Pablo Motos: así es su vida con Laura Lopis y su familia

Nunca se ha sentido una estrella televisiva a pesar de que su programa es el espacio diario de más audiencia de la televisión en España con unas cifras que sobrepasan los 3 millones de espectadores. 

De hecho, Pablo Motos reconoce que se siente muy incómodo siempre que la ocasión requiere que se vista de esmoquin, así que rara vez lo vemos en fiestas, "saraos" o "photocalls" que  pongan el foco sobre él. No le gusta destacar, pero lo cierto es que, gracias a su esfuerzo, ha hecho realidad el sueño "más salvaje" que persiguió durante años: ser presentador.

A pesar de sus logros, de sus innumerables años en antena –sumando la etapa de Cuatro y de Antena 3–, numerosos premios y de que su "hormiguero" haya sido replicado en muchísimos países incluido China, donde el programa alcanza cuotas de hasta 187 millones de espectadores, reconoce sin pudor que vive con la sensación de que cualquier día puede llegar el momento en que alguien le dé una palmadita en el hombro y le diga: "Venga, chaval, ya te puedes ir a tu casa". Pero ese día, si llega, intuimos que todavía queda lejos. Porque, aunque no le guste alardear de ello, Pablo Motos, el chaval de pueblo, rebelde, hiperactivo e imaginativo que traía de cabeza a sus padres con sus travesuras, es hoy uno de los grandes genios televisivos que triunfa haciendo simplemente lo que más le divierte junto con un grupo de personas que, más allá de que sean grandes amigos o parte su familia, son compañeros a los que admira.

"Nunca discutimos en verano, pero en invierno hay fuego"

Pero, si hay que hablar de "los otros factores" que han hecho que Pablo Motos y sus "hormigas" triunfen, es inevitable poner la mirada en Laura Llopis. Dicen que detrás de todo gran hombre siempre hay una gran mujer y ella no sólo ha sido la responsable de ganarse el corazón del valenciano, sino también de darle a su programa la chispa, el humor y el toque divertido que lo caracteriza, pues es, además de su esposa, la jefa de guiones. Laura le da a Pablo estabilidad emocional en casa y buenas frases en el trabajo. Un tándem perfecto del que el presentador se siente especialmente orgulloso.

De hecho, cuando se les pregunta al uno por el otro, no cesan los piropos. "Mi mujer es mucho mejor que yo en todo, es mejor persona, muy culta", reconocía Pablo en su programa. Laura, por su parte, dice que sus guiones no brillarían si no fuese Pablo quien les pone voz. "El guión no vale nada hasta que Pablo lo hace suyo. Debe conquistar al entrevistado y no conozco a nadie tan riguroso como él", cuenta. Pero, tras tanto elogio, se esconden dos fuertes personalidades que, a menudo, originan un estrepitoso choque de trenes. 

"Nosotros nunca discutimos en verano, pero en invierno hay fuego. Ella tiene una personalidad muy fuerte y yo también, y el programa lo hago yo y lo llevo yo y las decisiones las tomo yo, y hay enfrentamientos, claro",reconoce Pablo.

Al menos, Laura es de las personas que más comprende su curiosa forma de ser: "Le he prometido muchas veces que voy a dejar de meterme en líos y ella me dice que es mi naturaleza, que moriré metido en ellos. Me aguanta, pero no es fácil", comenta el valenciano. 

Y, curiosamente, no sólo no está celosa del éxito que Pablo tiene en plató con las guapísimas "celebrities" a las que seduce con su sentido del humor, ¡es que parte de los besos que el valenciano se ha dado, provocando la envidia de miles de espectadores, venían en el guión que ella misma le había escrito! 

"Mientras se emite el programa me esta? permitido todo"

"Mi chica es la que me dice que las bese. O que los bese, porque he besado tanto a mujeres como a hombres y tanto a jóvenes como a gente mayor. Hubo una prueba en la que besé a un señor de 76 años. Pero eso forma parte del “show” y, además, hay un idilio que dura mientras se emite “El hormiguero 3.0” y, durante ese tiempo, me está permitido todo. Ni yo soy celoso ni mi chica lo es", nos reconoce el presentador, que en su apretada agenda semanal –trabaja en su programa de domingo a jueves, y los viernes los dedica a otros espacios de la productora– ha reservado los sábados para su chica, con la que vive en un acomodado piso del barrio de Salamanca por el que se dice que han pagado 1,5 millones de euros y en el que tienen como vecinos a Felipe González o Luis Bárcenas. 

