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Los mejores trucos para hacer la bechamel perfecta

La bechamel es una salsa muy versátil que usamos para muchas recetas de lasaña, canelones, croquetas, gratinados... ¡Descubre cómo hacerla para que siempre salga bien!

Aprende las claves para conseguir una bechamel sin grumos, perfecta y cremosa

Aprende las claves para conseguir una bechamel sin grumos, perfecta y cremosa

V.P.

La bechamel es una salsa con mucha historia, y es que ya lleva unos cuantos siglos con nosotros. Hoy queremos hacer un homenaje a esta salsa que tanto nos gusta y que sirve para preparar algunos de nuestros platos favoritos, como las croquetas o la lasaña. ¡Nunca hay suficiente para mojar pan!

Quédate a ver estos trucos para hacer una bechamel perfecta, sin grumos, y que además te sorprenderá por lo rápido que se hace. ¡Nunca volverás a fallar cuando la hagas! 

Historia de la bechamel

Los primeros documentos de la receta de la bechamel datan del siglo XVI

Los primeros documentos de la receta de la bechamel datan del siglo XVI

Los historiadores no se han puesto de acuerdo acerca de su procedencia, pero lo que sí se sabe es que la bechamel lleva un tiempo con nosotros... ¡Desde el siglo XVI nada menos! Su nombre está ligado a Louis de Bechameil, un marqués que pertenecía a la corte en tiempos de Luis XIV. 

Según documentación recogida en un documento de la Universidad Cardenal Herrera, el cocinero François Pierre de la Varenne, fundador de la cocina clásica francesa, quiso rendir pleitesía a este marqués y dejó constancia escrita de la receta que ha llegado hasta nosotros con el nombre de bechamel.

El primer paso para hacer la bechamel clásica era elaborar un roux, una mezcla de harina y algún tipo de grasa que sirve para ligar algunas salsas. Parece que la receta que inspiró a preparar la bechamel original no llevaba leche, sino jugo de ternera.

Los ingredientes de la bechamel son económicos y fáciles de encontrar

Los ingredientes de la bechamel son económicos y fáciles de encontrar

A lo largo de su historia y su expansión a otros países, la receta de bechamel ha ido sufriendo variaciones, pero bastante fieles a la original. En España, hay recetas que la elaboran con aceite de oliva, y en Italia también hay recetas que usan harina de maíz en lugar de harina de trigo como espesante.

Y ¿cómo ha llegado esta receta hasta nuestros días? La verdad es que la mezcla de ingredientes es un acierto, y es tan sencilla, que ha envejecido muy bien. Harina, mantequilla, leche y una pizca de sal son la base, con la opción de aromatizar con nuez moscada y pimienta negra, o incluso añadiendo cebolla y laurel a la leche.

Ahora que ya conoces un poco más sobre el origen de la salsa que nos ocupa, vamos a lo más importante: cómo conseguir que nuestra bechamel salga perfecta siempre. ¡Apunta estos trucos para conseguir una salsa blanca cremosa y sin grumos todas las veces que la prepares!

1. Mide bien las cantidades

La cantidad de mantequilla y harina cambiará según la textura que queramos conseguir

La cantidad de mantequilla y harina cambiará según la textura que queramos conseguir

Aunque muchas personas hacen esta receta a ojo, si estás empezando a elaborar tu propia bechamel, es mejor que aún no te guíes solo por tu instinto. Además, has de tener en cuenta que la textura deseada cambiará según la receta que vayas a elaborar. 

La bechamel para unos canelones o una lasaña tendrá una textura más ligera que la que harás para croquetas. Nosotros te proponemos que, para 1 litro de leche, añadas 60 gramos de mantequilla y 60 de harina, si quieres una salsa más ligera, y que subas la cantidad de estos dos últimos ingredientes hasta 100 gramos si vas a elaborar unas ricas croquetas como las que te enseñamos a preparar aquí.

El tema de la sal sí que va a gustos, pero puedes empezar añadiendo una cucharada rasa, lo que equivale a 10 gramos. Con esta cantidad orientativa, puedes añadir más, si te gusta más salado, o menos, si tienes que controlar la tensión.

2. Elige los utensilios adecuados 

Las varillas nos ayudarán a conseguir nuestra bechamel perfecta y cremosa

Las varillas nos ayudarán a conseguir nuestra bechamel perfecta y cremosa

Una de las claves para conseguir que nuestra mezcla quede homogénea y sin grumos es contar con un recipiente de base ancha que nos permita remover bien los ingredientes. Aunque la bechamel no vaya a ocupar toda la olla o cazuela, es mejor usar un recipiente de buen tamaño para asegurarnos de que podemos maniobrar bien.

