Cómo congelar las sobras y aprovechar la comida
Aunque hayas intentado calcular bien las raciones, siempre suele sobrar comida. El congelador puede ser tu aliado para no desperdiciar nada y así ahorrar en tu economía familiar

En muchas ocasiones, la nevera suele llenarse de alimentos que no solemos consumir al momento. Eso, unido a que a veces cocinamos para más personas de lo que es habitual, tiene como resultado que compramos y preparamos cantidades excesivas, por lo que suele sobrar mucha comida.
Congelar ese excedente es la mejor forma de no tirar nada. Sigue estas indicaciones y no sólo aprovecharás la comida sino que ahorrarás dinero.
Así puedes congelar los alimentos para aprovecharlos

CARNE O PESCADO GUISADOS. Congelar correctamente las sobras de carne o pescado guisados es una excelente manera de reducir el desperdicio de alimentos y maximizar el uso de las comidas. Aquí tienes algunos puntos clave para hacerlo de manera eficiente:
Enfríalos previamente: Antes de congelar, deja que la carne o el pescado guisado se enfríe a temperatura ambiente. Nunca pongas alimentos calientes directamente en el congelador, ya que esto puede elevar la temperatura de los alimentos circundantes y afectar su conservación.
Usa recipientes herméticos: Elige recipientes herméticos adecuados para congelar. Esto es crucial para evitar la quema por congelación y mantener la calidad de los alimentos. Los recipientes herméticos también previenen la transferencia de olores y sabores entre diferentes alimentos en el congelador.
No llenes el tupper hasta arriba: Al llenar los recipientes, recuerda no hacerlo completamente. Deja un poco de espacio en la parte superior, ya que los alimentos, especialmente los líquidos como salsas o caldos, tienden a expandirse cuando se congelan. Este espacio permite la expansión sin riesgo de que el recipiente se rompa o se abra.
Tiempo de congelación: La carne y el pescado guisados pueden conservarse en el congelador durante varios meses, pero es mejor consumirlos dentro de los 3 a 6 meses para disfrutar de su mejor calidad y sabor.

MARISCO. El manejo adecuado del marisco para su congelación es esencial para preservar su calidad y seguridad. Aquí tienes algunas recomendaciones específicas para congelar mariscos y aprovecharlos al máximo:
Usa bolsas para congelar: Si los mariscos no han sido congelados previamente, puedes utilizar bolsas especiales para congelación. Asegúrate de extraer todo el aire posible de la bolsa para prevenir la quema por congelación, lo cual puede afectar la textura y el sabor del marisco.
Envuélvelo en film transparente: Otra opción es envolver el marisco en film transparente. Esto es particularmente útil para piezas individuales de marisco, como langostinos o gambas. Asegúrate de que el envoltorio sea lo más hermético posible.
No recongeles el marisco: Es importante recordar que si los mariscos ya han sido congelados y descongelados, no deben volver a congelarse en su estado original. Esto puede afectar negativamente la textura y el sabor, además de ser un riesgo potencial para la salud.
Si el marisco ya ha sido congelado y descongelado, una buena opción es cocinarlo en diferentes preparaciones como caldos, cremas o croquetas. Estos platos pueden congelarse de nuevo sin problemas.
Almacenamiento correcto: Guarda el marisco en la parte más fría del congelador. Etiqueta las bolsas o envolturas con la fecha de congelación para un mejor control y rotación de los alimentos.

EMBUTIDOS. Congelar embutidos, incluyendo los curados como el jamón ibérico, requiere atención a ciertos detalles para preservar su calidad y sabor. Aquí tienes algunos puntos clave para hacerlo adecuadamente:
Embutidos curados (como el jamón ibérico)
Envasado al vacío: Lo ideal es congelar los embutidos curados envasados al vacío. Este método elimina el aire, reduce la quema por congelación y conserva mejor las cualidades del producto.
Tiempo limitado en el congelador: Aunque congelarlos puede ayudar a prolongar su vida útil, es preferible no mantener los embutidos curados como el jamón ibérico en el congelador durante mucho tiempo. Un período prolongado puede afectar a su textura y sabor.
Otros embutidos
Envuélvelos en film transparente: Para embutidos que no son curados, puedes envolverlos en film transparente. Asegúrate de cubrirlos completamente para protegerlos del aire y de la humedad del congelador.
Haz porciones individuales: Si es posible, congela las porciones de embutido que planeas utilizar en una sola comida. Esto evita tener que descongelar y luego recongelar lo que no se use.

