Teresa Rabal nos cuenta cómo es su vida a los 70 años
La actriz está centrada actualmente en su carrera interpretativa. Repasamos con ella su intensa vida
A sus 70 años, a Teresa Rabal no se le pasa por la cabeza jubilarse. La hija de los desaparecidos Paco Rabal y Asunción Balaguer es una mujer con una fortaleza extraordinaria, heredera del fuerte carácter de su padre y de la bondad, la sencillez y el amor hacia la profesión de actriz de su madre.
Teresa nos dice que "sigo trabajando en la interpretación, pero ya no canto ni hago galas. Acabo de estrenar una película que se llama “Tin y Tina” , en la que por primera vez en mi vida interpreto el papel de una monja, entre dulce y malvada. Me apetecía mucho hacerlo".
Aquí puedes ver el tráiler:
PRONTO: De malvada tienes poco…
TERESA RABAL: Ja, ja, ja, bueno, a mi edad, ya era hora de ser un poquito mala.
P.: Han pasado más de 60 años desde que debutaste como actriz.
T.R.: Era una cría de 9 años y Luis Buñuel me dio la oportunidad de interpretar un pequeño papel en su película "Viridiana". En el rodaje me sentía como en casa, porque Buñuel era nuestro "tío", siempre estaba en nuestro piso y era intimísimo de mi padre, igual que el actor principal, Fernando Rey.
"Mis años en el circo fueron muy gratificantes"
P.: Aquellas reuniones eran míticas.
T.R.: Podías encontrarte a todo el mundo del artisteo, desde Lola Flores a Fernando Rey, Buñuel, eran citas interminables, que duraban hasta la madrugada, charlas exquisitas y que rezumaban cultura. Mi hermano, Benito, y yo no entendíamos algunos temas, pero luego mi padre nos los explicaba.
P.: ¿Cómo reaccionaron tus padres al saber que querías seguir sus pasos artísticos?
T.R.: Se emocionaron mucho, se echaron a llorar los dos. Fue un momento muy bonito. Desde pequeña interpretaba las obras que montaba en casa mi padre, se inventaba historias que representábamos ante la familia.
P.: A Carlos Larrañaga y María Luisa Merlo les debes tu gran debut teatral.
T.R.: Fue en "Vidas privadas", de Noel Coward, una obra con la que recorrimos toda España y tuvimos un gran éxito. Me machaqué en los ensayos, pero fue un aprendizaje maravilloso. A Carlos le quise mucho y María Luisa es como mi hermana.
P.: ¿Dónde conociste al que fue tu marido, Eduardo Rodrigo?
T.R.: Por mediación de mi tío, Damián Rabal, que era su representante. Fue un flechazo. Nos fuimos a vivir juntos enseguida y nos casamos dos años después, el 1 de mayo de 1977.
P.: Tu padre no veía con buenos ojos esa relación.
T.R.: Pero fue solamente al principio. Ten en cuenta que los dos eran compañeros de juerga. Con el paso del tiempo, Eduardo se ganó a toda mi familia porque tenía un corazón de oro y era tremendamente familiar.
P.: De hecho, él fue el responsable de la etapa de tu carrera que dedicaste al público infantil.
T.R.: Sí, fue cuando en España se hacía el cine de desnudos, con unos guiones espantosos e incluso violentos. Mi marido, Eduardo, me preguntó: "¿Qué prefieres grabar, un disco con textos de poetas españolas o uno infantil?". Y me decanté por lo segundo. Fue un exitazo. Una etapa muy fructífera, con canciones como el "Veo, veo" o "Me pongo de pie y me vuelvo a sentar". Son temas que siguen cantando los niños porque los aprendieron de sus padres.
P.: Y llegó tu popular carrera en el circo.
T.R.: Nuestro circo funcionaba de miedo, fueron unos años muy gratificantes, lo que pasa es que era una paliza de trabajo horrorosa. Tres funciones diarias y cinco en la Feria de Sevilla.
P.: Fue el primer circo de España en montar un colegio dentro para los hijos de los empleados.
T.R.: Efectivamente, una gran idea. Fuimos los impulsores para que luego pusieran colegios en todos los circos.
P.: ¿Por qué cerraste el negocio?
T.R.: Estaba agotada.
"No me siento sola, tengo a mis hijos y a mis nietos"
P.: ¿Antes de tu marido hubo algún otro hombre en tu vida?
T. R.: No, él fue mi primer y gran amor, el hombre de mi vida. Estuvimos juntos 45 años. Y le sigo echando de menos cinco años después de su muerte. Hacíamos todo juntos, estábamos tan unidos que su muerte fue un mazazo terrible. Tenía un problema de pulmón, pilló una neumonía y estuvo 20 días en coma. Salió de ese trance y vivió dos años más, con oxígeno y muy mal, y no pudo superar la enfermedad.
P.: Lo cuidaste con una gran fortaleza a pesar de que sufrías un duro cáncer de mama.
T.R.: Sí, estaba con sesiones de quimioterapia y trabajando al mismo tiempo. Imagínate. Lo pasé muy mal, pero aquello me dio fuerzas para no dramatizar mi enfermedad. Eso sí, fueron cuatro años espantosos. Me han dejado mella, sufrí mucho, pero he tenido una vida tan feliz y tan rica que prefiero quedarme con lo bueno. Mi hijo, Luis, es músico y su hermana, María, directora de "casting".
P.: ¿Te duele la soledad?
T.R.: No me siento sola, tengo a mis hijos y a mis nietos, pero me falta Eduardo… Me dejó un vacío en el corazón imposible de llenar.