Julián Muñoz: cómo pasó del bar a ser alcalde
Julián Muñoz encajó a la perfección en el prototipo de aquel sujeto sin conocimientos, pero listo, con labia y sin escrúpulos que, en la España de los años 80, se hizo de oro, tras entrar en la política, con los pelotazos inmobiliarios

Julián Muñoz.
Julián Muñoz tuvo una vida muy movida desde que llegó al mundo. Nacido el 24 de noviembre de 1947 en una familia campesina de El Arenal (Ávila), Julián Felipe Muñoz Palomo, apodado Cachuli y que pronto se quedó huérfano de padre, se fue a Madrid para estudiar Medicina. No pasó del primer curso: le gustaba más la farra que los estudios.
Tras morir su madre, se puso a trabajar como visitador de una farmacéutica y conoció a Mayte Zaldívar. Hija de guardia civil, se había criado en un cuartelillo de Marbella y se había ido a la capital a buscarse la vida tras quedarse embarazada de un hombre casado. Julián se enamoró de aquella guapa rubia que quería ser actriz, pero se ganaba la vida como camarera en un club nocturno y, en 1974, hubo boda.

Aunque se convirtió en hombre de confianza de Jesús Gil, acabó peleado a muerte con el empresario.
Se instalaron en San Martín de Valdeiglesias (Madrid), él adoptó a Eloísa y tuvieron otra niña, Elia. Tras ir mal el negocio que habían montado, se fueron a Marbella, donde él trabajó de camarero y ella, en un cine. Mayte era buena cocinera y abrieron un restaurante en Puerto Banús, del que Jesús Gil era cliente habitual, quien le propuso a ella que fichara por su partido, el Grupo Independiente Liberal, para ser concejala de festejos. Zaldívar le dijo que el perfecto para eso era su marido.
Julián Muñoz: vivir a todo trapo

En el 2002, Muñoz y Zaldívar en la inauguración de la avenida Julio Iglesias, a la que acudió Laura Valenzuela.
Muñoz rompió el carnet del PSOE para subirse al barco del GIL, donde enseguida vio que no se navegaba sobre agua, sino entre el dinero. Simpático y habilidoso, escaló rápidamente en el partido (llegaría a ser la mano derecha de Jesús Gil), en el ayuntamiento y en la vida social de Marbella, una de las ciudades españolas que atraía a ricos y famosos. Y la pasta (casi nunca limpia) empezó a llenar sus bolsillos a mansalva, lo que le permitió darse el gusto de vivir a todo trapo: alquilaba avionetas para ir a cenar a Marruecos, compraba coches, joyas y relojes de lujo y se daba los caprichos que se le ocurrían.

Julián Muñoz se convirtió en el Alcalde de Marbella.
En el 2002, tras la dimisión de Gil por su imputación en el "caso Camisetas", lo invistieron alcalde y, un año después, en mayo del 2003 ganó las elecciones por mayoría absoluta. Duró poco: le echaron de la alcaldía en agosto de ese año gracias a una moción de censura montada por siete tránsfugas de su partido, del que se fue.
Julián Muñoz tenía más de cien condenas

Julián Muñoz e Isabel Pantoja.
La caída había empezado y eso que todavía no se había descubierto el pastel. Que era muy grande. Su descenso a los infiernos llegaría en el 2006, cuando le detuvieron por el "caso Malaya", la trama de corrupción inmobiliaria e institucional más importante destapada en este país.

Arrancó entonces un larguísimo "vía crucis" judicial, en el que Cachuli quedó incluido en muchas causas, todas por delitos por licencias y convenios urbanísticos.

En el 2013, tras dos años y medio de prisión condicional, Julián Muñoz fue condenado e ingresó en la prisión de Alhaurín de la Torre. Sumaba más de un centenar de condenas (después serían más) por cohecho, malversación de fondos públicos y prevaricación, si bien el tribunal dictó que la suma de todas las penas no podía superar los 20 años.

En sus últimos años, Julián Muñoz sufrió numerosos problemas de salud.
Su vida entre rejas estuvo marcada por su mala salud y, tras varias entradas y salidas, en el verano del 2021 le concedieron la libertad condicional por motivos médicos.

Aunque él sabía que las abandonó cuando más lo necesitaban, sus hijas, Eloísa y Elia, siempre estuvieron a su lado.
Entre ellos, el "cáncer galopante", como él decía del tumor que le diagnosticaron hace unos meses y se lo ha llevado a la tumba. Eso sí, rodeado por su familia y con el apoyo incondicional de Mayte Zaldívar y sus hijas.