Cáncer de mama: cómo realizarte una autoexploración de pechos en casa
Es muy recomendable realizarse un auto examen en casa con el objetivo de detectar posibles anomalías en los pechos que puedan ponerte en alerta. Te contamos cómo hacerlo correctamente
Además de las revisiones ginecológicas anuales obligatorias, los expertos recomiendan realizarse un autoexamen en casa con el objetivo de detectar posibles anomalías en los pechos que puedan ponerte en alerta. De hecho, el 20% de los tumores de mama se detectan gracias a la autoexploración del pecho, un paso muy sencillo pero sumamente importante, puesto que desde la Asociación Española Contra el Cáncer afirman que las posibilidades de curación de los cánceres de mama que se detectan en su etapa inicial son prácticamente del 100%.
Cuándo se recomienda realizarla
Conocer el propio pecho es una práctica muy recomendable para detectar de forma temprana alguna posible anomalía, por eso los expertos recomiendan realizarse periódicamente una autoexploración mamaria que, en ningún caso, debe sustituir a las visitas regulares al especialista.
Revisa tus pechos una vez al mes a partir de los 25 años, también durante el embarazo y la menopausia, ya que el riesgo de desarrollar este tipo de tumor aumenta con la edad. Esta autoexploración debe hacerse justo tras la menstruación, cuando las mamas se encuentran menos inflamadas. El mejor momento para examinar tus senos y detectar claramente cualquier anomalía es cuando no están ni sensibles ni inflamados, por eso se aconseja hacerlo entre el quinto y séptimo día desde el comienzo de la regla.
Los pasos principales para la autoexploración
1.- Colócate frente a un espejo con los hombros rectos y los brazos junto a la cadera. Observa tus pechos detenidamente y presta atención a posibles cambios en la piel, la forma o el volumen de la mama, como hundimientos, retracciones o alteraciones. Vigila también que no tengan manchas y que los pezones sean del mismo color y no segreguen líquido. Obsérvate primero con los brazos pegados al cuerpo, luego apóyalos en las caderas y, finalmente, y levanta los brazos, cruzando tus manos sobre la cabeza.
2.- Con la mano contraria, presiona suavemente un pecho, haciendo movimientos circulares por toda la mama para descartar la presencia de bultos o puntos dolorosos.
3.- Ahora, dirige tu mano hacia la axila y masajea suavemente, también de forma circular.
4.- El siguiente paso es analizar el pezón para descartar ninguna segregación de líquidos (ya sea amarillento, lechoso, transparente o sanguilonento), ya que pueden ser síntomas de cáncer de mama. Repite estos cuatro pasos en la mama contraria.
5.- Por último, túmbate y ponte un cojín bajo la cabeza y los hombros. Coloca un brazo bajo la nuca y, con la otra mano, toca poco a poco la mama y la axila. Hazlo con tacto firme y pausado, con las yemas de los dedos. El movimiento debe ser circular y suave, sin presionar mucho, y cubriendo ambos pechos y axilas.
Las mamografías son claves, no las pospongas
Si detectas algún bulto, en el 90% de los casos se trata de tumores benignos y no de cáncer, pero acude a tu ginecólogo ante cualquier duda o anomalía observada. Aunque la autoexploración puede advertir de ellas, únicamente las mamografías detectan precozmente el cáncer de mama. Así que no te saltes tu visita anual al ginecólogo, ¡es primordial!
A partir de los 40 años. Los especialistas recomiendan empezar a hacerse una mamografía anual a partir de esta edad, excepto si perteneces a un grupo de riesgo, con lo que debería adelantarse. La Asociación Española Contra el Cáncer afirma que las posibilidades de curación de los cánceres de mama que se detectan en su etapa inicial son prácticamente del 100%.