Alberto Closas, la intensa vida del galán del cine y el teatro
Una biografía escrita por su sobrino desveló la vida de este actor catalán que empezó haciendo películas en Argentina para consagrarse como uno de los grandes artistas en España
Alumno de la gran diva Margarita Xirgu
El "conseller" Rafael Closas y Teresa Lluró, padres del actor.
Alberto Closas se hizo actor por casualidad. A los 21 años acompañó a un amigo a unas pruebas que hacía la mítica actriz catalana Margarita Xirgu, también exiliada, que tenía su propia compañía teatral y una Escuela de Arte.
La Xirgu se fijó inmediatamente en aquel joven alto, apuesto, de ojos verdes, enorme sonrisa, voz profunda y ademanes educados: "¿Cuánto tiempo aguantas sin comer?", le preguntó la actriz. "Con lo entrenado que estoy, un año", le respondió Alberto en plan de broma. "Entonces podrás ser un gran primer actor", afirmó Margarita.
Lo contrató y tras estudiar en su escuela de arte dramático, debutó en 1944 en la obra Mariana Pineda, de Federico García Lorca. Con Margarita Xirgu hizo gira por Uruguay y Argentina hasta que la compañía se disolvió en Buenos Aires. Alberto Closas decidió quedarse en la capital argentina, donde encaró con tranquilidad el reto de pasarse al cine.
En 1950 se casó con "la mujer con los ojos más bellos del mundo"
Arriba, en uno de sus filmes argentinos.
En 1945, obtuvo uno de sus primeros papeles protagonistas en la película "La pródiga" junto con una actriz novel llamada Eva Duarte, amante de Juan Domingo Perón, un coronel que pocos meses después se proclamaría jefe de Estado. Nada más acabar el rodaje, la actriz se casó con Perón y pasó a la historia como Evita.
Closas fue testigo directo de aquel romance, prestándole a la pareja las llaves de su apartamento en Buenos Aires para los encuentros secretos entre el político y la joven actriz. Para descontento de Closas, "La pródiga" no se estrenó. Evita interpretaba en ella a una viuda rica de vida licenciosa, poco apta para la imagen de la mujer de un presidente. La película se retiró antes de su estreno porque, según Eva Perón, el director "la había sacado gorda".
Pero la carrera de Closas no se detuvo allí y rodó con gran éxito otras cintas llegando a ser galardonado, en 1949, por su interpretación en el filme "Danza del fuego".
En 1950 se casó con la actriz argentina de origen bielorruso María Batvinik, conocida como Amelia Bence y, según los cronistas de la época, "la mujer con los ojos más bellos del mundo". Se habían conocido cuatro años antes durante el rodaje de María Rosa, en Chile.
Amelia Bence, actriz argentina que fue la primera esposa de Alberto Closas.
El largo romance acabó en boda y ambos formaron una compañía teatral con un notable éxito. Pero Alberto Closas era un galán dentro y fuera de las pantallas y, tras un viaje de trabajo a México, Amelia supo de varias infidelidades de su esposo y rompió con él en 1954. No habían tenido hijos y mantuvieron una buena amistad e incluso volvieron a trabajar juntos.
En 1954, Franco concedió una especie de amnistía que permitió a Alberto Closas regresar a España. Destacaba como actor por su elegancia y por una naturalidad espectacular, que hacía parecer que no estaba interpretando.
Cinco hijos con Marisa, su tercera esposa
Con Lucía Bosé en "Muerte de un ciclista".
El director Juan Antonio Bardem le propuso ser protagonista de "Muerte de un ciclista", junto con Lucía Bosé, película que sería premiada en el Festival de Cannes. Desde entonces, vivió a caballo entre Madrid y Buenos Aires.
Con Marisa, su tercera esposa, y cuatro de sus cinco hijos, en su casa de Alicante.
Mujeriego empedernido, Alberto se casó en segundas nupcias con la actriz argentina Lía Elena Centeno Padilla. Este matrimonio fue efímero, pero tras numerosas aventuras, encontró a Marisa Martínez Hernández en Alicante, quien sería la mujer de su vida. Con ella, se casó a finales de los 50 y tuvieron cinco hijos: Alejandra, Alberto, Jaime, Marisa y Catalina.
Marisa era hija de un empresario cinematográfico dueño de varios cines en Alicante y de extensos terrenos en la playa de San Juan, al comienzo del boom turístico español. Allí construyeron una casa donde pasaban los veranos, pero que Alberto Closas consideraba su hogar.
Convertido en un galán de éxito, alternaba las pantallas con el teatro, su verdadera pasión. Entre sus éxitos en el cine encontramos "Una muchachita de Valladolid" (1958) y "El baile" (1959), hasta llegar al título que lo consagró entre el gran público: el sufrido padre de "La gran familia", filmada en 1962 y que tendría dos secuelas.
Con Pepe Isbert en un fotograma de "La gran familia"
También se atrevió a convertirse en empresario, dirigiendo el Teatro Marquina de Madrid, donde presentó tanto clásicos de Benavente como obras de autores contemporáneos como Antonio Gala o Miguel Mihura.
En Buenos Aires, estuvo al frente del Teatro del Globo y del Avenida, donde instaló una escuela de actores "para dejar algo de herencia", decía.
Su salto a televisión estaba cantado y protagonizó series míticas, como "Las doce caras de Juan" (1967), donde ganó la simpatía del público por su elegancia y buen gusto. "Un actor de técnica tan sólida que nunca parecía estar actuando", recuerda el novelista Eduardo Mendoza, amigo suyo, en el prólogo de la biografía escrita por su sobrino Francis Closas junto a su esposa Silvia Farriol, "A un paso de las estrellas" (Editorial Cátedra), el título que Alberto Closas había dicho que pondría a unas memorias que no llegó a escribir.
Se divorció de Marisa en 1973, aunque mantuvieron una buena relación el resto de sus vidas. Amante de la buena vida, gastaba tanto como ingresaba, a veces montando espectáculos costosos por su cuenta y riesgo, como el musical "My Fair Lady" en el que actuaba y cantaba con Ángela Carrasco.
También era aficionado a la ruleta y a las apuestas de carreras de caballos y capaz de tomar un avión para ir a comer a París y regresar por la noche.
Un enfisema pulmonar que degeneró en cáncer
Protagonizó unas 60 películas, obras de teatro y series como "Goya" y "Gatos en el tejado" hasta que, fumador empedernido, le diagnosticaron un enfisema pulmonar en 1990, que degeneró en cáncer.
Aunque anunció su retirada por la enfermedad, quiso morir en el escenario. Pocos meses antes de su fallecimiento, volvió al teatro con Amparo Rivelles en "El canto de los cisnes".
Con Amparo Rivelles en su última obra de teatro.
En junio de 1994 recibió la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes de la mano del rey Juan Carlos y la misma semana de su muerte aparecía en un par de capítulos de "Farmacia de guardia".
El 19 de septiembre del mismo año bajó definitivamente el telón, muriendo en Madrid a los 72 años. Fue incinerado y sus cenizas fueron esparcidas por sus cinco hijos en El Campello (Alicante).