El pasado 1 de mayo, Magdalena Mucutuy tendría que haber comenzado una nueva vida. Dejaba, acompañada por sus cuatro hijos, su pueblo en la amazonia colombiana para reunirse con su marido en Bogotá.Pero ni el destino ni la selva quisieron que Magdalena viese cumplido ese sueño. A las 7.45h del fatídico día, el avión de Avianline en el que viajaba con Lesly, de 13 años, Soleiny, de 9, Tien, de 4, y Cristin, de uno, se precipitó y cayó entre las copas de los árboles de una selva tan tupida que, simplemente, lo engulló. Luego, el silencio.