Los contaminantes químicos alteran tus hormonas. ¡Evítalos!
Son miles las sustancias en el ambiente que pueden engañar a nuestro cuerpo, interferir en el metabolismo y llegar a generar una disfunción. Conoce dónde se encuentran estos llamados disruptores endocrinos para evitar sus efectos. Es fundamental para tu salud
Los disruptores endocrinos son sustancias químicas que nos rodean y que penetran en el organismo a través de la piel, la alimentación o la respiración. Imitan el comportamiento de las hormonas y alteran el sistema endocrino. Por su acción, éste puede bloquearse o activarse de muy distintas formas siendo la causa de diferentes trastornos. Los estudios relacionan estos agentes disruptores con problemas de infertilidad, enfermedades neurológicas y trastornos metabólicos como la obesidad y la diabetes. Según sus características el cuerpo tiene la capacidad de eliminarlos en pocas horas sin consecuencias o bien sufrir sus efectos acumulativos. De hecho, podrían afectar a nuestros descendientes porque traspasan la placenta y están presentes en la leche materna. Un ejemplo de ello es el DDT, un pesticida con efectos disruptores prohibido en 1977 y que aún a veces se detecta en las personas.
Conoce las principales fuentes de contaminación
Existen unas 1.000 sustancias reconocidas como disruptoras endocrinas que se encuentran en los productos que consumimos. El bisfenol A, los ftalatos, los policarbonatos, las dioxinas, los furanos, el PCB, los alquifenoles y los metales pesados son los más importantes de esta amplia lista.
Pesticidas y funguicidas. Las frutas y hortalizas de agricultura intensiva pueden contener residuos de contaminantes químicos que mimetizan las hormonas procedentes de los tratamientos que reciben para favorecer su crecimiento. De ahí que sea importante lavarlas bien antes de consumirlas. El glifosato por ejemplo es un herbicida que puede estar presente en el agua y en los vegetales mientras que los ditiocarbamatos son fungicidas usados en cítricos y viñedos.
Alimentos envasados. La comida que se vende en bandejas de poliuretano y las latas puede contener disruptores endocrinos como el bisfenol A, con lo que procura reducir el consumo de los alimentos enlatados y plastificados.
Cosméticos y elementos de higiene personal. Los ftalatos pueden estar en fragancias, jabones, champús, lacas o esmaltes de uñas. Algunos filtros de los fotoprotectores también pueden exponernos a disruptores endocrinos, así como la pasta de dientes y los desodorantes.
Una menstruación precoz. La presencia de disruptores endocrinos se asocia con una pubertad avanzada de las niñas.
Objetos del hogar. Los productos de limpieza, sobre todo si son en aerosol, los muebles con un tratamiento ignífugo y las sartenes antiadherentes con perfluorados también pueden contaminarnos.
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Plásticos. El bisfenol A, presente en los plásticos de policarbonato con el que pueden fabricarse botellas, biberones, chupetes y juguetes, actúa como un estrógeno y puede resultar dañino durante el embarazo y en la infancia.
Ropa. En la ropa deportiva o de montaña también pueden utilizarse perfluorados para darle un acabado impermeable que son dañinos. Asimismo, ciertos tintes textiles penetran a través de nuestra piel y pueden alterar nuestras hormonas. Las prendas de algodón biológico y los tintes naturales son los más recomendables.
Trastornos relacionados con disruptores endocrinos
Sin alarmismos conviene reducir la exposición a estos contaminantes químicos que las investigaciones vinculan con enfermedades importantes.
El peligro de los herbicidas. Según los tratamientos que reciben, las frutas y hortalizas de agricultura intensiva pueden contener residuos de disruptores endocrinos.
Infertilidad. Los disruptores endocrinos incrementan el riesgo de endometriosis y pueden disminuir la reserva ovárica y la calidad del semen. Los compuestos perfluorados (impermeables, papel plastificado, sartenes antiadherentes) parecen dificultar el embarazo en la mujer.
Trastornos metabólicos y del corazón. Los ignífugos, el PVC y el bisfenol A pueden estar detrás del auge de la obesidad incluso en edades tempranas, mientras que el bisfenol A se relaciona con la diabetes tipo 2, enfermedades de la glándula tiroides y enfermedades cardiovasculares.
Alergias. La exposición a disruptores endocrinos como el bisfenol A y el triclosán también podría aumentar el riesgo de alergia.
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Trastornos del comportamiento. La acumulación de metales pesados en el organismo por los alimentos que ingerimos, la exposición a ignífugos, a pesticidas y al bisfenol A se relacionan con una mayor dificultad para concentrarse, con hiperactividad y también con una mayor incidencia de depresión.
Cáncer. Asimismo, el aumento en los últimos 50 años del cáncer de próstata, testículos, mama y tiroides se vincula con los disruptores endocrinos.
Claves para reducir la exposición a químicos
1. Cristal en lugar de plástico. Procura calentar la comida en recipientes de vidrio para evitar las dioxinas que produce el plástico y almacena el agua en botellas de cristal o de acero inoxidable.
Si sueles llevar comida en fiambreras o cocinas para toda la semana, guarda los platos en tuppers de cristal preferentemente.
2. Alimentos "bio" y de temporada. Procura consumir frutas y hortalizas de proximidad cultivadas sin pesticidas, y cuando éstas no sean ecológicas, lávalas con bicarbonato sódico que ayuda a eliminar los residuos contaminantes.
3. Materiales naturales. Opta por vestidos de fibras naturales como la lana, el lino o la seda. Si pintas, utiliza productos de base mineral o vegetal. Sobre todo si estás embarazada o dando el pecho, usa productos de limpieza como el jabón de sosa, el vinagre o el limón.
4. Lee las etiquetas. Infórmate de la composición de los productos que adquieres para detectar la presencia de disruptores endocrinos, y más en juguetes, chupetes y biberones. También revisa que los cosméticos que utilizas estén libres de aromas, parabenos y ftalatos.
Verdadero o Falso
Son muchas las investigaciones que se están llevando a cabo para identificar las sustancias químicas que pueden alterar nuestras hormonas y evaluar más exactamente cuáles pueden ser sus efectos a corto y a largo plazo. Te ayudamos a conocer más sobre ello.
Los alimentos pueden contener metales pesados
Verdadero. El mercurio, el cadmio y el arsénico son los metales pesados que más se detectan en el cuerpo. Llegan a acumularse a través de lo que comemos. El mercurio y el arsénico se encuentra sobre todo en los pescados de gran tamaño y también el marisco, mientras que el cadmio está en los cereales.
El marisco o los grandes pescados como el atún son saludables pero siempre que se consuman con moderación.
El primer hijo está más expuesto que el segundo
Verdadero. El cuerpo de la mujer almacena disruptores endocrinos durante su vida y éstos se liberan en gran parte cuando se amamanta al primer hijo, con lo que el segundo recibe menos cantidad. A pesar de ello, la lactancia tiene muchos más beneficios que perjuicios para la salud del niño.
El efecto de los disruptores endocrinos desaparece
Verdadero-Falso. Algunos disruptores endocrinos se eliminan en unas horas o al cabo de unos días. Sin embargo otros pueden permanecer en órganos como el hígado y los riñones hasta 4 y 10 años como es el caso de ciertos pesticidas.
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La mujer es menos vulnerable a los contaminantes químicos
Falso. Según los estudios, ellas suelen estar más expuestas a los efectos de los disruptores endocrinos porque utilizan más a menudo productos de limpieza y cosméticos que los contienen. Además, su organismo los elimina peor y su mayor porcentaje de grasa corporal facilita su acumulación.