Seguro que ya lo sabes, pero las varillas de cocina son uno de los utensilios imprescindibles en la cocina, entre otras cosas, para hacer tus salsas. Para elaborar una bechamel perfecta, las varillas son tus mejores aliadas, ya que gracias a ellas los ingredientes emulsionarán perfectamente.

3. Cuece bien la harina para eliminar el sabor crudo

El roux es la base de la bechamel

El roux es la base de la bechamel

Este "roux" o base que elaboramos antes de echar la leche también tiene su truquillo. Si alguna vez has hecho bechamel y esta tenía buen aspecto, pero algo fallaba en el sabor, puede que no hayas dedicado el tiempo suficiente a cocer bien la harina. Además, añadiremos primero la mantequilla y no echaremos la harina hasta que se haya derretido.

La mezcla de mantequilla (o aceite de oliva virgen extra, si prefieres usar esta grasa) y harina ha de removerse constantemente durante unos minutos. Con esto conseguiremos que la harina pierda ese sabor crudo que no es agradable, y que esta pasta vaya adquiriendo un poco de cuerpo.

No te preocupes, porque esta operación no te llevará más de 5-6 minutos, y aquí sí que puedes guiarte por tu intuición: estará lista para añadir la leche cuando el olor que desprende sea tostado y el color haya oscurecido ligeramente. Aparta del fuego para continuar con el siguiente paso.

4. La temperatura de la leche, la clave para una bechamel perfecta

La leche tiene que estar caliente antes de incorporarla con el roux

La leche tiene que estar caliente antes de incorporarla con el roux

En este punto, seguro que ya estás deseando añadir la leche y ver cómo empieza a ocurrir la magia. Antes de echarla, y mientras preparamos el roux, hay que poner la leche a hervir. Después retiraremos del fuego. Si echamos la leche fría, el contraste de temperatura podría jugar en nuestra contra. 

Mientras hierve, puedes elegir aromatizar la leche con un trozo de cebolla, un clavo de olor, una hojita de laurel, una pizca de pimienta, nuez moscada... También añadiremos la sal, que se disolverá por completo gracias a la temperatura del líquido. Aunque estos ingredientes aportan un aroma muy rico, son opcionales.

5. La leche, mejor poco a poco

Es mejor echar la leche poco a poco para evitar los grumos

Es mejor echar la leche poco a poco para evitar los grumos

Ahora sí, llega el momento de añadir la leche a la olla donde tenemos nuestra mezcla de harina y mantequilla. Si has añadidido la cebolla, el laurel, etc., colaremos el líquido antes. 

Hay quien echa la leche de golpe, pero si quieres asegurarte de que la bechamel queda sin grumos, te recomendamos añadir primero 1/4 parte, el equivalente a una taza y añadir el resto de la leche cuando la mezcla esté homogénea. Sobre todo, ¡no dejes de remover con tus varillas!

En pocos minutos, verás cómo la salsa va espesando y cogiendo esa textura que hará que estés deseando comértela. ¡Ya tenemos la bechamel perfecta lista! Si no has añadido las especias antes, este es el momento de hacerlo, removiendo bien para que se repartan todos los sabores.

6. Cubre bien la bechamel si no vas a usarla al momento

Una capita de papel film ayudará a que no se haga una costra en nuestra bechamel

Una capita de papel film ayudará a que no se haga una costra en nuestra bechamel

La bechamel, al ser un ingrediente que acompaña a otras elaboraciones, se suele reservar una vez preparado. En este paso, es importante saber que si lo dejamos sin ninguna protección, se creará una capa gelatinosa en la parte superior, y queremos evitar esto. 

Para ello, colocaremos la bechamel en un recipiente y cubriremos con una capa de film transparente que colocaremos cuidadosamente para que toque toda la superficie de la salsa. Una vez haya alcanzado la temperatura ambiente, esta rica salsa puede aguantar en la nevera de 2 a 3 días. 

En el caso de las croquetas, la salsa reposará de un día para otro en la nevera, y puede ir al congelador sin problemas. Si vas a reservarla para otros platos para ese mismo día, te recomendamos no congelarla debido a su textura líquida.

Recetas con bechamel para chuparte los dedos

Receta de huevos rellenos de carne con bechamel

Receta de huevos rellenos de carne con bechamel

¿Ya has apuntado todos los trucos para hacer la bechamel perfecta? Aquí van unas sugerencias de platos riquísimos con bechamel para que te pongas manos a la obra. ¡No te quedes con las ganas y haz alguno en los próximos días!

Endivias con salmón ahumado gratinadas con bechamel

Tarta de brócoli con bechamel

Champiñones y mejillones con bechamel

Canelones de puerro y carne con bechamel

Huevos rellenos de carne con bechamel

Canelones vegetales con bechamel

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