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Antonio González y Lola, con su primogénita, Lolita.

Antonio González y Lola, con su primogénita, Lolita.

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La vida artística de Lola Flores se consolidó en América, de donde regresó a España convertida en estrella y dispuesta y preparada para triunfar en el amor, algo que hizo cuando Antonio González, “el Pescaílla”, se cruzó en su camino.

En abril de 1952, Lola Flores aterrizó en México, con su familia, y de la mano del productor de cine Cesáreo González, que fue quien vio todo su potencial y le puso encima de la mesa un contrato de 6 millones de pesetas y algunos suculentos regalos en forma de brillantes para convertirla en una estrella. ¡Y vaya si lo hizo!

Diez películas y fama internacional

Desde el cuartel general que estableció en México, la artista jerezana no paraba de viajar, yéndose de gira por toda Latinoamérica y regresando al país azteca para hacer cine. Diez películas protagonizó esos años, entre ellas “¡Ay pena, penita, pena!”, “Lola Torbellino”, “Limosna de amores”, “La gitana y el charro” o “La Faraona”, su apodo, que nació en México, a causa de sus rasgos egipcios, y que se quedaría para siempre grabado en el imaginario colectivo.

En América, Lola se sentía libre. Y después de su tormentosa relación con Manolo Caracol, empezó a disfrutar del amor. No dejó pasar las oportunidades que se le pusieron por delante, dejando una profunda huella en el corazón de auténticos “latin lovers” como Ricardo Montalbán, con quien vivió un tórrido romance que fue objeto de los cotilleos y titulares más sonados del momento.

Carmen Flores, Carmen Sevilla, el productor Cesáreo González y Lola.

Carmen Flores, Carmen Sevilla, el productor Cesáreo González y Lola.

Debilidad por los futbolistas

Durante un viaje a Venezuela, se enamoró del futbolista Biosca cuando, tras un partido, él fue al teatro a conocer a Lola y posteriormente salieron a bailar. Vivieron un amor apasionado y, en uno de sus regresos a España, en Barcelona, se siguieron viendo de forma furtiva hasta que él rompió con ella.

Después conquistaría su corazón otro futbolista, Coque, del Atlético de Madrid. Este idilio fue más polémico, pues él tenía una novia que acabó siendo su esposa. Sin embargo, incapaz de olvidarla, el deportista volvió a verse con Lola. Su historia acabó en los tribunales, porque la esposa los denunció.

Regreso a España y reencuentro con el Pescaílla

Cuando regresó a España, Lola decidió montar su propio espectáculo y así fue como se reencontró con el guitarrista Antonio González, “el Pescaílla”.

Pero sus inicios en el amor no fueron fáciles. Él estaba saliendo con una bailaora y ya había dejado a otra, que le había convertido en padre de su primera hija. Así que tuvieron que esquivar muchos obstáculos hasta conseguir que su historia de amor se convirtiera en una de las más bellas de la historia del espectáculo de nuestro país.

El cuarto capítulo completo del coleccionable de la vida de Lola Flores, en tu Revista Pronto. 

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