El Fary, el taxista que llegó a ser rey de la copla de la calle
Feo, bajito, simpático y entrañable, José Luis Cantero sigue siendo un símbolo de la canción española que luchó para hacer realidad su sueño: ser un cantante de éxito

El Fary, posando de taxista en Madrid, ciudad en la que ejerció ese oficio durante siete años.
José Luis Cantero Rada, más conocido por el nombre artístico de El Fary, nació el 20 de agosto de 1937 en Madrid. Fue el quinto de los trece hijos (sólo sobrevivieron seis) de una humilde familia madrileña de origen conquense.
Su padre era un modesto jardinero y su madre, doña Victoria, una entregada ama de casa que sufría lo indecible viendo las penurias económicas que pasaba su familia.
José Luis vivió una infancia difícil en la que, según recordaba en una entrevista, "con 6 ó 7 años cogía una cesta y, con un frío tremendo, me iba a vender churros o a hacer recados. Había tanta necesidad que, una vez, en pleno invierno, cambié el abrigo que había heredado de uno de mis hermanos por un par de barras de pan para llevar a casa".
Un gramófono para trampear el hambre
El artista aseguraba que fue "un tiempo duro, pero lo recuerdo feliz. Lo poco que había se compartía con los vecinos: mi madre hacía rosquillas de más en Navidad para todos y, si había una silla de enea, nos la prestábamos".
Sus padres le inculcaron un sentido de la honradez y del esfuerzo que le dejaron claro que las cosas, en la vida, no llegan porque sí, que hay que ganárselas.
Para ir sorteando aquella vida de estrecheces y hambre en plena postguerra, los padres de José Luis tenían un gramófono "que era lo único que funcionaba en casa" y en el que sonaban a todas horas los discos de El Niño la Huerta y Pepe Pinto. El flamenco distraía de la sensación de vacío en el estómago y servía para aliviar las penas.

Imagen de El Fary de joven.
"La calle ha sido mi Cambridge"
Aunque lo que más le gustaba de pequeño eran los toros, José Luis acabó siendo un amante del cante gracias a la influencia de su madre, sus hermanos y lo que aprendió en las calles del barrio de Las Ventas, en el que se crió.
"De camino a la escuela, mi hermano Alejandro y yo teníamos que pasar por un puente donde los gitanos cantaban y bailaban y allí nos quedábamos, escuchándolos todo el día", recordaba El Fary en una ocasión, haciendo referencia a que fue tan poco a la escuela que llegó a la juventud siendo un completo analfabeto. "La calle ha sido mi Cambridge", solía decir este castizo que era, a la vez, honrado y pícaro.
Con trece años, José Luis empezó a trabajar en un bar sirviendo mesas. "También iba de 'grifo' en el taxi de mi cuñado: le compraba el tabaco, abría las puertas y hasta empujaba el coche porque iba a gasógeno, y así me ganaba unas cuantas propinas."
A los 15 años se empleó como repartidor de fruta a domicilio y era tanto el hambre que pasaba que se comía los plátanos de las cestas que tenía que repartir. Un año después y durante los cuatro siguientes, trabajó como jardinero en Parques y Jardines en la localidad madrileña de Torrejón de Ardoz.

Partida de mus entre amigos: El Fary, José María García, Antoñete y Agustín Rodríguez Sahagún.
Su apodo le viene por imitar a Rafael Farina
Con 17 años se pudo pagar su primer traje y se hizo su primera fotografía, en la que, re-peinado y fumando un cigarrillo, mostraba orgulloso el reloj Kauni que le había traído su hermano de Ceuta.
Con la pasión por el flamenco y la astucia propia de los que han pasado toda clase de apuros, José Luis comenzó a cantar en las verbenas, las romerías y los concursos radiofónicos del franquismo, imitando a Manolo Caracol, Pepe Marchena, Juanito Valderrama y Rafael Farina.
Debido a su facilidad para caracterizar la voz de este último, sus amigos le llamaron 'El Fary', apodo que años después adoptaba como nombre artístico.
Su mítica anécdota con Ava Gardner

El artista posando en la promoción de la serie 'Menudo es mi padre', que le hizo muy popular en 1996.
Al regresar del servicio militar, donde aprendió a leer y escribir, José Luis se sacó la licencia como taxista, profesión que ejerció durante siete años y que le proporcionó numerosísimas anécdotas que, años después, relataba con el gracejo que le caracterizaba.
Por ejemplo, contaba que, cuando tenía 24 años, una noche vio a Ava Gardner que salía de un cabaret madrileño y él, con esa astucia propia de los que han pasado toda clase de apuros, le ofreció llevarla a su hotel. Relataba que ella se sentó delante, la llevó a beber unas copas y a un tablao. Decía que le cantó algunas de sus bulerías y que la acompañó, ya ebria, a su hotel. Aunque con fama de mujeriego, siempre aseguró que con la Gardner "no me comí un rosco".
En los años 60, El Fary era uno de los habituales del bar Calderón, de Madrid, por el que pasaban artistas, cantantes, bailaores y cómicos de la época. Hombre carismático y capaz de contagiar su entusiasmo y optimismo a otros, formaba efímeros grupos y compañías.
"'Dos Flamingos en Tomate' fue el primer grupo que monté. Contratábamos a un representante, que era de lo más malo, la criatura, y llegábamos a los pueblos donde, con suerte, venían a vernos ocho o diez personas". Aquellas aventuras, en las que se dejaba las escasas ganancias que sacaba de un mesón que tenía en el barrio de Bilbao y que fracasó, no duraban más de una semana.
Dejaba casetes con sus canciones en las discográficas