"Los sábados no me molestéis –les dice a sus compañeros de trabajo–, que es el único día de la semana que tengo para estar con Laura". Quizá ese sea el secreto para que ambos sigan tan enamorados como hace 20 años, cuando surgió el flechazo.

"En el trabajo soy el jefe pero, en casa, mandan ellas"

Mezclar afectos y trabajo es algo que también hace Pablo con las hijas de Laura, Cristina y Laura Correa, que también forman parte de su panda de "hormiguitas" currantes. "Venían en “pack” con mi pareja –cuenta, divertido–. He vivido con ellas y he hecho de padre sin la presión de decirles algo cuando no hacen lo correcto". Una es guionista –está a las órdenes directas de su madre– y la otra trabaja en atrezzo y son, según él, "guapísimas, con talento y, sobre todo, muy buenas personas". "Aquí hay un código estricto. Yo en el trabajo soy el jefe y, cuando estoy en casa, soy de la familia. Ni ellas se comportan cuando están en el plató como si fuesen de la familia ni yo en casa como si fuese el jefe", nos confesó Pablo, tiempo atrás, en una entrevista. "O sea, que aquí mandas tú pero, en casa, ellas", le replicamos entonces. "¡Vamos, claro, así es! Ja, ja, ja".

Pero lo cierto es que adora a las dos chicas y las trata como suyas, ya que él jamás se planteó tener hijos biológicos "por miedo de que la vida se vengue de mí y me salgan tan conflictivos como yo lo era".

Seguramente por imitación, tanto Cristina como Laura han optado por mantenerse en un discretísimo segundo plano para evitar que nadie pueda creer que intentan destacar por ser las "hijas" del jefe. Tanto es así que ni siquiera hemos encontrado fotos suyas con Pablo o con su madre y también carecen de redes sociales. La única "pista" sobre una de ellas, Cristina, nacida en 1977, nos la da la página web Imdb, la "biblia" del cine y la televisión, en la que la joven aparece por su participación como extra en algunos "gags" del programa (haciendo de miembro de una mesa electoral, de azafata o, incluso, de "mujer estreñida") y en el cortometraje del año 2016 "Sputnik", en el que interviene como madre de la protagonista. 

Además de alguna ficha suya de agencias de publicidad y de extras en los que se ofrece como cantante y actriz amateur y en los que se puede ver una fotografía tipo carnet que, por respeto a la intimidad que, evidentemente quiere mantener, hemos decidido no publicar. De su hermana, ni rastro más allá de su incursión como "hormiguita".

"Me apasiona leer en papel y los temas de neurociencia"

Motos, que desde el 2008 tiene su propia productora con su colega y amigo Jorge Salvador, "7yacción", afirma que para ser feliz le basta con poco: "Para mí, la felicidad es un masaje en los pies mientras me como unas palomitas recién salidas del microondas, además de irme a Valencia a tomar una paella". También le apasiona tocar la guitarra, el buceo y las motos de agua, aunque, a pesar de su éxito –y su grandísima fama–, sigue siendo una persona de lo más normal de la cual hemos descubierto algunos secretillos. 

Y es que, tras las cámaras, Pablo es una persona hiperactiva, adicta a los suplementos vitamínicos –y, desde hace un tiempo, al deporte– y con una afición bastante curiosa: "Mi pasión es leer, y leo siempre en papel. Me gustan los temas de neurociencia. Mi mujer me dice que lea una novela de vez en cuando, pero me apasionan esos temas. Entiendo que la neurociencia para la mayoría de la gente puede parecer un rollo, pero en los últimos tiempos han surgido descubrimientos increíbles".

"Pienso en que? pasara? con mi equipo si se acaba el programa"

Tener tanta gente cercana implicada en "El hormiguero 3.0" puede dar vértigo porque algún día el espacio llegará a su fin. Pablo reflexiona con seriedad: "Pensar qué será de mí cuando acabe el programa no me da miedo, pero sí que lo pienso a menudo. Mi preocupación básica es qué va a pasar con toda la gente que trabaja aquí, y no sólo mis amigos o familia, sino las 100 personas que se han convertido en mis mejores amigos. Siento el peso de ellos. Yo ya me buscaré la vida".

Pablo, realmente, ya ha hecho planes. Ahora que ha pasado la barrera de los 50 que tanto le preocupaba dice que ha aprendido que lo importante de la vida son "las personas, emocionarme y aprender". Y a esos tres pilares piensa dedicarse si algún día se queda sin programa. Pero, como decíamos al principio, y a juzgar por sus impresionantes audiencias diarias, parece que ese día aún está muy lejos de llegar.