Los trucos para comprar más barato y comer de forma más sana
En febrero, la alimentación ha tenido la mayor subida desde hace 29 años
La bajada del IVA en los alimentos no ha dado los frutos esperados y los precios de la cesta de la compra siguen disparados. En febrero aumentaron el 16,6%, una subida que ha batido récords históricos, y ha hecho que la compra semanal suponga un verdadero lujo para muchas familias.
Las razones para esta subida se justifican por el aumento del precio de la electricidad, de los piensos y fertilizantes, que disparan los costes de producción, pero también por la sequía, que reduce la producción. Sin embargo, aquí hay algunas fórmulas para gastar menos y, además, comer de forma más sana.
Antes de ir a comprar, planifica
Busca y compara. Según la OCU, la misma cesta de la compra puede ser un 13% más cara, dependiendo del establecimiento. Así, acertar en la elección del lugar puede suponer un ahorro de casi 1000 euros al año para una familia. Para ello, esta organización ofrece una aplicación gratuita, OCU Market, que permite comparar el precio de más de 150.000 productos y, además, conocer su calidad nutricional.
Haz una lista de la compra y elabora una propuesta de menú. Así será más fácil ajustarse a un presupuesto y comer de forma más sana y variada. Revisa tu despensa. Al hacerlo, evitas que los productos caduquen al quedar olvidados en el fondo de un armario.
Llena bien tu cesta
Pasta y arroz. Básicos en cualquier dieta equilibrada. Son económicos y sirven de base para multitud de recetas.
Legumbres. Sus proteínas de origen vegetal contribuyen a una dieta más sana al sustituir las proteínas animales y, pese a su encarecimiento, a un precio muy inferior al de éstas.
Huevos. Son otra excelente fuente de proteínas y grasas buenas. Escalfados o revueltos se cocinan en pocos minutos, lo que también ayuda a ahorrar.
Hortalizas y frutas. En las tres comidas y como tentempié. La fruta es la alternativa más sana –aporta vitaminas, minerales y fibra– a la bollería.
Pan. Una barra sale a mejor precio que el pan de molde industrial, e incluye menos azúcares, sal y grasas.
Patatas y otros tubérculos te servirán para aumentar el número de raciones (de guisos, guarniciones...) a un mínimo coste. Cocidas o al vapor son más sanas y baratas que fritas (por el aceite para cocinarlas).
Frutos secos. Sin tostar ni salar. Una dieta equilibrada debe incluir 20-30 g al día, por lo que, a pesar de su alto precio, no desequilibrarán el presupuesto.
Aceite de oliva virgen. Es más caro, pero más sano, se puede reutilizar y cunde más (aumenta su volumen al calentarlo, así que empleas menos cantidad).
Pescado. La sardina, el jurel, la pescadilla o la caballa son mucho más baratos y acumulan menos mercurio que pescados de mayor tamaño, cuyo precio, además, puede triplicarse.
Carnes. Es uno de los productos más caros, pero se debería reducir su consumo, según la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición, a 300- 375 g a la semana, lo que ayudará a rebajar el gasto. Elige carne de ave, conejo o cerdo y, en la ternera, cortes de tercera, sabrosos pero más baratos.
Yogures naturales. A mejor precio y más sanos (sin azúcar añadido) que los de sabores.
En el súper o en el mercado
Elige productos de temporada y de proximidad. Su precio es más reducido, ya que son menos costosos de producir. También contienen en mayor cantidad todos sus nutrientes.
Cambia según la oferta. Si, por ejemplo, has previsto unas judías con patatas, y encuentras las acelgas a mejor precio (esta semana su coste era casi una tercera parte menos que las judías verdes), opta por éstas últimas.
Compra piezas enteras y a granel. Es más barato y los alimentos se conservan mejor. Algunos envases o presentaciones pueden resultar muy atractivos por el precio a primera vista, pero puedes llevarte sorpresas al calcular el coste por kilo, ya que, en general, los productos embolsados o en bandejas suelen ser más caros.
Busca las ofertas. Aprovecha el "3 por 2", los descuentos en el segundo artículo... Así, a la semana siguiente, tendrás que comprar menos. Esto sólo es válido para los productos que realmente nos interesen y cuyo precio sea ventajoso (algunos, a pesar de la promoción, pueden seguir siendo muy altos); no conviene caer en la tentación de comprar sólo porque está de oferta.
Usa cupones descuento, tarjetas de fidelización... Acumulan puntos, que se canjean por productos o dinero, e incluso ocasionalmente te devuelven el importe íntegro de la compra.
Ve a comprar el sábado por la tarde y después de haber comido. La mayoría de establecimientos no abren el domingo, por lo que el sábado tarde tienen ofertas en productos frescos y de caducidad cercana. Tener el estómago lleno evitará, además, que compres más cantidad de la cuenta o "tentaciones" menos saludables, como dulces, bollería, "snacks" salados…
A última hora de la tarde, en algunas panaderías ofertan el pan más barato o dos barras por el precio de una. Corta en porciones o en rebanadas el que te sobre, mételo en bolsas de plástico y congélalo para evitar que se ponga duro y no tirar nada.
Y después...
Revisa el tíquet de compra. Te permitirá comprobar que se han aplicado todos los descuentos o que los precios corresponden a los marcados. También te ayudará a comparar el coste en los distintos establecimientos.
Cocina en casa. Así puedes controlar qué grasas empleas, en qué cantidad, qué ingredientes, etc. Está comprobado que con lo que pagas por algunos precocinados de una ración, en casa puedes preparar una receta para hasta cuatro personas.
Congela. Es muy buena idea cocinar más cantidad y congelar en raciones para varias comidas. De esta forma, también ahorras energía.