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Las mejores maneras de proteger tus ojos en verano

Los problemas oculares aumentan un 25% durante esta época del año, debido al calor, al agua de playas y piscinas y, sobre todo, a los rayos solares. ¡Aprende cómo prevenirlos para mantener una buena salud visual!

A menudo nos olvidamos de proteger nuestros ojos, pero el verano o el trabajo de oficina pueden dañarlos. 

A menudo nos olvidamos de proteger nuestros ojos, pero el verano o el trabajo de oficina pueden dañarlos.

Redacción
María José Peiró

Sección coordinada por la doctora María José Peiró, especialista en Medicina Familiar, con más de 10 años de experiencia tanto en el ámbito público como privado. Máster en nutrición y dietética..

Irritaciones o infecciones como la conjuntivitis, la queratitis o la sequedad son problemas oculares que aumentan considerablemente durante los meses de verano, ya que pasamos más tiempo al aire libre y nuestros ojos están más expuestos al efecto perjudicial del sol, el agua de las piscinas, el aire acondicionado, etc.

Los expertos recomiendan usar unas buenas gafas de sol homologadas y seguir una serie de cuidados con el fin de preservar una correcta salud ocular y prevenir problemas futuros.

Combate a sus principales enemigos

Radiación solar. Los ojos son veinte veces más sensibles que la piel a los rayos ultravioletas, por lo que una excesiva exposición solar a corto plazo puede causar molestias como enrojecimiento ocular, irritación, lagrimeo y dolor o afecciones como conjuntivitis.

Sin embargo, el daño de los rayos solares es acumulativo, por lo que si este exceso se repite o resulta muy intenso, aumenta el riesgo de sufrir fotoqueratitis (daños en la córnea) u otras patologías más graves como cataratas, envejecimiento de la retina, degeneración macular e, incluso, pérdida de visión.

Qué hacer. La mejor forma de proteger nuestros ojos de la radiación es elegir unas gafas de sol adecuadas y evitar las horas de mayor intensidad solar.

Piscinas. El cloro, imprescindible para desinfectar el agua, también puede provocar enrojecimiento, irritación y escozor y hasta conjuntivitis.

Qué hacer. Se deben usar gafas de buceo para proteger nuestros ojos del efecto del cloro y de los contaminantes que puedan haber en el agua.

Agua del mar. Su alta concentración en sal suele resultar molesta para los ojos delicados y puede llegar a ocasionar conjuntivitis irritativa. Además, sumada a la arena de la playa, es probable que provoque picor, lagrimeo y sensación de arenilla.

Qué hacer. Se recomienda aclarar bien los ojos con agua dulce después de cada baño en el mar e incluso aplicarse colirio o lágrimas artificiales.

 

 

Aire acondicionado. El aire frío que desprende reseca el ambiente y también los ojos, un problema que, además de propiciar infecciones oculares, puede llegar a cronificarse, provocando un trastorno llamado ojo seco.

Qué hacer. Para contrarrestar la sequedad del ambiente, una buena idea es utilizar un humidificador. Evitarás las molestias oculares utilizando colirio y parpadeando a menudo. Se recomienda también limpiar los sistemas de ventilación con frecuencia.

Buenos hábitos que cuidan tus ojos

Las gafas de sol, imprescindibles. Utilízalas siempre que salgas de casa, incluso para conducir, ya que ayudan a evitar deslumbramientos y, en el caso de las polarizadas, permiten reducir la distancia de frenada en hasta 7 metros.

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Una protección extra. Además de las gafas de sol, es recomendable usar un sombrero de ala ancha para protegernos cuando la radiación solar es más intensa.

Lávate las manos con frecuencia. Frotarse los ojos con las manos sucias (algo frecuente en la playa y las piscinas) puede propiciar la aparición de infecciones.

Usa sombreros y viseras. Es una protección adicional que ayuda a preservar la salud de los ojos si la radiación solar es más intensa o en caso de tener los ojos delicados.

Colirio, siempre en tu bolso. Junto con el suero fisiológico y las lágrimas artificiales, es de gran alivio si se sufre sequedad o irritación ocular.

Ojo con los días nublados. Los rayos atraviesan las nubes y llegan hasta tus ojos, así que debes protegerlos aunque el sol no queme.

Lentillas: cuidados especiales

Resultan muy cómodas y permiten una mayor libertad de movimiento, pero hay que extremar las precauciones con las lentes de contacto, sobre todo en verano.