PATATAS. La congelación de patatas requiere considerar su textura y cómo ésta puede cambiar con el proceso de congelación. Aquí te explicamos cómo usar diferentes preparaciones de patatas para la congelación:
Patatas fritas o guisadas
Generalmente, las patatas fritas o guisadas no se congelan bien. Esto se debe a que al descongelarse, pueden adquirir una textura blanda y poco apetecible. Es preferible no congelar patatas que ya han sido cocinadas de esta forma, ya que el resultado después de descongelarlas no suele ser satisfactorio.
Patatas para aprovechamiento
Utilizar en purés: Si te encuentras con un excedente de patatas, una excelente opción es utilizarlas en purés de verduras. Los purés de patatas, especialmente cuando se combinan con otras verduras, congelan y descongelan con resultados mucho mejores.
Preparación para la congelación: Cocina las patatas y tritúralas junto con otras verduras para hacer el puré. Deja que se enfríe antes de proceder a congelarlo.
Usa recipientes adecuados: Congela el puré en recipientes herméticos o bolsas de congelación, etiquetados con la fecha. Asegúrate de dejar un poco de espacio en el recipiente para la expansión.

PAN. Congelar el pan de manera adecuada es una forma excelente de conservarlo fresco y evitar el desperdicio. Aquí tienes algunos puntos clave para congelar el pan de manera eficiente:
Porciones individuales: Es recomendable cortar el pan en rebanadas o porciones antes de congelarlo. Esto no sólo acelera el proceso de congelación, sino que también permite descongelar únicamente la cantidad necesaria en cada ocasión, evitando el desperdicio.
Ahorro de energía: Al congelar el pan más rápidamente en porciones más pequeñas, se reduce el tiempo que el congelador necesita para trabajar, lo cual puede suponer un ahorro de energía.
Envoltura adecuada: Envuelve el pan de manera adecuada para protegerlo contra la quema por congelación. Puedes usar film transparente, papel de aluminio o bolsas de congelación específicas.
Descongela sólo lo necesario: La ventaja de tener el pan pre-cortado es que puedes sacar y descongelar solo las rebanadas que necesites en cada momento. Puedes descongelar el pan a temperatura ambiente, en el tostador, o incluso en el horno si prefieres que recupere un poco de su textura crujiente.

CALDO Y LÍQUIDOS. Congelar caldo y otros líquidos de manera correcta es fundamental para asegurar su conservación y facilitar su uso posterior. Aquí te dejamos algunos consejos clave para hacerlo adecuadamente:
Recipiente adecuado: Utiliza recipientes aptos para congelación. Pueden ser de plástico, vidrio resistente al congelador o incluso bolsas de congelación específicas para líquidos.
Tamaño del recipiente: Elige un recipiente que se ajuste a la cantidad de caldo o líquido que deseas congelar, pero teniendo en cuenta la necesidad de dejar espacio para la expansión. Al llenar el recipiente con caldo o líquido, deja al menos 2 centímetros de espacio en la parte superior. Los líquidos se expanden al congelarse, y este espacio evita que el recipiente se abra o se rompa debido a la presión.
Enfría antes de congelar: Antes de poner el caldo o líquido en el congelador, déjalo enfriar a temperatura ambiente y luego mételo en la nevera hasta que esté completamente frío. Esto ayuda a mantener la calidad del líquido y reduce el riesgo de aumentar la temperatura interna del congelador.
Manual de instrucciones para congelar bien los alimentos

Para que la congelación sea correcta y sin riegos debe hacerse de la forma más rápida posible. Además, es necesario proteger el alimento para que no se alteren ni su textura ni su color en un recipiente hermético, con papel film transparente, envasándolo al vacío o en bolsas de congelación.
Etiquetado y registro: Etiqueta cada recipiente con el contenido y la fecha de congelación. Esto te ayudará a llevar un control de lo que tienes almacenado y a utilizar primero los alimentos más antiguos.
Descongelación segura: Para descongelar, traslada la comida del congelador al refrigerador un día antes de que planees cocinarla. Evita descongelar a temperatura ambiente, ya que esto puede fomentar el crecimiento de bacterias.
Recalentamiento adecuado: Una vez descongelada, calienta la comida hasta que alcance una temperatura interna segura. Esto asegura que cualquier bacteria potencialmente dañina sea eliminada.
Siguiendo estos consejos, puedes asegurarte de que tus sobras se conserven de manera segura y eficiente, reduciendo el desperdicio de alimentos y aprovechando al máximo tus comidas.