Cuidado con los golpes de calor: cómo prevenirlos y detectarlos a tiempo
Cualquier persona puede padecerlo y los riesgos para la salud son muy elevados, por eso es importante aprender a reconocerlo y tomar medidas que ayuden a evitarlo
Además de usar crema solar, puedes protegerte del sol y del calor con gorras, pañuelos, sombrillas, etc.
Sección coordinada por la doctora María José Peiró, especialista en Medicina Familiar, con más de 10 años de experiencia tanto en el ámbito público como privado. Máster en nutrición y dietética
El número de olas de calor se ha duplicado en España en la última década y las previsiones anuncian que este verano será más cálido de lo normal, lo que favorece y agrava los golpes de calor. Cualquier persona puede sufrirlos y no hace falta estar expuesto a temperaturas muy elevadas durante mucho rato, ya que por encima de los 33 ºC ya existe el riesgo. Cada año mueren en España unas 1.300 personas a consecuencia de ellos, según el Instituto de Salud Carlos III.
Medidas para evitar el golpe de calor
Cuando la temperatura exterior sube, el cuerpo tiene que esforzarse para mantener una temperatura interna de aproximadamente 37,5 °C. Podemos ayudarle con las siguientes recomendaciones:
Protegerse del sol. Se debe evitar la exposición entre las 12 y las 16 horas y usar crema solar. No se recomienda llevar ropa ajustada ni telas que retengan el calor y tampoco es buena idea quitarse la camiseta, ya que ésta retiene la humedad, necesaria para la autorregulación.
Limitar el ejercicio. En días muy calurosos, hay que evitar hacer ejercicio, aunque sea en la sombra. Si eres deportista, reduce la intensidad e introduce pequeños cambios en tu rutina de entrenamiento, como hacer ejercicio cerca del agua y salir a entrenar durante la tarde-noche.
Vigila especialmente si haces deporte en verano.
Medir la tensión. Sobre todo si se toman fármacos hipotensores como los diuréticos que pueden agravar la deshidratación y llevar a una bajada de la tensión, ya que el calor también la baja.
Beber mucha agua. Se recomiendan unos 2 litros al día (las necesidades varían según la actividad, la climatología, si se sufre alguna enfermedad...). La sequedad en la boca, el pulso acelerado o la desorientación son síntomas de deshidratación.
Cuidar a los grupos de más riesgo. Además de quienes trabajan al aire libre, hay que extremar las precauciones con niños, personas mayores (presentan menor sensación de sed y la calman con menos cantidad de líquido), personas con diabetes, con enfermedades cardiovasculares y con demencia que dificulta que sean conscientes del calor.
Hay que extremar las precauciones con los bebés y niños pequeños, ya que su cuerpo tiene una menor capacidad para regular su temperatura.
En casa. Se deben cerrar las cortinas y las persianas de las habitaciones en las que dé el sol y usar un ventilador o abrir todas las ventanas para que circule el aire (esto último evitarlo si la temperatura exterior es más alta). Estas recomendaciones servirán también para rebajar la temperatura en el dormitorio: por la noche no se deberían superar los 20 grados para facilitar el descanso.
En el coche. No permanecer dentro de un vehículo parado, aunque las ventanillas estén abiertas, especialmente bebés, personas mayores y animales (con una temperatura exterior de 35 ºC, el vehículo puede llegar a alcanzar 55 ºC). En los desplazamientos, se debe llevar agua fresca.
Hay que vigilar en los viajes en coche.
Signos de alarma
Es importante saber reconocer los síntomas del golpe de calor para evitar complicaciones. El dolor de cabeza intenso, la fatiga o la diarrea pueden dar la alarma, pero también:
Sudor excesivo. Los vasos sanguíneos se dilatan y empezamos a sudar para expulsar ese calor y mantener una temperatura interna óptima. El sudor enfría la piel, que se va refrescando y la temperatura corporal desciende, pero también hace que perdamos muchos líquidos.
Calambres. Aparecen por la pérdida excesiva de sales minerales debido a que se suda mucho.