No te bañes con ellas. Principalmente en piscinas o pantanos, ya que las lentillas pueden absorber agua contaminada por hongos o bacterias y se aumenta el riesgo de sufrir una infección ocular grave.

Aléjalas del calor. Evita que los estuches de conservación permanezcan en lugares donde la temperatura sea elevada porque pueden deteriorarse.

Incrementa la higiene. Lávate las manos continuamente al manipularlas y evita que les caiga arena de la playa y otras partículas que las contaminen o dañen.

Llévalas menos horas. Intenta no excederte en su uso durante el verano, ya que es una época en la que el ojo tiende a resecarse más y podrían molestarte. de lentes de contacto puede incrementar la

La dieta que te ayuda a alimentar tu vista

Existen nutrientes muy beneficiosos, como las vitaminas A, B12, C, E y la luteína, que potencian la prevención de numerosas molestias oculares.

Descubre cómo proteger tus ojos de las radiaciones y evitar problemas derivados de la excesiva exposición solar.

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Como para muchas otras causas, la fruta es un gran aliado para proteger nuestro organismo.

1. Vitamina A. Conocida también como retinol, pertenece a la familia de los carotenoides, que crean fotorreceptores en la retina que ayudan a mantener los ojos sanos.

Su carencia puede provocar disminución de la agudeza visual cuando oscurece, sequedad de ojos, inflamación de los párpados y ulceraciones en la córnea. Los alimentos más ricos en ella son las zanahorias, las espinacas, el tomate, el huevo, el mango, la calabaza y la leche.

2. Vitamina B12. Este nutriente antioxidante protege contra las molestias y el dolor ocular causado por el ojo seco y su déficit contribuye a aumentar la sensibilidad a la luz y la inflamación de los ojos. Se encuentra en el salmón, las almejas, los cereales y las bebidas vegetales.

3. Vitamina C. Protege nuestros ojos de la radiación ultravioleta y ayuda a prevenir problemas de la retina y del cristalino. Aumenta su ingesta comiendo cítricos (naranja, limón, lima, etc.), kiwis, fresas, pimiento rojo, espinacas y brócoli.

4. Vitamina E. Su potente acción antioxidante puede reducir el riesgo de desarrollar degeneración macular avanzada, previene la visión borrosa y ayuda a los músculos oculares. La encontrarás en frutos secos (almendras, cacahuetes y piñones), además de en las pipas de girasol y en hortalizas de hoja verde.

5. Luteína. Es un carotenoide que se halla en la retina y en la lente del ojo y que actúa como un filtro solar. Numerosos estudios han demostrado que una ingesta adecuada reduce el riesgo de desarrollar enfermedades oculares como la degeneración macular y las cataratas. Las coles, las espinacas, los arándanos, las ciruelas y las zanahorias son ricas en ella.

Gafas de sol: cómo elegir las más adecuadas

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Invertir en unas gafas de sol de calidad es clave para proteger tus ojos durante todo el año.

1. Deben ser homologadas. Entre el 60 y el 80% de las gafas de sol que se venden en España no cumplen con la normativa europea, lo que puede dañar gravemente nuestros ojos. Cómpralas en un establecimiento especializado y asegúrate de que lleven el sello de la Comunidad Europea.

2. Tipo de filtro solar. Equivale al índice de protección de las cremas solares y va de 0 a 4 según su capacidad de absorción de la luz. El número 4 es el que mejor filtra los rayos solares y se recomienda para practicar deportes acuáticos y de montaña. El número 3 suele usarse para ir a la playa, el 2 para hacer deporte y el 1 para los días nublados.

3. Material y color del cristal. Las gafas deben ser de cristal u orgánicas (nunca de plástico) y hay que tener el cuenta el color de la lente. Las grises son las más apropiadas para uso general y para conducir, ya que ofrecen una percepción correcta de los colores. Las marrones son adecuadas para los deportes al aire libre y en caso de miopía. Las verdes se recomiendan en caso de hipermetropía o vista cansada. Las amarillas son ideales en días nublados o en ambientes con poca luz. Y las azules no se recomiendan porque alteran los colores.

4. Cuidado con los reflejos. La arena incrementa los rayos UV en un 20% y el agua en un 30%. La altitud también influye (cada 1.000 metros de altura, la radiación aumenta un 10%).

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