Down. El prejuicio funciona siempre mucho y pensamos que alguien que tiene síndrome de Down no vive con plenitud, y por tanto no ama con plenitud. Y, claro, aquí nos dieron un ejemplo de humanidad absoluta, nos demostraron que aman tanto o más que nosotros y probablemente mejor, con más calidad. Es una pareja que estuvo en el crucero y luego aquí es donde se pidieron matrimonio, y joder, se te caía el alma en los pies, llorabas aunque no quisieras porque era un gesto de humanidad extraordinario. Hay muchas parejas que te dejan un recuerdo imborrable: otros por graciosos, por simpáticos, otros porque te dicen burradas impresionantes. Yo soy bastante vivido, pero cuando le pregunto a una mujer qué es lo que busca y me dice que “un empotrador”, me quedo un poco perplejo. Y si le pregunto a alguien qué es lo que más te gusta y me dice “follar”, pues digo: “Joder, cómo está el panorama...”.

P.: Según tu experiencia, ¿crees que buscan lo mismo en el amor los jóvenes que los mayores que vienen?
C.S.: No, buscan cosas distintas. Al final, el joven y la persona adulta de mediana edad, hasta 50, 60 años incluso, sí que están buscando el amor con una visión muy romántica y para formar una familia o para unir las familias que ya tienen. Los que ya pasan de 70 y no digamos de los que llegan a 80 y 90, que ha habido muchos aquí, lo que buscan sobre todo es compañía. Y la mayoría de ellos te dicen que no quieren vivir juntos, que cada uno en su casa, pero sí quieren tener complicidad, contarse sus cosas, compartir sus experiencias, ir a bailar juntos, ir a cenar juntos, viajar juntos. No quieren ese rollo ya del compromiso y la convivencia. Unos van buscando mitigar el dolor que les produce la soledad o encontrar un incentivo para seguir vivo y contento y animado, y otros van buscando el amor en plenitud absoluta. Pero bueno, esa variedad está también muy bien.
"He aprendido muchas cosas, sobre todo la tolerancia"

El presentador recibiendo a dos participantes en una edición de hace años.
P.: ¿Y qué has aprendido tú en estos casi nueve años? ¿De términos, de relaciones…?
C.S.: Yo me di cuenta de lo que había aprendido cuando fui a hacer el programa con Jesús Calleja, ése es el que me martirizó, me metió en las alturas y me hizo montar a caballo. Cuando estábamos ahí en mitad de Montenegro, me sacó un cuestionario y me empezó a preguntar por todo tipo de géneros, tendencias sexuales y tal, y me vi a mí mismo contestando con una naturalidad y una sabiduría que dije: “Joder, esto me lo llega a preguntar a mí hace siete años y me pilla en paños menores”. He aprendido muchas cosas, pero probablemente la más importante, aunque siempre he sido tolerante, es que ahora tengo la tolerancia como bandera. O sea, comprender a todo el mundo, sea cual fuere su ideología política, sea cual fuere su ideario de vida, animalista, no animalista, vegano, o sea cual sea su orientación sexual o su búsqueda de género y de identidad. Yo creo que eso, he aprendido mucho sobre libertad y tolerancia.

Carlos Sobera en 'Planeta Calleja'.
P.: ¿El término más raro que has aprendido a nivel de diversidad sexual?
C.S.: Pues no lo sé, quizás el término cisgénero. Pero he aprendido mucho, ya puedo dar hasta consejos para ligar. Tengo ahora ya un decálogo importante sobre qué hay que hacer y sobre todo qué no hay que hacer para conseguir el amor. Esto no lo puedo compartir con vosotros, porque igual saco el libro y quiero que la gente lo compre. Pero sé que he aprendido mucho.
P.: ¿Y lo aplicas en tu vida personal?
C.S.: No puedo, ¡estoy casado! ¿Qué quieres, que tenga un lío en casa?

Carlos lleva casi una década casado con Patricia Santamarina.
P.. ¿Lo aplicas con tu mujer?
C.S.: Ya hace años ya que aplicamos este decálogo.
P.: Carlos, además estás con el teatro. ¿Cómo es tu día? ¿Tiene más horas que las del resto?
C.S.: Pues es un día muy bonito (bromea). Porque me levanto, desayuno, me meto aquí, grabo, me voy a las 15 horas, como, descanso un poco y me voy al Teatro Reina Victoria. Llego a la función, salgo a las 10 de la noche, voy a casa y digo: “Hola, buenas noches, soy yo, ¿me conocéis?”. Algunos contestan: “Sí, eres papá”. Otros dicen: “¿Tú quién eres?”.

Carlos es coprotagonista de una nueva obra de teatro titulada 'Inmaduros'.
P.. Al menos te ven en la tele, ¿no?
C.S.: Sí, sí, justo ahora le han regalado una perra a mi hija pequeña, una caniche, y le cuesta reconocer a la gente porque es muy cachorra, y a mí apenas me ve, así que cada vez que entro en casa me ladra. Pero yo no me quejo, porque me lo paso divinamente aquí y en el teatro, y me queda tiempo también para saber si mi hija va bien en el colegio, si a la mayor le va bien en el teatro y en la vida, y si mi mujer está pensando en divorciarse o no. Hay tiempo para todo.
P.: ¿Nunca te has planteado dejar “First Dates” porque has sentido que has cumplido ya un ciclo?
C.S.: ¿Cuándo se cumple un ciclo? Es que nadie lo sabe. Los presentadores, cuando tenemos un éxito, y éste lo es, lo que queremos es convivir con él hasta que ya fallece por muerte natural, porque llega un momento en el que la edad pesa en los programas. En éste llevamos casi nueve y no pesa, pero cuando llevemos 23 o 24 años veremos… Pero cuando se tiene un programa como éste, tan bueno, hay que disfrutarlo hasta la última gota.

Carlos Sobera en el set de First Dates.
P.: Además, ha superado el envite que ha sufrido el prime time con Broncano…
C.S.: Lo notamos un poco al principio, la llegada de Broncano fue un foco de atracción, pero también notamos todos los cambios que hubo alrededor. Primero, por los adelantos horarios de TVE, que se comió ya el Telediario, después por los retrasos de Antena 3, que se comió su propio Prime Time. A mí lo que me preocupa es que está a punto de desaparecer el Prime Time, porque no terminamos de entender que la pauta de comportamiento del público después del COVID ha cambiado mogollón. La gente ahora tardea y se va a la cama a las once y media, a las doce como mucho. Y pedirle al espectador el esfuerzo de que vea un programa que dura tres horas para ver el desenlace a las dos de la mañana, es complicado. Entonces, todo eso provocó un tsunami que nos afectó a todos, a nosotros menos. Pero ahora el agua está volviendo al cauce.