Jackie Kennedy sigue siendo un mito 20 años después de morir
Considerada como lo más parecido a una reina que ha tenido nunca EEUU, la ‘viuda de América’ y esposa de Onassis sigue siendo un referente de estilo y elegancia
Jackie Kennedy: la fotógrafa que se enamoró de un senador
Jackie Kennedy de niña.
Nacida en 1929 en el estado de Nueva York, Jacqueline fue hija de una acaudalada familia que le dio una exquisita educación y fomentó su amor por los caballos, la poesía y el arte.
Jackie Kennedy era fotógrafa.
Tras pasar por la universidad, su trabajo como reportera y fotógrafa en un diario de Washington le llevó a conocer en una fiesta a John Fitzgerald Kennedy, un atractivo aspirante a senador con el que se casó, enamoradísima, el 12 de septiembre de 1953. Una boda con 1.200 invitados a la altura de cualquier enlace de la realeza europea.
Jackie Kennedy con su marido y sus hijos.
Aunque su primera hija, Arabella, nació muerta, los dos segundos (Caroline y John) llegaron al mundo sin problemas.
Jackie Kennedy con su marido, John F. Kennedy.
Dos meses después de ese tercer alumbramiento, en enero de 1961, Kennedy tomó posesión como 35º presidente de EEUU y el joven matrimonio llegó a la Casa Blanca, donde su desembarco fue una bocanada de aire fresco, especialmente por el magnetismo que emanaba la nueva primera dama.
En un discurso como primera dama en 1962.
Talentosa, elegante y con estilo, Jackie hizo cambios en la residencia que aún se mantienen. Renovó con un tono chic habitaciones, salones y despachos, cambió el protocolo de las recepciones y permitió que la prensa entrara en la Casa Blanca para retratar su idílica vida. Convertidos en el equivalente a la familia real americana, Jackie ejerció de reina. Vestida por diseñadores franceses, su potentísima imagen, a la que se sumaba una personalidad inteligente e ilustrada, llegó a eclipsar incluso a su marido, con el que la relación era de altibajos por sus constantes infidelidades.
Muy criticada por su segunda boda
Jackie Kennedy ya viuda, cuando vivía en Nueva York con sus hijos, acosada por un reportero.
Apartada de la vida pública por depresión tras la muerte de su cuarto hijo, Patrick, en agosto de 1963, reapareció el 23 de noviembre de ese año en Dallas con su marido, sin saber que ese día cambiaría su vida y la historia de su país. Su Chanel rosa con sombrero ‘Pill-Box’ salpicados de sangre tras el asesinato de Kennedy quedaron como símbolo de dignidad y respeto: no se los quitó hasta llegar a la Casa Blanca al día siguiente.
Jackie en el funeral de Kennedy con sus hijos y sus cuñados Ted y Robert.
Convertida en ‘viuda de América’ contra su voluntad, se instaló con sus hijos en Nueva York, donde intentó infructuosamente mantener su privacidad.
Jackie Kennedy y Onassis en su boda.
En octubre de 1968 se casó con el armador griego Aristóteles Onassis, una boda que enfadó a todo el mundo. Se dijo que lo hizo por dinero, pero otros creyeron que buscaba protección para ella y sus hijos porque, meses antes, su cuñado Robert Kennedy había sido asesinado y ella temió por su vida y la de sus hijos. Su vestido para el enlace (un Valentino corto en color marfil) lo copiaron miles de novias.
La unión no cuajó, pero no se divorciaron: él murió antes, en 1975. Con un ‘pago’ de 20 millones de euros con los que renunciaba a pleitear por el testamento, regresó a EEUU, trabajó para editoriales y se unió a Maurice Tempelsman, su asesor financiero. Murió el 19 de mayo de 1994 por un cáncer linfático y la enterraron en Arlington, junto a JFK y dos de sus hijos bajo una lápida con sus tres apellidos: Bouvier, Kennedy y Onassis.