Protégete del sol y reduce el riesgo de enfermedades de la piel
En verano es más necesario que nunca cuidar la piel. ¡Sigue nuestros consejos para ir a la playa o la piscina tomando las medidas adecuadas para protegerte correctamente de los rayos del sol!
El sol es indispensable para la vida. Necesitamos sus rayos en nuestra piel, por ejemplo, porque es la principal fuente de vitamina D, imprescindible para que el organismo pueda absorber el calcio, y así mantener los huesos fuertes y sanos.
Pero además aporta otros beneficios: disminuye la presión sanguínea, incrementa la respuesta inmune, eleva el ánimo, baja el colesterol y mejora la respiración en los asmáticos.
Sin embargo, exponerse a él en exceso o sin la protección adecuada conlleva riesgos, como envejecimiento prematuro, cataratas y otros problemas de la vista, e incluso cáncer de piel.
Tomar el sol es una de nuestras actividades preferidas en verano y, como hemos avanzado, nos aporta muchos beneficios, siempre y cuando lo hagamos con responsabilidad y siguiendo una serie de precauciones para evitar que nuestra dermis pague un alto precio.
La piel tiene memoria y almacena los daños provocados por un exceso de sol durante toda la vida. Es clave, por tanto, protegerla desde la infancia para que, con los años, no pase factura aumentando las posibilidades de padecer un cáncer cutáneo.
De hecho, uno de cada tres cánceres que se diagnostican es de piel. Dentro de esta tipología, uno de los más frecuentes es el melanoma que se produce cuando las células de pigmentación crecen de una manera anormal como consecuencia, en muchas ocasiones, de una exposición intensa a los rayos solares, o de haber tomado el sol en exceso en la infancia.
Ahora más que nunca, en esta época del año en que aumentamos las horas de exposición solar, es muy importante que tomes todas las medidas que están a tu alcance para prevenir la enfermedad y cuidar la salud de tu piel.
Factores a tener en cuenta
Existen diferentes tipos de tumores de la piel: el más común es el no melanoma, de crecimiento muy lento y con un índice de curación muy alto.
Otro tema es el melanoma que, aunque solo contempla el 5% de cánceres cutáneos, es el más agresivo y puede provocar metástasis, por lo que su detección precoz y, sobre todo, su prevención resultan primordiales.
Pon especial cuidado
Existen una serie de circunstancias que aumentan las posibilidades de padecerlo, y la más destacada es una alta exposición solar.
Las personas que, por su profesión, pasan mucho tiempo al aire libre o toman el sol sin protección tienen un riesgo mucho mayor, así como las que son de piel muy clara y con tendencia a quemarse.
Los niños son los más vulnerables a la radiación solar, así que mantenlos protegidos desde bebés, puesto que, según datos de la Asociación Española de Pediatría de atención primaria (AEPap), utilizar un fotoprotector adecuado al tipo de piel durante los primeros 18 años de vida puede reducir hasta un 78% el riesgo de sufrir algún tipo de cáncer cutáneo.
Consejos para proteger tu piel disfrutando del sol
Prevención, la clave
¡Toma nota de las siguientes medidas que puedes adoptar!
1. Utiliza fotoprotectores, vayas o no a la playa. Te recomendamos que utilices un protector con un amplio espectro (proporciona protección contra los rayos ultravioleta A (UVA) y B (UVB)), que sea resistente al agua y que tenga un factor de protección solar (SPF) de 30 o más. Lo ideal es usarlo media hora antes de la exposición solar, e ir aplicando cada dos horas, incluso en días nublados. Se puede disfrutar de los beneficios del sol sin poner en riesgo nuestra salud, solo hay que tener en cuenta una serie de precauciones básicas y muy sencillas.
2. Si vas a realizar alguna actividad al aire libre o tienes previsto estar expuesto al sol, te recomendamos vestir con colores oscuros y tejidos tupidos. Además, protege especialmente las zonas del cuerpo que normalmente quedan resguardadas, como los empeines de los pies, las orejas o la parte posterior del cuello. Y en cuanto a la cabeza, cúbrela con un sombrero, gorro o pañuelo.
3. Cuando puedas elegir, opta por situarte bajo la sombra en lugar de bajo el sol, sobre todo entre las 12 y las 16 horas.
4. Si observas alguna anomalía o lesión en las autoexploraciones de lunares, deberás pedir cita con tu dermatólogo de inmediato. Y si tienes uno o más factores de riesgo, es conveniente que realices revisiones periódicamente.
5. Poniéndote unas gafas de sol grandes (que cubran totalmente los ojos) lograrás evitar daños oculares. Para que sean eficientes deben tener las siguientes características: protección del 100% frente a los rayos UV, y el certificado de haber superado los controles de la Unión Europea.