Agotamiento. Debilidad, fatiga, confusión son síntomas frecuentes. En estos casos, la temperatura corporal suele ser menor de 38 ºC. Fiebre. Superar los 40ºC es el primer síntoma grave.
Piel caliente y sin sudor. Tras la fiebre, es la segunda fase en el golpe de calor. Es lo que se conoce como anhidrosis: la persona afectada está muy caliente, pero no suda y, por tanto, no refresca la piel y eso hace aumentar aún más la temperatura corporal.
Pérdida de conciencia. Sucede en los casos más graves. Hay que tener en cuenta que si el golpe de calor no se controla a tiempo, puede desembocar en un desmayo, un colapso cardiorrespiratorio, convulsiones o incluso coma.
vida sana
Cómo actuar en estos casos
Parar a tiempo. Al primer síntoma, hay que cesar la actividad y descansar en un lugar fresco hasta recuperarse.
Bajar la temperatura. Si atiendes a otra persona, colócala en posición semisentada para favorecer la respiración. Se puede intentar bajar la temperatura corporal abanicándola o colocándole paños de agua fría en las muñecas y en la nuca.
Hidratar. Procura que beba agua a pequeños sorbos. Hay que evitar las bebidas azucaradas o con cafeína.
Primeros auxilios. Si la persona ha perdido el conocimiento, se aconseja tumbarla con las piernas levantadas para facilitar la circulación y llamar a emergencias.
Esperar a los servicios médicos. Si la persona afectada sufre convulsiones, mientras esperamos que llegue la asistencia médica, hay que colocar algún objeto blando (ropa, cojín, etc.) debajo de su cabeza para evitar que se golpee contra el suelo. No hay que dejarla sola en ningún momento hasta que lleguen los sanitarios.
Verdades y mentiras sobre los golpes de calor
¿Qué hay de cierto y qué no en algunas creencias sobre este tema? Nos detenemos a analizarlas.
Además de beber agua, la dieta puede ayudar
Verdadero. Se recomienda dar prioridad en los menús veraniegos a frutas y verduras por su poder hidratante (en el melón o la sandía, una tajada mediana equivale a un vaso de agua) y aprovechar que con el calor apetece más tomar ensaladas, sopas frías y fruta fresca, que contribuyen a refrescarnos y protegernos así de los golpes de calor. Hay que evitar el alcohol porque, aún siendo un líquido, favorece la deshidratación, ya que su consumo bloquea la hormona antidiurética ADH, y hace que se elimine más agua a través de la orina. Las comidas copiosas también perjudican, ya que la sangre se desplaza desde todo el cuerpo hacia el aparato digestivo para ayudar en la digestión y baja la tensión.
Las personas que sudan más son más propensas
Falso-Verdadero. El problema no es tanto la pérdida de líquidos –aunque durante una hora de trabajo pesado en tiempo caluroso, el cuerpo puede sudar fácilmente un litro de agua–, sino reponerlos y también compensar las sales minerales que se eliminan mediante la sudoración tomando, por ejemplo, una bebida isotónica.
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Al inicio del verano hay más riesgo
Verdadero. El aumento de afectados y de muertes ocurre principalmente en las primeras 24 horas de una ola de calor. La razón es que nuestro organismo no ha tenido tiempo de aclimatarse y nos pilla "desprevenidos". Hacen falta entre 9 y 12 días para que una persona se acostumbre al calor. En cambio, conforme avanza el verano, nos habituamos a las altas temperaturas y las soportamos mejor también porque ya hemos tenido tiempo de adquirir hábitos adecuados.
El golpe de calor es lo mismo que una insolación
Falso. La insolación ocurre cuando la persona permanece mucho tiempo expuesta al sol. En cambio, el llamado golpe de calor puede llegar en cualquier lugar con altas temperaturas, estés expuesto o no directamente al sol. La primera se caracteriza por el enrojecimiento de la piel, dolor de cabeza, fiebre por aumento rápido de la temperatura del cuerpo, y además, puede comportar otros riesgos para la salud como quemaduras de 2º o 3º grado o el aumento del riesgo de infección por las quemaduras. De hecho, la insolación puede ser la causa que da lugar a un posterior golpe de calor.