El cantante con el entonces futbolista José Antonio Camacho.
Inasequible al desaliento y convencido de que había nacido para triunfar, de vuelta a Madrid, José Luis grababa sus composiciones en una casete y las llevaba a las discográficas. "Les dejaba una foto y la cinta y, cuando volvía al cabo de tres días, veía que no la habían escuchado, porque yo les ponía una marca", recordaba de sus inicios en el mundo del artisteo.
Entre fracaso y fracaso, uno de sus amigos le dio una idea que a otro, menos entusiasta, le hubiera parecido una locura: "Haz un elepé por tu cuenta, Fary". Sin dudarlo, reunió a sus amigos para que le echaran un cable. "Entre el Currete, Mariano el Balas, el Chatín y yo reunimos 500 pesetas, que nos costó muchísimo".
Con ese dinero, en 1969, editó su primer disco de bulerías y fandangos, que tituló 'Los tres maletillas', con acompañamiento a la guitarra de Felipe Campuzano. El propio Fary se encargó de vender las casetes de ese disco en El Rastro, donde los gitanos se las intentaban cambiar por cualquier cosa.
El triunfo le llegó a finales de los 70

El Fary, José Luis Cantero, con Tony Leblanc y el humorista José Luis Coll.
Para entonces, era padre de dos hijos: Luis, nacido en 1967, de una relación de cuatro años con Juana Rodríguez, y Adela, nacida en 1969, de su unión de ocho años con Pilar de Miguel, y que le hizo abuelo de dos nietas.
Corría el final de los años 60 cuando se ganó su primer salario como cantante, cuando fue requerido para sustituir al mítico coplero Pepe Blanco en una actuación en Pozoblanco (Córdoba).
Meses después, Antonio Molina lo contrató para una gira de dos meses. Pero las discográficas seguían sin confiar en él, así que volvió a endeudarse para meterse de nuevo en el estudio de grabación.
"A ver si alguna vez gano leña y os puedo pagar", les decía a los colegas y cuando "trinqué" les llamé "pa" abonarles, contó una vez este artista campechano.
Pese a que corrían malos tiempos para la copla, al Fary le llegó el triunfo a finales de los 70, gracias a un puñado de éxitos que le llevaron como a un novillero, de plaza en plaza, con sus letras conocidas y coreadas por unos espectadores que le sentían cercano.

El Fary el cantante cantando una canción.
Pero fueron los expositores de casetes de las áreas de servicio de las gasolineras las que fueron desgranando un rosario de ventas millonarias. Muchos coches en España llevaban detrás un "carro-Fary", una figurita de goma que representaba al artista cantando por bulerías. Así, las letras de 'El bichito del amor', 'Amor secreto', 'Paloma que pierde el vuelo', 'El pasodoble Antoñete' o 'Torito guapo' calaron en el cancionero popular.
No perdió nunca su talante humilde y leal

El Fary, José Luis Cantero, con el también cantante Manolo Escobar.
Considerado como un nuevo valor de la música española y sucesor de Manolo Escobar, en 1982 había sacado el disco 'Amantes de la noche', con el que fue triple disco de platino.
En aquel momento, las discográficas ya no tenían ninguna duda de que El Fary era un "buen producto". Tan larga espera antes de consagrarse como artista le sirvió a El Fary para no perder nunca su talante humilde y leal.
"La popularidad no me ha cambiado la vida porque jamás me he ido de mi entorno", aseguraba este artista que camuflaba su baja estatura usando altos botines y se reía con sus ojos achinados con el chascarrillo de "eres más feo que El Fary comiendo limones". Se declaraba loco por el mus, que jugaba habitualmente con Agustín Rodríguez Sahagún, José María García y Antoñete.

El Fary, luciendo sin problemas sus altísimos botines.
El gran éxito de la serie "Menudo es mi padre"

Fiesta de presentación de la película "Torrente 3". José Mota, el director Santiago Segura, Tony Leblanc y El Fary, José Luis Cantero.
Habitual en los programas de variedades de todas las cadenas de TV, en los 90 siguió grabando discos como 'Dédicate una hora', 'Tu piel', 'Tomillo, romero y jara', 'Mujer de seda', 'Tumbalero', 'Menudo es el Fary' o 'Calle calvario'.
Su popularidad entre la gente de la calle, que lo consideraba casi como un héroe, le llevó a trabajar como actor. En 1996, en la serie 'Menudo es mi padre', de Antena 3, hizo un papel a su medida: un taxista con muchas penurias que superar.
Su mujer y su hijo, sus grandes apoyos

El Fary, José Luis Cantero, con su hijo Javi y su esposa Conchi.
En 1998, su primogénito, Luis, con problemas de drogadicción, fue a prisión por un delito de tráfico de estupefacientes.
Aquel mismo año, El Fary triunfó con 'Apatrullando la ciudad', tema de la taquillera película 'Torrente, el brazo tonto de la ley', de Santiago Segura, quien, gran admirador del cantante, le ofreció un papelito en 'Torrente 3'.
En el 2000, creó su propio sello 'Carabirubí' para lanzar 'Sin trampa ni cartón'.
Retirado tras haber sacado 34 álbumes, se centró en los últimos años en producir nuevas promesas como su hijo, Javi Cantero, con su tema 'Cuanto más acelero' y la niña Melody y su "baile del gorila".
Tras ser operado de un tumor de vejiga, en enero del 2003 se casó con Conchi, la mujer con la que encontró la estabilidad y la tranquilidad en su chalet de la localidad madrileña de Villaviciosa de Odón, en el que tenía jardín y huerto. Enfermo de cáncer de pulmón, falleció el 19 de junio de 2007 en un hospital de Madrid.