6. Evita las cabinas de bronceado. La mayoría de dermatólogos desaconsejan el uso de camas bronceadoras o lámparas de sol, porque emiten rayos UVA, perjudiciales para la salud.
Vigila tus lunares
Aunque la mayoría de pecas y lunares no son peligrosos, hay que protegerse bien la piel en todo momento y, sobre todo, seguir la regla "ABCDE" para detectar la presencia de algún tipo de problema.
1. A de Asimetría. Vigila los lunares que tienen una mitad diferente a la otra.
2. B de Borde. Su contorno es irregular, ondulado o mal definido.
3. C de Color. Si no es uniforme o incluye manchas marrones, negras o rojas.
4. D de Diámetro. Cuidado si mide más de medio centímetro de ancho.
5. E de Evolución. Vigila si un lunar cambia de tamaño, de color o de forma.
En la playa o la piscina: ¡protégete!
Además de todas las medidas de prevención expuestas anteriormente, hay otras que deberás poner en práctica también cuando vayas a la playa o la piscina.
1. No tomes el sol entre las 12 y las 16 horas. Durante las horas centrales del día, los rayos de sol son más fuertes y perjudiciales. Por tanto, sé precavido y evita ir a la playa o a la piscina en esta franja horaria.
2. Protege todo el cuerpo. Es muy importante que, además de utilizar fotoprotector y gafas de sol, todo el cuerpo quede protegido. Te recomendamos que también te apliques un bálsamo labial con bloqueador solar, y un protector facial específico.
3. Bebe agua y come fruta y verdura. Para evitar la deshidratación y contrarrestar el calor, es recomendable beber mucha agua, y consumir frutas frescas o ensalada de verduras.
4. Utiliza sombrilla. Te recomendamos ir a la playa con una sombrilla fabricada con un tejido que contenga un alto nivel de protección frente a los rayos UV. Si no es así, podrías quemarte incluso estando debajo de ella.
5. Ponte 'after sun'. Es muy beneficioso utilizar lociones o cremas «after sun» para mantener la piel hidratada después de tomar el sol.
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Niños y sol: máximo cuidado
El riesgo de cáncer de piel empieza a darse durante la infancia y la adolescencia. Hay que tener en cuenta que una sola quemadura solar grave (con ampollas) sufrida de niño aumenta a más del doble el riesgo de desarrollar un melanoma a lo largo de la vida.
Bebés y niños. La mejor opción es mantenerlos alejados del sol, sobre todo cuando se trata de menores de 6 meses. Cuando salgan al exterior, hay que evitar las horas centrales y, utilizar un protector con filtro solar alto.
En la playa. Es conveniente que se bañen a ratos y, una vez se hayan secado, ponerlos a la sombra o, si van a jugar en la arena, protegerlos con camiseta y gorra. Durante todo el día, deben estar entre una hora y dos al sol como máximo, y siempre protegidos.
El protector ideal. Debemos utilizar un producto específico para niños que sea hipoalergénico y resistente al agua y a la transpiración sin colorantes ni perfumes.
¿Qué hacer en caso de quemadura?
Si tienes alguna quemadura leve por la exposición solar, te recomendamos poner abundante crema hidratante y aplicar gel calmante en la zona afectada. Esto te ayudará a aliviar las molestias y a regenerar la piel.
Además, mientras se mantenga la quemadura deberás cubrir la zona con ropa holgada y evitar exponerla al sol. Si la lesión es más severa y además de la rojez tienes vesículas y ampollas sobre la piel, deberás acudir inmediatamente a un dermatólogo para que, después de examinarte, indique el tratamiento que deberás seguir.
Factores de riesgo del cáncer de piel
Como en el caso del resto de enfermedades, nadie está exento de padecer cáncer de piel, pero existen algunos factores de riesgo que hacen aumentar las posibilidades de sufrirlo.
Te los detallamos a continuación:
Fototipos bajos. El fototipo cutáneo de una persona define su capacidad de reacción ante la exposición solar. Tienen más factores de riesgo las personas con fototipos bajos, de piel clara, ojos claros y cabello rubio o pelirrojo, con facilidad para quemarse y dificultad para broncearse.
Antecedentes. Tener familiares que han sufrido cáncer de piel, así como haberlo padecido nosotras con anterioridad, aumenta su incidencia.
Profesiones al aire. Las personas que trabajan al aire libre con exposición solar diaria, como los pescadores o los agricultores, tienen más riesgo de contraer cáncer de piel.
Presencia de lunares. Es un factor de riesgo la presencia de muchos lunares en el cuerpo, o haber presentado insolaciones y quemaduras violentas.