Trucos para hacer un buen caldo casero
Ya no hay vuelta atrás, el frío ha llamado a la puerta y tenemos los mejores trucos para elaborar un calentito caldo de pollo que quita el hipo (¡y el frío!)
Ha llegado esa época del año en la que un caldo casero arregla cualquier resfriado, y más ahora que han bajado las temperaturas de golpe y ha empezado a nevar en algunos pueblos y ciudades españolas.
La sopa, ya sea de verduras, pollo, cocido o pescado, es un alimento idóneo para ingerir ingredientes naturales y una manera eficaz de calentar nuestro cuerpo y preservarlo del frío. Así que, ¡qué buena época para cocinar un exquisito caldo!
Es hora de aprender los mejores trucos para elaborar un delicioso caldo y darle plantón a los bricks del supermercado. ¡Lo natural siempre es mejor!
¡Apunta todos los trucos para saber cómo hacer caldo casero!
Agua fría para empezar
Un truco ideal para que los ingredientes y alimentos con los que vamos a cocinar nuestro caldo casero desprendan todos sus nutrientes, vitaminas y sabor es añadir agua fría a nuestra olla de cocción.
De este modo, los alimentos se van cocinando a fuego lento y, a la vez que el agua se va calentando, va absorbiendo las vitaminas de los ingredientes.
Ten este requisito en cuenta porque forma parte de los mejores trucos a la hora de cocinar un buen caldo casero.
No tires los huesos o las espinas
Es fácil pensar que la carne es lo que más sabor y cuerpo le dará a nuestro caldo, pero esa es una afirmación un poco valiente. Lo que realmente le aporta ese cuerpo y sabor excelente son los huesos de la carne, por ejemplo, el hueso del jamón, las carcasas del pollo o las espinas del pescado, sobre todo, las del congrio o el rape.
Así que por más que eches el pescado o la carne como pieza entera dentro del caldo, no quiere decir que sea un plus, para la próxima vez que hagas un caldo casero, ¡no tires los huesos y notarás la diferencia!
Consigue un caldo con cuerpo
No te desanimes si has hecho un caldo casero y el líquido queda demasiado transparente, ¡tiene solución! Un caldo casero con cuerpo tiene truco, y te lo vamos a desvelar.
Y es que pasar por la plancha todas las piezas de carne o pescado y verduras que incorporemos después a nuestro caldo aportará, además de un color dorado, un punto extra de sabor.
También puedes poner a la plancha (sin aceite) una cebolla y cocinarla hasta que quede bien tostada antes de incorporarla al caldo, ¡una maravilla!
Tiempo de cocción: ¡ni más ni menos!
Ya hemos dicho que para cocinar un caldo casero de calidad, se necesita una cocción a fuego lento, pero tenemos que aprender a darle los minutos justos, ya que si nos excedemos en la cocción estaremos cometiendo un error.
Cocinar un caldo casero durante muchas horas no garantiza que sea mejor, al contrario, conseguiremos un efecto negativo, dado que puede acabar con los sabores de los alimentos.
Así pues, para que tengas una referencia aproximada de los tiempos de cocción, te recomendamos que a la hora de elaborar un caldo de verduras, no lo cocines más de una hora, para un caldo de pescado bastará con cocinarlo durante 20-25 minutos, y el caldo de cocido ronda las cuatro horas de cocción.
Añade color a tu caldo y mejora su sabor
Independientemente de la variedad de caldo que quieras cocinar, ya sea vegetal, de carne o de pescado, asegúrate siempre de incorporar una base sólida de verduras. No solo aportará un sabor especial, sino que aprovecharás los nutrientes y las vitaminas de las verduras para reforzar tu sistema inmunitario.
No hay una norma escrita de qué verduras incorporar en cada tipo de caldo, aunque las más habituales suelen ser el apio, la cebolla, el puerro, la zanahoria y el ajo, entre otras.
Para cocinar un caldo de pescado, además de la base de marisco y distintas piezas del mar, como las espinas del rape, congrio o merluza, cáscaras de gamba, un surtido de marisco compuesto por almejas, mejillones, berberechos, es fundamental la aportación del puerro, le da un sabor espectacular, además del tomate y la zanahoria. También puedes probar a incorporar un poquito de hinojo, ¡notarás la diferencia!
Un caldo de pollo sin verduras pierde toda la gracia, así que para cocinar un buen caldo casero de pollo no te olvides de echar, además de las carcasas y la carne del pollo, una buena base vegetal compuesta por apio, nabo, zanahoria, ajo, cebolla, puerro, chirivía, hierbabuena y laurel. ¡Explosión de colores y sabores!
Sí que es cierto que el caldo de cocido se caracteriza, sobre todo, por contener una gran variedad de carne, pero te recomendamos incorporar, como mínimo, zanahoria, puerro, cebolla y perejil para darle un extra de suavidad y sabor.
¡Dale vida a tus caldos!
¿Y la sal? ¡Para el final!
Uno de los errores más recurrentes que se cometen al hacer un caldo casero es incorporar la sal junto al agua del caldo y eso es un fallo importante. ¿Por qué? Muy sencillo: el agua del caldo necesita calentarse y absorber todos los nutrientes de los ingredientes que hemos incorporado, y la sal impide que el agua los absorba en su totalidad.
Por lo tanto, si quieres cocinar sopa con el caldo casero que has elaborado, te recomendamos que le eches la sal cuando la cocines aparte.
Elimina la grasa de tu caldo
Con el fin de elaborar una receta saludable y equilibrada, es importante eliminar la espuma que se queda en la superficie de la olla cuando el caldo está hirviendo. La puedes ir retirando a medida que cocinas o bien cuando dejes enfriar el caldo a temperatura ambiente.
Esa espuma es la grasa que sueltan los huesos y la carne, pero no la necesitamos para nuestro caldo, ya que interferirá en el sabor de los alimentos, aunque sí que puedes conservarla para elaborar salsas.
Elimina la espuma y, de esta forma, obtendrás un caldo bajo en grasas, sano e ideal para los fríos días de otoño e invierno.
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