La mayoría de los deportistas de élite disfrutan presumiendo de sus propiedades, sus fiestas, sus amistades... Pero Rafa Nadal es una excepción. Su padre, Sebastián, le inculcó la humildad desde muy joven y sus sabias palabras siguen siendo el «leit motiv» del tenista, de 33 años.
De ahí que a nadie le haya extrañado que la pareja haya decidido casarse igual que ha llevado su noviazgo: en la más absoluta intimidad. Ahora que ya son marido y mujer, el tenista y su flamante esposa empezarán a hacer planes de futuro. Él, consciente de que le queda poco en los circuitos profesionales, quiere empezar a dedicarle más tiempo a su familia y a sus aficiones y, posiblemente, no tarde demasiado en ser papá. Pero, mientras ese día llega, el matrimonio se centrará en sus inversiones (hoteles, restaurantes...) y en la Fundación Rafa Nadal, uno de los grandes orgullos del tenista, donde Mery tiene un papel clave.
¿Todavía no conoces su maravillosa historia de amor? Te la mostramos en este vídeo.