Anna Lee Fisher, la primera madre que viajó al espacio
Le propusieron formar parte de la tripulación del "Discovery" en su octavo mes de embarazo y se embarcó en esta aventura poco después de dar a luz a su primera hija
Cuando Anna embarcó en el "Discovery", su hija Kristin tenía 14 meses.
En 1961, la mujer que hoy nos ocupa era todavía una niña de 11 años, pero viendo en la TV el primer vuelo espacial de un estadounidense, descubrió lo que quería ser de mayor, astronauta. Antes de conseguirlo, Anna Lee Fisher estudió Química y Medicina y trabajó en varios hospitales de Los Ángeles en el departamento de Urgencias.
En todo ese tiempo, nunca borró de sus planes de futuro viajar al espacio. La oportunidad de cumplir ese sueño le llegó en 1977, cuando la NASA reclutó nuevos cosmonautas para futuros proyectos.
A los 28 años, tras completar su preparación, entró a formar parte del primer equipo femenino de astronautas de EEUU, pero no iba a ser fácil seguir adelante, ya que, cuando le asignaron su primera misión, estaba embarazada.
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"Si algo me ocurre, debes saber que te quiero mucho"
Aquello no le impidió que, en 1984, 14 meses después de dar a luz a su hija Kristin, embarcara en el "Discovery" con el cometido de desplegar dos satélites y recuperar otros dos que se hallaban en órbitas incorrectas, convirtiéndose en la primera mamá espacial. Antes de partir, escribió una carta a su bebé, en la que le decía: "Si algo me ocurre, debes saber que te quiero mucho y que tu papá y tu abuela cuidarán de ti. Y yo, esté donde esté, también."
Pasó ocho días en el espacio -sin poder hablar con su familia- y recorrió 5,3 millones de kilómetros antes de volver a la Tierra. Después, siguió trabajando en la NASA, donde ocupó cargos de la Estación Espacial Internacional y colaboró en el desarrollo de la nave "Orión", hasta que, en el 2017, a los 67 años, se retiró para dedicarse a tareas tan terrenales como la de ser abuela.