Aciertos y errores en el cuidado de la piel
Elegir bien cada cosmético que incluyes en tu neceser es tan importante como extenderlo de la forma adecuada y en el orden correcto. Con este sencillo manual de instrucciones, sacarás aún más partido a tus productos y te notarás la tez más bonita y cuidada

Desmaquillar la piel, un gesto imprescindible

Según un experimento llevado a cabo por la periodista del Daily Mail Anna Pursglove, saltarse la rutina de limpieza durante un solo mes puede, visualmente, envejecer la piel hasta 10 años. ¡Entran ganas de ser constante y rutinaria!
SÍ Además de usar un desmaquillante específico para tu tipo de piel –agua micelar para pieles grasas o sensibles, leche limpiadora para las secas, espumas o aceites desmaquillantes para las maduras, etc.–, remata la limpieza de los ojos con el uso de suero fisiológico y, en el resto de la cara, con un tónico facial. Si tu piel es sensible, evita este último paso y utiliza agua o suero. Y sí, sí... hay que limpiar el rostro dos veces al día: por la mañana y por la noche.
NO No frotes con fuerza, ya que para eliminar restos de suciedad y de maquillaje, no es necesario desplazar la piel. Si deslizas los discos desmaquillantes suavemente, podrás reducir el riesgo de irritaciones y frenar el avance de la flacidez. Otro error muy extendido es limpiar primero la piel, cuando lo más conveniente es empezar por las zonas más maquilladas (ojos y labios).
Contorno de ojos, prioridad absoluta

A partir de los 25 años, antes incluso si te levantas con ojeras o bolsas, es esencial proteger la extremadamente fina piel de alrededor de los ojos con un producto específico.
SÍ Harás bien en extender la loción lentamente, trabajando el párpado inferior con movimientos suaves para descongestionar los pequeños capilares de la zona y drenar líquidos retenidos. Extiende con un delicado tecleteo, como si tocaras con la yema de los dedos la piel de un tambor. Y no desperdicies ni una gota. Para ambos ojos, utiliza el equivalente a un guisante.
NO No caigas en el error de usar el contorno de ojos al final de la rutina de hidratación porque debe utilizarse tras la limpieza. Y evita aplicar capas y más capas de cremas alrededor del ojo. Los principios activos de este producto son más que suficientes para tratar la zona. Si por un descuido, la invades con sérum o hidratante, tampoco sería un fallo garrafal. Lo que sí es un desacierto es extender el contorno de ojos sólo en el párpado inferior. A fin de retrasar la caída del párpado superior, aplícalo también por esa área y por encima de la ceja.
Sérum: atrapa la juventud de tu piel

Gracias a su alta concentración de activos, es un producto clave en la rutina de belleza. Tanto el sérum de día como el de noche se aplican después de la limpieza facial y antes de la hidratante.
SÍ Ser paciente tiene premio. Aunque la textura del sérum es fluida, es correcto esperar entre 20 y 60 segundos para asegurarnos de que la loción ha penetrado por completo antes de pasar al siguiente paso. Esta sencilla medida, multiplica sus beneficios.
NO La primera equivocación que cometemos es pensar que el sérum puede sustituir a la hidratante cuando está ideado para complementar su función. La segunda, sobresaturar la piel con una dosis excesiva. ¡No se logra una mayor efectividad aplicando más producto! Los expertos aconsejan usar 4-5 gotas si utilizas un formato «drop» o pipeta y dos pulsaciones en los sérums con dispensador.
Hidratante: potencia sus resultados

La crema de día y la de noche ponen el punto final a la rutina de hidratación.
SÍ Esta emulsión más o menos densa, que permite incorporar activos de mayor tamaño molecular, como los péptidos o las ceramidas, crea un efecto barrera que retiene el agua y restaura las grasas del manto hidrolipídico. Sé generosa y emplea lo que quepa en la punta del dedo. Otro acierto es aplicar la loción con movimientos cortos y ascendentes (nunca circulares). Empieza por la frente y sigue por pómulos, nariz y barbilla.
NO Y no te olvides de aplicar la crema también por el cuello. Otro error es dar por hecho que la crema de día que usas lleva filtro solar. Asegúrate de que incorpora un SPF30, 50 o 50+.