Cómo reducir el riesgo de ahogamiento: consejos que salvan vidas
Los ahogamientos son la segunda causa de muerte accidental en menores después de los accidentes de tráfico. Evitarlos puede estar en tus manos

Solemos considerar el agua como un entorno lúdico, lo que no siempre nos hace ser conscientes del peligro que este medio puede suponer. Pero, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), se producen 372.000 muertes al año en todo el mundo por ahogamientos y el Primer Informe Nacional de Ahogamientos de Menores señala que éstos constituyen la segunda causa de muerte por accidente en niños siendo los más afectados los menores de 6 años (el 70% de los casos).
Medidas y normativas que ayudan a prevenir los ahogamientos

Evitar estos sucesos es posible y depende tanto de factores individuales como de políticas y normativas públicas que eduquen a la población y contribuyan a reducir su incidencia.
Poner barreras que impidan el acceso al agua. Es una de las primeras recomendaciones que recoge sobre este tema la OMS, ya que cuatro de cada cinco accidentes de este tipo en menores tienen lugar en entornos acuáticos no vigilados. La obligatoriedad de vallar el perímetro de las piscinas privadas podría reducir más de la mitad de estas muertes al evitar que un niño que no está bajo la supervisión de un adulto caiga en ellas movido por la curiosidad o la intención de coger un objeto que está flotando. Conviene que estas barreras sean de unos 1,20 metros de altura, que el menor no pueda escalarlas y que incluyan un cierre de seguridad que no pueda abrirse fácilmente y sea revisado regularmente.

Para bañarte, elige espacios supervisados, respeta la prohibición si está la bandera roja y extrema las precauciones cuando ondea la amarilla.
Divulgar las normas de seguridad en el agua. Permite que las personas tomen conciencia de los riesgos de bañarse en el mar, ríos y otras zonas acuáticas, se familiaricen con los significados de las banderas en las playas, el efecto de las corrientes, etc.
Vigilancia en los entornos acuáticos. Debe haber un socorrista para atender cualquier emergencia. Si no lo hay, mejor bañarse en compañía o no hacerlo. En cualquier caso, evita siempre los baños en pozas, pantanos y otros entornos desconocidos.
Cómo cuidar a los niños cuando están cerca del agua

Mantenlos cerca. Un niño de menos de un año puede ahogarse en tan sólo 20-30 segundos y en unos pocos centímetros de agua. Por eso, es fundamental estar siempre pendiente de los bebés y de los menores, no sólo cuando están en la piscina o en el mar, sino incluso cuando están en la bañera o piscinas pequeñas, cerca de una fuente, un jacuzzi, etc. Sobre todo si el niño no sabe nadar, debe mantenerse a la distancia de nuestros brazos para que podamos actuar rápidamente en cualquier momento mientras juega. Esto debe respetarse incluso si hay un socorrista cerca.
Limita las distracciones. Los ahogamientos se producen de forma rápida y silenciosa. De ahí que cualquier distracción como hablar, estar pendiente del móvil, leer, ir a abrir la puerta, trabajar en el jardín, etc., suponga un peligro. Pacta siempre quién está a cargo de la vigilancia del menor cuando éste se baña o está cerca del agua.

Los niños han de llevar un dispositivo que asegure su flotabilidad, adaptado a su edad y de su talla, además de permanecer bajo vigilancia.
Evita las bebidas alcohólicas. Producen una falsa sensación de seguridad que nos hace estar menos atentos.
Familiariza a los niños con el medio lo antes posible para que sepan flotar y enséñales a nadar a una edad temprana. Así se evitan accidentes al ayudarles a desenvolverse mejor en este entorno.
Utiliza las herramientas de flotación adecuadas. Los flotadores y colchonetas dan una sensación de estar a salvo que puede resultar peligrosa. No hay que olvidar que en el mar pueden ser arrastrados hacia dentro o permitir que el niño quede con la cabeza bajo el agua. En espacios acuáticos, como lagos o ríos, o cuando nos subamos a una barca, se deben utilizar chalecos salvavidas homologados de la talla adecuada para que queden bien ajustados. A pesar de estas medidas, mantén siempre la prudencia.
Qué hacer ante una emergencia por ahogamiento

Para ayudar a alguien que se está ahogando, llama a Emergencias –teléfono 112–. Intenta acercarle un salvavidas o algo que le permita mantenerse a flote o arrastrarlo fuera del agua (cuerda, palo, etc.).
Si la persona ha perdido el conocimiento, necesitará que alguien nade hasta donde está para poder acercarla a la orilla. En este trayecto se ha de tener en cuenta que la cabeza y vías áreas han de quedar fuera del agua. No intentes rescates peligrosos y, una vez en tierra, evita los movimientos bruscos, ya que puede haber lesiones. Si la persona respira, ponla de lado. Si no lo hace, practica maniobras de reanimación cardiopulmonar o aprieta con fuerza el centro del tórax a un ritmo de 100 compresiones por minuto hasta que llegue la ayuda médica.
Cuando la corriente te lleva, procura nadar en paralelo a la playa y, en cuanto sea posible, vuelve a intentar acercarte a la orilla. Alerta a alguien y, mientras llega la ayuda, ponte de espaldas, déjate flotar y mueve solo las piernas para desplazarte. De esta manera evitarás sobreesfuerzos y ahorrarás energía.
Otros consejos para disfrutar del agua sin riesgos

Se estima que en España mueren unas 300 personas cada año por ahogamiento, algo que se puede evitar.
No te saltes las reglas y te bañes en lugares donde no está permitido. La bandera verde significa baño sin peligro, la amarilla que tienes que extremar las precauciones si te sumerges y la roja que está prohibido bañarse. Sigue las instrucciones del socorrista y no realices actividades o juegos que conlleven un riesgo como correr, saltar o empujar cerca del borde de la piscina.
Sé consciente de tus limitaciones. Aunque seas un buen nadador, sé precavido. En el mar puede haber corrientes o cambios meteorológicos que dificulten tu regreso a la orilla. Los hombres se ahogan dos veces más que las mujeres y algunos estudios señalan que es por su tendencia a prácticas más arriesgadas.

Tirarse de cabeza conlleva muchos peligros.
Evita los baños nocturnos y más si has tomado alcohol. No hay visibilidad y, si necesitas ayuda, nadie podrá socorrerte.
No te tires de cabeza. Es una de las causas más frecuentes de lesión medular, lo que también puede acabar en ahogamiento. De hecho, los traumatismos suponen casi un 8% de la mortalidad total de éstos. Evítalo sobre todo si no conoces la profundidad ni el lugar.

Enseña a tus hijos que el agua, además de divertida, puede suponer riesgos. Por ello deben avisarte antes de bañarse para que podáis estar pendientes.
Mejora el nivel de natación. Los expertos señalan que habría que mejorar las capacidades natatorias de jóvenes y adultos y que la natación fuera una asignatura. Ser capaz de nadar 200 metros seguidos reduciría las muertes en el agua.