Mary Edwards Walker, una cirujana rebelde
Esta inconformista doctora, que con su indumentaria reivindicó la libertad femenina, fue pionera al ejercer su profesión en el ejército de los Estados Unidos
Hija de granjeros neoyorkinos, ya de joven, esta valerosa mujer devoraba libros de anatomía, para graduarse finalmente en Medicina.
Al estallar la Guerra de Secesión, Edwards (1832-1919) se hizo voluntaria del ejército de la Unión y pidió que la contrataran como cirujana militar. Por ser mujer, sólo le propusieron un puesto de enfermera. Ella lo rechazó, si bien acabó trabajando como cirujana de campo no remunerada.
Curtida en varias batallas, esta doctora incluso pidió ser espía, de nuevo, sin éxito, aunque su implicación en el conflicto la convirtió finalmente, en 1863, en la primera cirujana empleada por el ejército de los Estados Unidos. Incluso pasó por prisión, cuando la capturaron las tropas enemigas.
Fue difamada por su aspecto
Sorprendentemente, el talento de Edwards para sanar a los heridos en el frente y su demostrada valentía quedaron en un segundo plano para la prensa, que la atacó sin piedad burlándose de su aspecto físico, sobre todo, por ir vestida con ropa considerada socialmente como masculina.
Aquellas prendas, que la científica llevaba por comodidad al trabajar, también denotaban su ideología, ya que Edwards siempre apostó por que las mujeres cambiaran su forma de vestir como un paso necesario para la liberación femenina.
Su determinación le trajo problemas, como cuando a la salida de una tienda en Nueva York, llegaron a arrestarla por su indumentaria. Escritora y conferenciante, Edwards siempre tuvo un espíritu rebelde. Otra prueba fue que al casarse, en el 1855, no quiso que sus votos incluyesen la palabra "obedecer" referida a su marido.
También entró en política, defendiendo el voto femenino, que intentó ejercer sin éxito. Con todo, dejó huella, ya que aún hoy es la única mujer que ha recibido la máxima condecoración de las Fuerzas Armadas norteamericanas.